martes, 4 de agosto de 2020

Imitación de Cristo (Consejos útiles para la vida espiritual)

PARTE PRIMERA
CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL.



Capítulo XI
ADQUIRIR LA PAZ Y
 ESFORZARSE POR MEJORAR.


1. Podremos tener mucha paz si no nos andamos metiendo con los dichos o hechos ajenos que no nos pertenecen. ¿Cómo es posible que permanezca en paz el que se inmiscuye en asuntos de otros, se interesa por exterioridades y poco o rara vez se recoge en sí mismo?. Felices los sencillos porque tendrán mucha paz.

2. ¿Por qué razón muchos santos fueron tan perfectos y dados a la contemplación?. Porque continuamente se preocuparon de mortificar en ellos mismos los deseos deshonestos; por tanto, pudieron adherirse a Dios de todo corazón ocupándose  entonces libremente del propio aprovechamiento. Nosotros somos poseídos por las propias pasiones y solicitados  excesivamente por cosas pasajeras. Rara vez vencemos un vicio por completo, ni nos alentamos para perfeccionarnos cada día, por lo que permanecemos tibios y hasta fríos.

3. Si estamos nosotros mismos perfectamente mortificados y por dentro poco comprometidos podemos saborear las realidades divinas y experimentar en cierta forma la contemplación del cielo. Nuestro total y máximo impedimento es que no somos libres de pasiones y deseos deshonestos y no nos esforzamos por ingresar en el perfecto camino de los santos. Cuando nos ocurre una pequeña adversidad muy pronto nos desanimamos y regresamos a los consuelos humanos.

4. Si nos esforzáramos por mantenernos de pie en la batalla como seres enérgicos veríamos pronto llegar sobre nosotros desde el cielo, el auxilio de Dios. Él está preparado para venir a ayudar a los que están seguros y confían en su gracia. Si solamente en el cumplimiento exterior ponemos nuestro progreso religioso pronto llegará el fin de nuestra devoción. Apliquemos el hacha a la raíz y purificados de nuestras pasiones seamos dueños, en paz, de nuestra propia mente.

5. Si cada año extirpamos uno solo de los defectos pronto nos convertiremos en seres perfeccionados. Pero reconocemos con frecuencia que sucede al contrario porque vemos que fuimos mejores y más puros al comienzo de nuestra conversación  que después de muchos años de compromiso con Dios. El entusiasmo y aprovechamiento diariamente debería aumentar pero ahora parece gran cosa si alguien conserva un poco del primer fervor. Si al principio ponemos un poco de energía después todo lo podremos llevar a cabo con facilidad y alegría.

6. Cosa seria es dejar lo acostumbrado y más serio es ir contra la propia voluntad. Pero si no vences lo pequeño y débil ¿cuándo superarás lo más difícil?. Resiste desde el inicio tus malas inclinaciones y abandona tus perversas costumbres no sea que poco a poco te conduzcan a mayores problemas. Si te dieras cuenta de cuánta paz adquirirías y qué alegría proporcionarías a los demás conduciéndote adecuadamente, pienso que serías mucho más cuidadoso con tu aprovechamiento espiritual.


Capítulo XII
UTILIDAD DE LAS ADVERSIDADES
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1. Es conveniente para nosotros que de vez en cuando soportemos algunas molestias y contrariedades, porque frecuentemente retraen al ser humano a su propio corazón para que reconozca que vive como exiliado y no sustente su esperanza en alguna realidad creada. Es bueno que a veces padezcamos contradicciones y que se opine mal e imperfectamente de nosotros incluso cuando actuamos bien y esforzadamente, todo esto ayuda a la propia humildad y nos defiende de la vanagloria. Entonces invocamos a Dios mejor como testigo íntimo cuando somos denigrados externamente por los otros y no se toma en cuenta nuestro testimonio.

2. Por eso debería cada uno afirmarse de tal manera en Dios que no fuera más necesario para él buscar consuelos humanos. Cuando la persona de buena voluntad sufre tribulaciones y tentaciones o se aflige por los malos pensamientos entonces reconoce que necesita más que nunca a Dios y experimenta que sin El, nada bueno posee. Entonces se entristece, gime y ora por las miserias que padece. Entonces se hastía del diario vivir y prefiere que venga la muerte para liberarse y estar con Cristo (Flp 1, 23). Entonces, pues, se viene a dar cuenta que la perfecta seguridad y plena paz no pueden sustentarse en el mundo.

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