Me voy a ir aprendiendo esta nueva
formulación, por si pudiera suceder que funcionase en el futuro, al menos
alguna vez: Después del domingo de la Palabra de Dios viene el domingo de la
purificación.
Espero que se recuerde bien todo
aquello que se ritualizó con motivo de la entronización de la Palabra de Dios
en el domingo pasado. ¿Podría haber escrito divinización en lugar de
entronización? Creo que sí.
El domingo siguiente ha tenido la
oportunidad de coincidir con la fiesta del día dos de febrero. Y esta fiesta
pesa mucho. Quien ha decidido que pese mucho sabrá cuáles han sido las razones
de ese peso... De tal suceso sabemos por lo que nos ha contado el Evangelista
Lucas. Y por saber también que se trataba de una práctica habitual en la
sociedad de Israel.
Religión, tradición, rito, dogma...
Todos sabemos qué se desea decir con cada una de estas cuatro palabras. Pero a
mí siempre me parece que lo más importante es saber quién y por qué tiene la
capacidad de mantener, actualizar, transformar, re-crear y hasta imaginar
realidades nuevas dentro de una religión, dentro de la práctica de un rito,
dentro de los textos de unos dogmas o en el corazón de un sistema que es su
tradición.
En la sociedad en que vivimos los
humanos hay gentes que siempre harán, lo que siempre se ha hecho. Y se hará de
la misma forma, y se hará con las mismas personas y se hará en los mismos
tiempos y espacios... Siempre igual. Estas cosas de los ritos,religión,
tradiciones y dogmas se desarrolla, vive y crece en la medida en la que se
repite de generación en generación. Pero si todo tuvo su comienzo en la
decisión de una o unas personas, ¿cómo no va a poder transformarse con la
decisión de otras personas?
Hay un criterio de pleno sentido
común en la vida, entre las gentes y hasta en el mismo Evangelio. No será
preciso decir que el sábado era un 'dogma-rito-tradición-religión' en la
sociedad judía que creo que aún tiene vigencia... Después de darse un paseo por
los textos del Deuteronomio se constata la 'sacralización divina del
sábado'. Y a los cuatro Evangelistas no les tiembla la mano cuando
escriben que el sábado está para el servicio de la persona. No al revés. Si el
sábado no sirve, se le olvida y margina.
El sentido común del judío Jesús
habita también en los Evangelistas, y en ti y en mí y en tantas personas
que tú y yo sabemos. Y para tales cambios desde el sentido común no es preciso
tanto organismo de diócesis, sínodos o concilios. Se necesita más acercamiento
al Evangelio y menos 'sacramentalización' que sostiene a la religión y sus
dogmas.
A continuación puedes ver los dos
comentarios a los textos del Evangelio.
Domingo 4º La Presentación (02.02.2020): Lucas 2,22-40
¿Purificarse? Purificar las neuronas. Lo medito y escribo CONTIGO,
De nuevo, la
autoridad de la liturgia nos cambia el paso de la lectura en el Evangelio de
Mateo y se nos propone la lectura de ‘la presentación de Jesús en el Templo de
Jerusalén y la purificación’, contada sólo por el evangelista Lucas. La fuerza
de esta fiesta en la religiosidad popular ha desplazado a la celebración del
domingo. Así, ¿cómo comprender el Ev. de Mateo?
Recomiendo leer
ahora el breve capítulo duodécimo del libro del Levítico... Después, y con
sosiego, puede leerse el relato de Lucas 2,22-40. Sólo desde este
ejercicio se podrá comprender en toda su extensión estas palabras iniciales del
relato lucano: “Cuando se cumplieron los días de la purificación, según
la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén”.
Poco más de un mes,
cuarenta días exactamente, tenía entonces Jesús de Nazaret. Era un judío del
norte, de Galilea. Y el final del relato que leemos en Lucas acaba así: “Volvieron
a su ciudad de Nazaret en Galilea. El niño crecía y se fortalecía...” (Lucas
2,39-40). Y nada más se nos cuenta ya de los acontecimientos que vivió o dejó
de vivir esta familia de María, José y Jesús. Inmediatamente después de esto,
Lucas nos hablará de ellos cuando Jesús cumpla doce años.
Nada sabe o cuenta
Lucas de los doce primeros años de la vida de Jesús, en cambio da la impresión
de que Lucas estuviera presente en la celebración del rito judío de la
circuncisión, porque nos lo cuenta con todo lujo de detalles, encuentros,
valoraciones y personas. Ningún otro de los cuatro Evangelios nos cuenta este
acontecimiento. Y diré un dato más...
Este relato de la
circuncisión-purificación en el Templo ocupa el sexto lugar en la secuencia de
las siete unidades escénicas en las que Lucas imaginó y nos dejó escrita la
Infancia de Jesús. Las nombro, solamente: Anuncio de que le nacerá un hijo
a Zacarías; Anuncio de que le nacerá un hijo a María; Encuentro de las dos
futuras madres; Nacimiento del primer anunciado, Juan; Nacimiento del segundo
anunciado, Jesús; Encuentro de Jesús y su familia en Jerusalén y, por fin en
séptimo lugar y a los doce años, Jesús se presenta ante la autoridad religiosa
de su pueblo para dialogar. Preciosa infancia atribuida a Jesús inspirada en
las claves del mito.
