AL
CONTEMPLAR, SIEMPRE NOS ASOMBRAMOS
(ACSNA)
ACSNA/ CONTEMPLACIÓN PERSONAL – nº 6
Para facilitar nuestra contemplación, que exige previamente nuestra serenidad interior,
debemos situarnos mentalmente en esa ventana preferente de nuestro espectro de
frecuencias cerebrales: en la ventana conocida como “zona de frecuencias alfa (α)”,
que abarca aproximadamente desde los 14 a los 7 ciclos por segundo (c.p.s.); y
que se corresponde con el espectro de frecuencias mentales conscientes, donde también
se produce nuestra mayor creatividad personal: donde producimos cada uno nuestra mejor aportación a
la “recreación evolutiva humana”; como
labor delegada, que se hace posible mediante encarnación divina (Cristo- Dios
en el Hombre), hasta el final de los tiempos.
No debemos olvidar que, mediante
la contemplación se puede transformar nuestro hacer diario a ras de suelo
(comparando simbólicamente nuestro hacer
con el picoteo de cualquier gallinácea) en
vuelo majestuoso de águila: pues esta sabe volar en todo momento, sin
apenas desgaste y con máximo rendimiento, sobre las circunstancias del aire; y justo
esto lo sabe hacer, con esa aparente
serenidad de quien no está preocupado ni poco ni mucho por el paso del tiempo.
Recordemos
que cuando somos águilas serenas, durante nuestro planear
sobre nuestras circunstancias, convertimos
nuestro tiempo en “tardanza”: en un algo que está viniendo inexorablemente
del futuro al presente y que termina siempre con final feliz.
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