lunes, 22 de julio de 2019

Evangelio del día y Reflexión del Papa Francisco 21072019


Evangelio del día: Abre la puerta de tu corazón a Dios con la oración
Evangelio del día. AUDIO. Lucas 10,38-42 - XXVII Tiempo ordinario: Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas. Una sola es necesaria

Evangelio del día: Lucas 10,38-42

Evangelio del día: (El encuentro de Jesús con Marta y María): En aquel tiempo, mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas. Sin embargo, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada" Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

Marta pide casi en tono de reproche a Jesús para que su hermana la ayudara a servir, en lugar de permanecer parada escuchándolo, mientras que Jesús responde: "María ha escogido la mejor parte". Y esta parte es aquella de la oración, aquella de la contemplación de Jesús.
A los ojos de su hermana estaba perdiendo el tiempo, también parecía tal vez un poco fantasiosa: mirar al Señor como si fuera una niña fascinada. Pero, ¿quién la quiere? El Señor: "Esta es la mejor parte", porque María escuchaba al Señor y oraba con su corazón.
Y el Señor un poco nos dice: "La primera tarea en la vida es esto: la oración". Pero no la oración de palabra, como loros, sino la oración, el corazón: mirar al Señor, escuchar al Señor, pedir al Señor. Sabemos que la oración hace milagros.
[...] Y Marta... ¿Qué hacía? No oraba. la oración que es sólo una fórmula sin corazón, así como el pesimismo o la inclinación a la justicia sin perdón, son las tentaciones de las que el cristiano debe siempre resguardarse para llegar a elegir la mejor parte.
También nosotros cuando no oramos, lo que hacemos es cerrarle la puerta al Señor. Y no orar es esto: cerrar la puerta al Señor, para que Él no pueda hacer nada.
En cambio, la oración, ante un problema, una situación difícil, a una calamidad es abrirle la puerta al Señor para que venga. Porque Él rehace las cosas, sabe arreglar las cosas, acomodar las cosas.
Orar por esto: abrir la puerta al Señor, para que pueda hacer algo. Pero si cerramos la puerta, el Señor no puede hacer nada. Pensemos en esta María que eligió la mejor parte y nos hace ver el camino, cómo se abre la puerta al Señor. (Homilía en Santa Marta, 08 de octubre de 2013)



Evangelio del día de hoy

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