Santa Marina o Margarita, virgen y mártir
fecha: 20 de julio
†: s. inc. - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: s. inc. - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Antioquía de Pisidia, santa Marina o Margarita, que es tradición
que consagró su cuerpo a Cristo en la virginidad y en el martirio.
Patronazgos: patrona de los agricultores, pastores, doncellas, enfermeras, niñas,
mujeres embarazadas, protectora contra la esterilidad, y en los partos
difíciles, especialmente por el tamaño del bebé, enfermedades de la cara y
heridas; especial protectora para pedir la fertilidad.
refieren a este santo: Santa Regina
Ver más información en: Los 14 santos
auxiliadores
La santa fue en la antigüedad una de las
mártires más populares de la Iglesia. El culto «de la gran virgen Marina»
comenzó en el Oriente. Pero Rabano Mauro la llama Margarita en su martirologio
(siglo IX), lo mismo que el Salterio de Bosworth. La fama de Margarita se
extendió a partir de entonces por Inglaterra, Francia y Alemania y no decayó en
toda la Edad Media. El pueblo cristiano la consideraba como uno de los «catorce
santos auxiliadores» y su voz fue una de las que oyó santa Juana de
Arco. Sus pretendidas reliquias fueron robadas de Antioquía el
año 908 y transportadas a San Pietro in Valle, junto al Lago de Bolsena. En
1145, fueron trasladadas a Montefiascone y, en 1213, Venecia recibió una parte
de ellas. En muchos sitios de Europa se muestran actualmente sus reliquias. Las
«actas» son una falsificación llevada a cabo por un autor que se da a sí mismo
el nombre de Teótimo («temeroso de Dios») y trata de hacerse pasar por criado
de Margarita y testigo presencial de todos los hechos que relata. Dichas actas
pertenecen a la misma clase que las de santa Pelagia de
Antioquía y sus congéneres. Resumiremos brevemente el contenido
de las mismas:
Margarita era hija de un sacerdote pagano
de Antioquía de Pisidia y fue educada por una mujer cristiana. Cuando se
convirtió al cristianismo, la joven tuvo que partir de la casa de su padre y
empezó a ganarse la vida como pastora. Cuando el prefecto Olibrio la vio, quedó
prendado de su belleza y juró tomarla por esposa si era una mujer libre, o por
concubina si era esclava. Pero Margarita lo rechazó. Entonces Olibrio se vengó
juzgándola por ser cristiana y la encarceló, después de haberla torturado.
Margarita sufrió en la cárcel una terrible prueba, ya que cl demonio se le
apareció en forma de dragón y se la tragó; pero la cruz que la santa llevaba en
la mano obligó al dragón a vomitar sana y salva su presa (¡incluso la «Leyenda
Dorada» afirma que este hecho «es probablemente apócrifo»!). La protección en
los partos difíciles se suele explicar por asociación simbólica con esta escena
del dragón. Margarita se enfrentó entonces con otro demonio, al que también
venció: dicho demonio le confesó que Salomón le había encerrado en un vaso de
bronce con otros de sus hermanos y que los habitantes de Babilonia, creyendo
que el vaso contenía un tesoro, lo habían abierto; así escaparon los demonios
para hacer el mal por el mundo (la semejanza de esta leyenda con la de Pandora
no necesita comentario alguno). Al día siguiente, el tirano trató en vano de
dar muerte a Margarita por el fuego y el agua, pero lo único que consiguió con
ello fue que se convirtiesen millares de los que se hallaban presentes. Olibrio
los mandó decapitar a todos al instante. Finalmente, la santa pereció por la
espada; pero el verdugo cayó fulminado en el mismo momento en que la mató. Sin
embargo, la muerte del verdugo no fue un castigo sino un premio, pues se había
mostrado renuente a cumplir su oficio. Según la leyenda, el martirio tuvo lugar
durante la persecución de Diocleciano. El fiel Teótimo robó el cuerpo de
Margarita, y una viuda le dio sepultura en la ciudad.
Como puede verse en Biblioteca
Hagiográfica Latina, nn. 5303-5313, existe una buena cantidad de textos latinos
que relatan con ciertas variantes esta leyenda tan extravagante como popular.
También hay muchas adaptaciones en francés, provenzal, anglosajón, alemán,
holandés, etc. En Acta Sanctorum hay un texto latino (julio, vol. V); y pueden
verse otros en G. H. Gerould, publications of the Modern Language Association
of America, vol. XXXIX (1924), pp. 225-256; y A. Mabellini, Leggenda di Santa
Margherita (1925). Delehaye, Legendes hagíographiques (1927), pp. 187-192. Alban
Butler hace notar que Marco Girolamo Vida, un poeta casi olvidado del siglo XI,
a quien él califica de «la gloria de las musas cristianas», compuso dos himnos
en honor de santa Margarita, patrona de su ciudad natal de Cremona.
Cuadro: Guercino (Giovanni Francesco Barbieri, 1591-1666), Santa Margarita y el dragón, óleo sobre tela, San Pietro in Vincoli, Roma.
Cuadro: Guercino (Giovanni Francesco Barbieri, 1591-1666), Santa Margarita y el dragón, óleo sobre tela, San Pietro in Vincoli, Roma.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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