Evangelio del día: María, inspiración para todas las madres del
mundo
Evangelio del día. AUDIO. Juan 19,25-27 - Memoria de Nuestra
Señora del Carmen: La Virgen nos ayuda a crecer en la fe, a ser fuertes.
Evangelio del día: Juan 19,25-27
Evangelio del día (Jesús
y su madre): Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su
madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de
ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a
tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y
desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa" Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
María es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud
de sus hijos, sabe cuidarla siempre con amor grande y tierno.
La Virgen custodia nuestra salud. ¿Qué quiere decir esto? Pienso
sobre todo en tres
aspectos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres
1.- La Virgen nos ayuda a Crecer
Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien,
por ello los educa a no ceder a la pereza, que también se deriva de un cierto
bienestar, a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo con tener
algunas cosas.
La mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan
fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida,
de tender hacia grandes ideales.
El Evangelio de san Lucas dice que, en la familia de Nazaret, Jesús
"iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios
estaba con él" (Lc 2, 40).
La Virgen hace precisamente esto con nosotros, nos ayuda a
crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser
hombres y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con
responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto.
2.- La Virgen nos ayuda a afrontar la vida
Una mamá además piensa en la salud de sus hijos, educándoles
también a afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la
salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin
obstáculos.
La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de
la vida y a no perderse en ellos, sino a
afrontarlos con valentía, a no ser débiles, y saberlos superar,
en un sano equilibrio que una madre "siente" entre las áreas de
seguridad y las zonas de riesgo.
Y esto una madre sabe hacerlo. Lleva al hijo no siempre sobre el
camino seguro, porque de esta manera no puede crecer. Pero tampoco solamente
sobre el riesgo, porque es peligroso. Una madre sabe equilibrar estas cosas.
Una vida sin retos no existe y un chico o una chica que no sepa
afrontarlos poniéndose en juego ¡no tiene columna vertebral!...
Y como una buena madre está cerca de nosotros, para que nunca
perdamos el valor ante las adversidades de la vida, ante nuestra debilidad,
ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo.
Jesús en la cruz le dice a María, indicando a Juan:
"¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!" y a Juan: "Aquí tienes a tu
madre"(cfr. Jn 19,26-27).
En este discípulo todos estamos representados: el Señor nos confía en las manos
llenas de amor y de ternura de la Madre, para que sintamos que
nos sostiene al afrontar y vencer las dificultades de nuestro camino humano y
cristiano. No tener miedo de las dificultades. Afrontarlas con la ayuda de la
madre.
3.- La Virgen nos ayuda a ser libres
Un último aspecto: una buena mamá no sólo acompaña a los niños
en el crecimiento, sin evitar los problemas, los desafíos de la vida, una buena
mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad. Esto no es
fácil. Pero una madre sabe hacerlo, en este momento en que reina la filosofía
de lo provisional
[...] Toda la existencia de María es un himno a la vida, un himno de
amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento
de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo.
La Salus Populi Romani es la mamá que nos dona la salud en el
crecimiento, para afrontar y superar los problemas, en hacernos libres para las
opciones definitivas; la mamá que nos enseña a ser fecundos, a estar abiertos a
la vida y a ser cada vez más fecundos en el bien, en la alegría, en la
esperanza, a no perder jamás la esperanza, a donar vida a los demás, vida
física y espiritual. (Homilía
en la basílica de Santa María la Mayor, 11 de mayo de 2013)

No hay comentarios:
Publicar un comentario