Santo Tomás, apóstol
fecha: 3 de julio
fecha en el calendario anterior: 21 de diciembre
†: s. I
canonización: bíblico
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 21 de diciembre
†: s. I
canonización: bíblico
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: Fiesta de santo Tomás, apóstol, quien, al anunciarle los otros
discípulos que Jesús había resucitado, no lo creyó, pero cuando Jesús le mostró
su costado traspasado por la lanza y le dijo que pusiera su mano en él,
exclamó: «Señor mío y Dios mío». Y con esta fe que experimentó es tradición que
llevó la palabra del Evangelio a los pueblos de la India.
Patronazgos: patrono de la India, Portugal, Isla de Saint Thomas (Islas Vírgenes),
y varias ciudades en la India, Italia y otros países; de los arquitectos,
topógrafos, carpinteros, y todos los trabajadores de la construcción, también
de los teólogos; protector contra dolores de españda y problemas de ojos; para
pedir por un buen matrimonio.
Oración: Dios todopoderoso, concédenos celebrar con alegría la fiesta de tu
apóstol santo Tomás; que él nos ayude con su protección, para que tengamos en
nosotros vida abundante por la fe en Jesucristo, tu Hijo, a quien tu apóstol
reconoció como su Señor y su Dios. Que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración
litúrgica).
Ver más información en: Los Doce
Santo Tomás era judío. Probablemente había
nacido en Galilea, en el seno de una familia modesta; pero no se dice de él que
haya sido pescador, e ignoramos las circunstancias en las que el Señor le llamó
al apostolado. Tomás es un nombre sirio, que significa «gemelo». «Dídimo», como
se llamaba también al apóstol, es la traducción griega. Cuando el Señor se
dirigía a los alrededores de Jerusalén a resucitar a Lázaro, los demás
discípulos trataron de disuadirle, diciendo: «Maestro, hace poco los judíos
querían apedrearte. ¿Cómo, pues, vuelves allá?» Pero Santo Tomás les dijo:
«Vayamos y muramos con Él», lo cual prueba el ardiente amor que profesaba a
Jesús. El Señor dijo en la última cena: «Vosotros sabéis a dónde voy y conocéis
el camino». Tomás preguntó: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos
conocer el camino?» Entonces, el Señor le respondió estas palabras que resumen
toda la vida cristiana: «Yo soy el camino, la verdad y la vida, y ninguno va al
Padre sino por mí». Pero Santo Tomás es sobre todo famoso por su incredulidad
después de la muerte del Señor. Jesús se apareció a los discípulos el día de la
resurrección para convencerlos de que había resucitado realmente. Tomás, que estaba
ausente, se negó a creer en la resurrección de Jesús: «Si no veo en sus manos
la huella de los clavos y pongo el dedo en los agujeros de los clavos y si no
meto la mano en su costado, no creeré». Ocho días más tarde, hallándose los
discípulos juntos y a puerta cerrada, Cristo apareció súbitamente en medio de
ellos y los saludó: «La paz sea con vosotros». En seguida se volvió a Tomás y
le dijo: «Pon aquí tu dedo y mira mis manos: dame tu mano y ponía en mi
costado. Y no seas incrédulo sino creyente». Tomás cayó de rodillas y exclamó:
«¡Señor mío y Dios mío!» Jesús replicó: «Has creído, Tomás, porque me has
visto. Bienaventurados quienes han creído sin haber visto.»
A esto se reduce todo lo que el Nuevo
Testamento dice sobre Tomás. Sin embargo, como sucede en el caso de los demás
apóstoles, existen diversas tradiciones muy poco fidedignas acerca de las
actividades apostólicas de Tomás después de la venida del Espíritu Santo.
Eusebio (Hist. Ecl. II,13) afirma que Tomás envió a san Tadeo (no confundir con
Juas Tadeo) a Edesa a bautizar al rey Abgar, y dice que el apóstol trabajó
entre los partos y «los medas, persas, carmanios, hircanios, bactrianos y otros
pueblos de esa región». Pero la tradición más persistente es la que afirma que
santo Tomás predicó el Evangelio en la India. Dicha tradición se apoya en
fuentes aparentemente independientes. La principal de ellas es un documento
titulado «Acta Thomae» (Actas de Tomás), que data, según parece, de principios
del siglo III, y dice que cuando los Apóstoles se repartieron en Jerusalén el
mundo para ir a predicar, la India tocó en suerte a Judas Tomás (como se le
llama frecuentemente en las leyendas sirias). Tomás, que no quería ir allá,
alegó que su salud no era muy robusta y que un hebreo no podía enseñar a los indios.
