Fiesta de santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia, que, habiendo ingresado en las Hermanas de la Penitencia de Santo Domingo, deseosa de conocer a Dios en sí misma y a sí misma en Dios, se esforzó en asemejarse a Cristo crucificado. Trabajó también enérgica e incansablemente por la paz, por el retorno del Romano Pontífice a la Urbe y por la unidad de la Iglesia, y dejó espléndidos documentos llenos de doctrina espiritual.
Conmemoración de san Tíquico, discípulo del apóstol san Pablo, que en sus epístolas le llama hermano carísimo, ministro fiel y consiervo en el Señor.
En Pisa, de la Toscana, san Torpetes, mártir.
En Nápoles, de la Campania, san Severo, obispo, al que san Ambrosio amó como a un hermano y su Iglesia como a un padre.
En el monasterio de Cluny, en Borgoña, san Hugo, abad, que gobernó santamente su cenobio durante sesenta y un años. Se mostró entregado a las limosnas y a la oración, mantuvo y promovió la disciplina monástica, estuvo atento a las necesidades de la Iglesia y fue un eximio propagador de la misma.
En el monasterio de La Lucerne-d'Outremer, en Normandía, san Acardo, obispo de Avranches, que, abad durante un tiempo de San Víctor de París, escribió varios tratados de vida espiritual a fin de conducir el alma cristiana a la perfección, y al fallecer fue enterrado en esta abadía Premonstratense, que visitaba a menudo.
En Seúl, en Corea, san Antonio Kim Song-u, mártir, que solía reunir en su casa a varios fieles hasta que, encerrado en prisión, por su fe en Cristo fue ejecutado por estrangulación.
En La Spezia, Italia, beata Itala Mela, laica, oblata benedictina, que destacó por la heroicidad de sus virtudes.
En Cracovia, Polonia, beata Hanna Chrzanowska, enfermera laica, que dedicó su vida a cuidar a los enfermos, en los cuales veía el rostro de Jesús sufriente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario