Santos del día 7 de abril
No se celebra hoy, porque hay una celebración de mayor rango (Martes Santo, solemnidad)
Memoria de san Juan Bautista de la Salle, presbítero, que en Reims, en la región de Normandía, en Francia, se dedicó con ahínco a la instrucción humana y cristiana de los niños, en especial de los pobres. Instituyó la Congregación de Hermanos de las Escuelas Cristianas, a causa de lo cual soportó muchas tribulaciones, si bien fue merecedor de gratitud por parte del pueblo de Dios.
Conmemoración de san Hegesipo, que vivió en Roma durante los pontificados de Aniceto y Eleuterio, y con estilo sencillo escribió una historia de los hechos eclesiásticos, desde la Pasión del Señor hasta su tiempo.
En Alejandría, de Egipto, san Pelusio, presbítero y mártir.
En Pentápolis, en Libia, santos mártires Teodoro, obispo, Ireneo, diácono, Serapión y Ammonis, lectores.
En Pompeiópolis, de Cilicia, san Caliopio, mártir.
En Sinope, del Ponto, doscientos santos soldados mártires.
En Mitilene, en la isla de Lesbos, san Jorge, obispo, que en tiempo del emperador León el Armenio tuvo que padecer mucho por la defensa del culto de las sagradas imágenes.
En el monasterio de Crespin, en la región de Hainaut, san Aiberto, presbítero y monje, que diariamente, después de la salmodia, de rodillas o postrado recitaba todo el salterio y comunicaba la divina misericordia a los penitentes que acudían a él.
En el monasterio Premonstratense de Steinfeld, en Alemania, san Hermanno José, presbítero, que brilló por su delicado amor para con la Virgen María, y celebró con himnos y cánticos su devoción hacia el divino Corazón de Jesús.
En York, en Inglaterra, san Enrique Walpole, de la Orden de la Compañía de Jesús, y beato Alejandro Rawlins, presbíteros y mártires, que bajo la reina Isabel I fueron encarcelados y cruelmente maltratados por ser sacerdotes, tras lo cual alcanzaron la corona eterna al ser finalmente ahorcados y descuartizados.
En Worcester, también en Inglaterra, beatos mártires Eduardo Oldcorne, presbítero, y Rodolfo Ashley, ambos religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús, que ejercieron clandestinamente el ministerio durante muchos años, pero finalmente, acusados de tomar parte en un complot contra el rey Jacobo I, fueron encarcelados, torturados y después descuartizados vivos.
En Cochinchina, san Pedro Nguyen Van Luu, presbítero y mártir, que en tiempo del emperador Tu Duc fue condenado a muerte y subió alegre al patíbulo.
En el lugar de Dongerkou, en China, beata María Asunta Pallotta, virgen del Instituto de Hermanas Franciscanas Misioneras de María, que, dedicada a cargos humildes, trabajó por el reino de Cristo de forma sencilla e ignorada.
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