Ni siquiera una aparición del Señor logró hacer cambiar de parecer a Tomás.
Entonces, el Señor se apareció a un
mercader llamado Aban, embajador del rey parto Gundafor, quien reinaba en una
parte de la India. Cristo vendió a Tomás como esclavo al representante de
Gundafor. Cuando Tomás comprendió lo que había sucedido, exclamó: «Hágase,
Señor, tu voluntad» y se embarcó con Aban, llevando únicamente consigo las
veinte monedas de plata por las que había sido vendido, pues Cristo se las
había dado. En el curso del viaje, se detuvieron en un puerto en el que se
celebraba el matrimonio de la hija del gobernador local. Oyendo tocar la flauta
a una joven hebrea, Tomás se sintió movido a cantar la belleza de la Iglesia,
representándola bajo la metáfora de una novia. Pero, como cantaba en su lengua
propia, sólo la flautista hebrea le entendió. La joven se enamoró de él; pero
Tomás no levantó los ojos del suelo para mirarla. Esa misma noche, Jesucristo,
tomando la apariencia de Tomás, se apareció a la pareja que había contraído
matrimonio y persuadió a ambos cónyuges de que observasen continencia perfecta.
Cuando el gobernador se enteró de ello, se indignó mucho y mandó llamar al
forastero; pero Aban y Tomás habían partido ya, y sólo quedaba la joven
flautista, que estaba llorando amargamente porque no la habían llevado consigo.
Cuando la flautista supo lo que había sucedido a la pareja que había contraído
matrimonio, se enjugó las lágrimas y se puso a su servicio. Entre tanto, Aban y
Tomás proseguían su viaje y llegaron a la corte de Gundafor en la India. Cuando
el rey preguntó al Apóstol cuál era su oficio, éste respondió: «Soy carpintero
y albañil. Sé hacer yugos y arados y remos y mástiles; sé también trabajar la
piedra y construir tumbas y monumentos y palacios para los reyes». Gundafor le
encargó que le construyese un palacio. Tomás trazó los planos: «Las puertas
daban al oriente para recibir la luz; las ventanas hacia el occidente para
recibir el aire; al sur estaba el horno de la panadería, y en la parte norte
había caños de agua para el servicio de la casa». Gundafor partió de viaje.
Durante su ausencia, Tomás no trabajó en la construcción, y gastó todo el
dinero que el rey le había dado en socorrer a los pobres, diciendo: «Lo que es
del rey hay que darlo a los reyes». El Apóstol recorrió el reino, predicando y
curando y arrojando a los malos espíritus. A su vuelta, el rey le pidió que le
mostrase el palacio. Tomás replicó: «No podrás verlo sino hasta que salgas de
este mundo». Entonces el rey le encarceló y decidió despellejarle vivo. Pero
precisamente entonces, murió un hermano de Gundafor. Los ángeles le mostraron
en el cielo el palacio que las buenas obras de Tomás habían construido para
Gundafor, y le permitieron volver a la tierra y comprar el palacio a su
hermano. Pero Gundafor no quiso vendérselo. En seguida, lleno de admiración,
puso en libertad a Tomás, y recibió el bautismo con su hermano y muchos de sus
subditos. «Y al amanecer, (Tomás) partió el pan eucarístico y les permitió
acercarse a la mesa del Mesías. Ellos se alegraron y regocijaron mucho».
Después, santo Tomás predicó e hizo muchos
milagros en la India, hasta que tuvo dificultades con el rey Mazdai por haber
convertido («embrujado») a su esposa, a su hijo y a otros personajes. Tomás fue
conducido a la cumbre de una colina; siguiendo las órdenes del rey, «los
soldados fueron y le golpearon, y él cayó y murió». Fue sepultado en un
sepulcro real; pero más tarde algunos cristianos trasladaron sus reliquias al
Occidente. Actualmente, la mayoría de los historiadores afirman que la leyenda
que acabamos de resumir carece de fundamento histórico. Sin embargo, está fuera
de duda que, hacia el año 46 de nuestra era, había un rey llamado Gondofernes o
Gudufar, cuyos dominios incluían el territorio de Peshawar. Y no han faltado
quienes hayan tratado de identificar al rey Mazdai (cuyo nombre es de origen
indio) con el rey Vasudeva de Matura. Desgraciadamente, las leyendas
relacionadas con santo Tomás no se reducen a esto, ya que en el otro extremo de
la India, en el territorio que va de Punjab a lo largo de la costa malabar,
particularmente en las regiones de Cochín y Travancore, hay muchos pueblos
cristianos que se dan a sí mismos el nombre de «cristianos de santo Tomás». Su
historia es perfectamente conocida desde el siglo XVI; pero, a pesar de que
abundan las teorías sobre sus orígenes, no se ha logrado todavía dilucidar el
punto. Está fuera de duda que desde muy antiguo hubo cristianos en esa región.