El relato de Lucas
2,22-40 no es la crónica histórica de unos hechos que sucedieron tal cual se
nos han contado. Los especialistas suelen afirmar que estamos ante un relato
simbólico, mítico, midrásico. Es decir, un relato que está arropando una verdad
en la que cree el narrador y, seguramente también, todas aquellas personas
creyentes para las que escribe. El Evangelista cuenta su experiencia de fe así
y aquí, su experiencia de fe, no los hechos llamados históricos.
Frente a la Ley de
Israel, su Templo y su Sacerdocio el Jesús de Nazaret del Evangelista Lucas se
presenta como el judío galileo que está ‘movido, inspirado, animado, habitado’
por otro ‘Espíritu’ distinto de la Ley de Yavé Dios de Moisés. El aire, la luz
y la fuerza de este nuevo Espíritu que arraigó y creció en los adentros de
Jesús de Nazaret debemos de buscarlo en relatos posteriores de este Evangelio
como: Lc 4,14-30 que anuncia su Buena Noticia; Lc
10,25-37 que presenta a su buen samaritano; Lc 15,1-32 que
proclama cómo y quién es Dios y Lc 17,21 que
afirma que su Reino va sembrado en cada uno como la semilla más humana y mejor.
Carmelo Bueno Heras
Domingo 10º de ‘Los Hechos de los
Apóstoles’ (02.02.2020): Hch 8,4-25
“Ellos sí escucharán” (Hechos 28,28-29)
Habíamos leído en
Hechos 8,1 este dato que nos dejó escrito su narrador Lucas después del
apedreamiento de ESTEBAN: “Aquel día se desató una violenta persecución
contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, menos los apóstoles (menos los DOCE), se
dispersaron por Judea y Samaría”.
Judea es la región
en la que se encuentra la capital de Israel, Jerusalén. Samaría es la región
situada al norte de Judea, justo entre ésta y la región más al norte de la
tierra de Israel que es Galilea. Las tres regiones se encuentran entre el Mar
Mediterráneo, al oeste, y el río Jordán, al este. A veces se le llama
también Cisjordania (‘Cis’ es ‘el lado de acá’, del Jordán) a estas tres
regiones de Galilea, Samaría y Judea. La Transjordania es la región ‘del otro
lado’ del Jordán.
Con este breve
apunte sobre la geografía nos acercamos a la narración de Hch 8,4-25 que
empieza de esta manera: “Al ir de un lugar a otro, los prófugos
difundían el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaría”. Al leer
esta información que nos ofrece el narrador no puedo dejar de recordar Hechos
1,8 que nos adelantaba no sé si el plan de todo su escrito o el mensaje
recibido de Jesús en una de sus apariciones. Más que esto, me creo mejor lo
primero.
El relato que he
seleccionado para este comentario tiene dos apartados bien acotados por
Lucas. El primer apartado es Hch 8,4-13. Y se nos cuenta aquí la
evangelización que desarrolla Felipe, uno de los apóstoles del grupo de los
SIETE, como Esteban. Esta evangelización de Felipe, de su decir y de su hacer,
se asemeja a la evangelización de Jesús en Galilea (Lc 4,14 hasta 9,50). Aquí
no se muerde la lengua el narrador: “La ciudad se llenó de alegría” (Hch
8,8).
La habilidad
narrativa de Lucas nos ha colocado junto a Felipe la presencia de un cierto
embaucador llamado Simón que acabó siendo un buen admirador de quien comenzó
siendo para él su competidor. Me encanta contemplar esta nueva relación surgida
entre los dos. Y me encanta más, por la falta de sintonía que nacerá enseguida
entre este Simón y... ¡Pedro!
El segundo apartado
del relato es Hch 8,14-24 donde se cuenta la llegada de la noticia de la
alegría de Samaría a la iglesia de los DOCE en Jerusalén. Pedro y Juan son
escogidos y enviados, como si lo hubiera hecho el propio Jesús, para constatar
las informaciones. Y esta presencia de los DOCE siembra el conflicto en el
ámbito de la evangelización de los SIETE. Otro carbón encendido en la hoguera
de los enfrentamientos entre los DOCE y los SIETE. Es posible que más de un
investigador pueda decir que el llamado ‘Espíritu Santo’ pertenece a los DOCE.
Pero si esto es así, habrá que añadir, en justicia, que ‘la alegría de vivir’
les pertenece a los SIETE.
Espero que ningún
lector de este relato completo de la evangelización en Samaría saque la
conclusión de que ya entonces se había producido la institucionalización del
sacramento del Bautismo (8,12-13) y de la Confirmación (8,15-17) dentro de la
iglesia y para toda su historia.
Por fin, el
versículo 8,25 es uno más de los muchos sumarios, literarios y teológicos, que
tanto le gusta usar a Lucas. Se nos informa a los lectores que Pedro y Juan
regresan a Jerusalén. Felipe y los suyos seguirán la evangelización por Samaría
(8,26-40). Cada cual en su nuevo sitio.
Carmelo Bueno Heras
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