Evangelio del día: Hay que ser valientes cuando enfrentamos la
debilidad
Evangelio del día. AUDIO. Mateo 8,23-27 - XIII martes tiempo
ordinario: ¡Señor, nos hundimos! El respondió: hombres de poca fe.
Evangelio del día: Mateo 8,23-27
Evangelio del día (¿Por
qué tienen miedo, hombres de poca fe?): "En aquel tiempo, Jesús subió a la
barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta
tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.
Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: "¡Sálvanos,
Señor, nos hundimos!" Él les respondió: "¿Por qué tienen miedo,
hombres de poca fe?" Y levantándose, increpó al viento y al mar, y
sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración:
"¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?" Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
Cuando hay una gran agitación en el mar, el barco se cubría por
las olas "¡Sálvanos, Señor, que estamos perdidos!", dicen. ¡El miedo!
Incluso aquella es una tentación del diablo: tener miedo de avanzar en el
camino del Señor.
Hay una tentación que dice que es "mejor quedarse
aquí", donde estoy seguro. Pero esto es el Egipto de la esclavitud!. Tengo
miedo de seguir adelante, tengo miedo de hacia donde me llevará el Señor.
El temor, sin embargo, no es un buen consejero. Jesús muchas
veces, ha dicho: "¡No tengan miedo!". El miedo no nos ayuda.
Cuando Jesús trae la calma al agitado mar, los discípulos en la
barca se llenaron de temor. Siempre, ante el pecado, delante de la nostalgia,
ante el temor, debemos volver al Señor.
Mirar al Señor, contemplar al Señor. Esto nos da estupor, tan
hermoso, por un nuevo encuentro con el Señor. "Señor, tengo esta
tentación: quiero quedarme en esta situación de pecado; Señor, tengo la
curiosidad de saber cómo son estas cosas; Señor, tengo miedo". Y ellos
vieron al Señor: "¡Sálvanos, Señor, estamos perdidos!" Y llegó la
sorpresa del nuevo encuentro con Jesús.
No somos ingenuos ni cristianos tibios, somos valientes,
valerosos. Somos débiles, pero hay que ser valientes en nuestra debilidad. Y
nuestro valor muchas veces debe expresarse en una fuga y no mirar hacia atrás,
para no caer en la mala nostalgia. ¡No tener miedo y mirar siempre al
Señor!". (Homilía en Santa Marta, 02 de julio de 2013)
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