sábado, 1 de agosto de 2020

Imitación de Cristo (Consejos útiles para la vida espiritual)

PARTE PRIMERA
CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL.



Capítulo VII
HUIR DE LA
 ESPERANZA INFUNDADA Y LA SOBERBIA.


1. Está vacío el que pone su confianza en las personas o las cosas creadas. No te avergüences de servir a los demás por amor a Jesús y aparecer ante ellos como pobre. No te sostengas en ti mismo sino pon en Dios tu esperanza. Haz lo que esté de tu parte y une tu buena voluntad a la de Dios. No confíes tanto en tu ciencia o en la astucia de algún otro sino más bien en la gracia de Dios que ayuda a los humildes y desecha a los presumidos.

2. No te engrías por tus posesiones o amistades poderosas confía sólo en Dios que todo lo otorga y desea darse Él mismo a nosotros. No te coloques sobre los demás por tu prestancia o belleza física que una pequeña enfermedad puede destruir y sepultar. No te contentes tanto de tu propia habilidad e ingenio no vaya a ser que descontentes a Dios verdadero dueño de todo lo que posees.

3. No pienses que eres mejor que otros, no vayas a aparecer peor ante Dios, que conoce muy bien cómo es cada uno. No te ensoberbezcas por tus buenas acciones, ya que el criterio de Dios es distinto del nuestro y a veces lo que está bien a los demás no le parece suficiente a Él. Si tienes algo bueno cree que es mejor lo ajeno, conservándote así humilde. No te hace ningún daño colocarte al último en cambio puede ser muy dañino ponerse por delante de uno solo. Con el humilde está la paz, en el autosuficiente hay celos e indignación con frecuencia.


Capítulo VIII
CUIDAR LA INTIMIDAD
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1. "No le abras tu corazón a cualquiera" (Eclo 8, 22), sino comunícate con los sabios y respetuosos de Dios. Con los inexpertos y extraños procura estar poco, con los ricos no seas adulón ni goces presentándote con los magnates; con los piadosos y equilibrados procura conversar y trata con ellos de lo que contribuya a tu edificación. No tengas intimidad con mujeres desconocidas pero ruega a Dios que las haga buenas. Vive íntimamente con Dios y sus amigos y evita las novedades.

2. A todos hay que querer pero no es conveniente intimar con todos. A veces admiramos a quienes no conocemos pero el contacto con ellos hace que brillen menos. Pensamos agradar a las personas con nuestra conversación y empezamos enseguida a molestarlas cuando descubren en nosotros tantos defectos.

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