Evangelio del día: Abre la puerta de tu corazón a Dios con la
oración
Evangelio del día. AUDIO. Lucas 10,38-42 - XXVII Tiempo
ordinario: Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas. Una sola es
necesaria
Evangelio del día: Lucas 10,38-42
Evangelio del día: (El
encuentro de Jesús con Marta y María): En aquel tiempo, mientras iban
caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo
recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del
Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres
de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje
sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió:
"Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas. Sin embargo, una
sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada" Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
Marta pide casi en tono de reproche a Jesús para que su hermana
la ayudara a servir, en lugar de permanecer parada escuchándolo, mientras que
Jesús responde: "María ha escogido la mejor parte". Y esta parte es
aquella de la oración, aquella de la contemplación de Jesús.
A los ojos de su hermana estaba perdiendo el tiempo, también
parecía tal vez un poco fantasiosa: mirar al Señor como si fuera una niña
fascinada. Pero, ¿quién la quiere? El Señor: "Esta es la mejor
parte", porque María escuchaba al Señor y oraba con su corazón.
Y el Señor un poco nos dice: "La primera tarea en la vida
es esto: la oración". Pero no la oración de palabra, como loros, sino la
oración, el corazón: mirar al Señor, escuchar al Señor, pedir al Señor. Sabemos
que la oración hace milagros.
[...] Y Marta... ¿Qué hacía? No oraba. la oración que es sólo una
fórmula sin corazón, así como el pesimismo o la inclinación a la justicia sin
perdón, son las tentaciones de las que el cristiano debe siempre resguardarse
para llegar a elegir la mejor parte.
También nosotros cuando no oramos, lo que hacemos es cerrarle la
puerta al Señor. Y no orar es esto: cerrar la puerta al Señor, para que Él no
pueda hacer nada.
En cambio, la oración, ante un problema, una situación difícil,
a una calamidad es abrirle la puerta al Señor para que venga. Porque Él rehace
las cosas, sabe arreglar las cosas, acomodar las cosas.
Orar por esto: abrir
la puerta al Señor, para que pueda hacer algo. Pero si cerramos la puerta, el
Señor no puede hacer nada. Pensemos en esta María que eligió la mejor parte y
nos hace ver el camino, cómo se abre la puerta al Señor. (Homilía en Santa
Marta, 08 de octubre de 2013)
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