Por otra parte, las formas y el idioma de la liturgia, que es el sirio, indican
claramente que el cristianismo de la región proviene de Mesopotamia y de
Persia.* Los cristianos pretenden, según lo indica el nombre que se dan, que
santo Tomás evangelizó personalmente la región. Una tradición oral muy antigua
afirma que el Apóstol desembarcó en Cranganore, en la costa occidental, y que
estableció siete iglesias en Malabar. En seguida, se dirigió hacia el este, a
la costa de Coromandel, donde murió por la espada. El martirio tuvo lugar en la
«Colina Grande», a unos doce kilómetros de Madras. Santo Tomás fue sepultado en
Mylapore, que es actualmente un suburbio de la ciudad del mismo nombre. Como
quiera que sea, las principales reliquias estaban en Edesa, en el siglo IV. Las
Acta Thomae cuentan que fueron trasladadas de la India a Mesopotomia. Más
tarde, fueron transladadas de Edesa a la isla de Kíos en el Mar Egeo, y de ahí
a Ortona de los Abruzos, donde reposan en la actualidad. La fecha del 3 de
julio es precisamente la de la traslación de las reliquias a Edesa, aunque en
el rito malabar se afirma que el martirio tuvo lugar el 3 de julio «del año
72».
El martirologio actual confina todas estas
leyendas en torno a la evangelización de la India al papel de imprecisas
tradiciones, que sin embargo conviene al menos conocer, ya que gran parte de la
iconografía sobre el santo está ligada a ellas. En la actualidad no está
catalogado como mártir.
Aunque se ha exagerado el gnosticismo de
las Acta Thomae (cf. Harnack, Die Chronologie der altchristlichen Litteratur,
vol. I, pp. 545-549), no por ello se puede negar que exista realmente. El P.
Peeters insiste con razón en que todos los maestros ortodoxos de los primeros
siglos debieron caer en la cuenta de que las actas eran apócrifas, como lo
hacen notar San Epifanio, San Agustín, Santo Toribio de Astorga, San Inocencio
I y el Decreto del Pseudo-Gelasio. El autor de las actas, que era probablemente
un sirio-griego, pudo fácilmente tomar de los relatos de los viajeros y
mercaderes el nombre de Gondofernes y otros datos de color local, de suerte que
no puede considerárselos como una prueba del fundamento histórico de la
leyenda. No debe confundirse las Acta Thomae quie se mencionan en este escrito,
con el papiro de Nag Hammadi llamado «Evangelio según Tomás», un escrito
gnóstico del siglo II que se conocía por referencias antiguas, pero cuyo texto
se encontró en 1945.
* Además de otros indios cristianos, hay más de un millón y medio de "Cristianos de Santo Tomás", de los cuales más de la mitad son católicos del "rito sirio-malabar". Desde 1930, existe también un reducido grupo del rito sirio-malankar. Los demás son en su gran mayoría jacobitas; pero hay también un grupo considerable de "sirios reformados" (quienes se atribuyen particularmente el nombre de cristianos de Santo Tomás), así como algunos protestantes y un pequeño grupo de nestorianos. Tales divisiones datan de 1653. (nota del Butler de la década del 50, desde el punto de vista numérico, seguramente el panorama ha experimentado muchos cambios...).
Imágenes:
-«Cristo aparece a Tomás», ilustración del «Devotionale Abbatis Ulrici Rösch» (devocionario del abad Ulrico Rösch), hacia 1472, En la biblioteca de la abadía en St. Gallen.
-La tumba de Tomás en Mailapur -hoy el barrio Mayilapuram en Madras/Chennai, India-, con la cruz persa, siglo VIII.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una fuente, esta ha sido tratada sólo
como fuente, es decir que el sitio no copia completa y servilmente nada, sino
que siempre se corrige y adapta. Por favor, al citar esta hagiografía,
referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel) y el siguiente
enlace: https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=sn_2216
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