Evangelio del día: Dios te ayuda a salir de las tristezas y te
da esperanzas
Evangelio del día. AUDIO. Juan 20,1-2.11-18 - Fiesta María
Magdalena: Aún no subo al Padre. Di a mis hermanos: Subo a mi Padre y su Padre
Evangelio del día: Juan 20,1-2.11-18
Evangelio de hoy (La
misión a María Magdalena): "El día de la resurrección, María se había
quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al
sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había
estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los
ángeles le preguntaron: "¿Porque estas llorando, mujer?" Ella les
contestó: "Señor, si tú te lo llevaste, dime donde lo has puesto". Dicho
esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.
Entonces Él le dijo: "Mujer, ¿por qué estas llorando? ¿A quién buscas?
Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: "Señor, si tú te lo
llevaste, dime dónde lo has puesto? Jesús le dijo: "¡María!" Ella se
volvió y exclamó "¡Rabuni!", que en hebreo significa «Maestro». Jesús
le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir
a mis hermanos: «Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios». María Magdalena
se fue a ver a los discípulos y les anunció: "¡He visto al Señor!", y
les contó lo que Jesús le había dicho". Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
No es fácil estar abierto a Jesús. No se da por descontado
aceptar la vida del Resucitado y su presencia entre nosotros.
El Evangelio nos hace ver diversas reacciones: la del apóstol
Tomás, la de María Magdalena y la de los dos discípulos de Emaús: nos hace bien
compararnos con ellos:
Hoy nos es dirigido también a nosotros este interrogativo:
- Tomás pone una condición a la fe, pide tocar la
evidencia, las llagas,
- María Magdalena llora, lo ve pero no lo reconoce, se da
cuenta de que es Jesús sólo cuando Él la llama por su nombre,
- Los discípulos de Emaús, deprimidos y con sentimientos
de derrota, llegan al encuentro con Jesús dejándose acompañar por ese
misterioso viandante.
Cada uno por diferentes caminos. Buscaban entre los muertos al
que está vivo, y fue el mismo Señor el que corrigió el rumbo.
Y yo, ¿qué hago? ¿Qué rumbo sigo para encontrar a Cristo vivo?
Él estará siempre cerca de nosotros para corregir el rumbo si nosotros nos
hemos equivocado.
¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? (Lc
24,5) Esta pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia
atrás, a lo que ha sido ayer y nos empuja adelante, hacia el futuro.
Jesús no está en el sepulcro, ha resucitado, Él es el Viviente,
Aquel que siempre renueva su cuerpo que es la Iglesia y lo hace caminar
atrayéndolo hacia Él.
"Ayer" es la tumba de Jesús y la tumba de la Iglesia,
el sepulcro de la verdad y de la justicia; "hoy" es la resurrección
perenne hacia la cual nos empuja el Espíritu Santo, donándonos la plena
libertad.
Hoy nos es dirigido también a nosotros este interrogativo:
- ¿Por qué buscas entre los muertos a aquel que está vivo,
tú que te cierras en ti mismo después de una derrota y tú que no tienes
más fuerza para rezar?
- ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú
que te sientes solo, abandonado por los amigos y quizás también por Dios?
- ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú
que has perdido la esperanza y tú que te sientes prisionero de tus
pecados?
- ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú
que aspiras a la belleza, a la perfección espiritual, a la justicia, a la
paz?
Tenemos necesidad de sentirnos repetir y de recordarnos
mutuamente la advertencia del ángel.
Esta advertencia ¿Por qué buscas entre los muertos al que está
vivo?, nos ayuda a salir de nuestros espacios de tristeza y nos abre a los
horizontes de la alegría y de la esperanza...
Pero miren, hermanos y hermanas, Él está vivo, está con
nosotros. No vayamos por tantos sepulcros que hoy te prometen algo, belleza… y
luego no te dan nada. Él está vivo. No busquemos entre los muertos al que está
vivo. Gracias. (Homilía
en Santa Marta, 23 de Abril de 2014)
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