San Román, abad
fecha: 28 de febrero
n.: c. 390 - †: 460 - país: Francia
otras formas del nombre: Romano, Román de Condat
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 390 - †: 460 - país: Francia
otras formas del nombre: Romano, Román de Condat
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En los montes del Jura, en la Galia Lugdunense, sepultura del abad
san Román, que, siguiendo los ejemplos de los antiguos cenobitas, primeramente
abrazó la vida eremítica y llegó después a ser padre de numerosos monjes.
refieren a este santo: San Eugendo, San Lupicino
A los treinta y cinco años de edad, san
Román se retiró a los bosques del Jura, en la frontera de Francia y Suiza para
vivir como ermitaño. Llevó consigo las "Vidas de los Padres del
desierto" de Casiano, algunos útiles de trabajo y un poco de semilla y se
abrió camino hasta la confluencia del Bienne y el Aliére. En aquellas
escarpadas montañas de difícil acceso, encontró la soledad que buscaba. A la
sombra de un gigantesco pino, pasaba el día en la oración, la lectura
espiritual y el cultivo de la tierra. Al principio, sólo las bestias y uno que
otro cazador turbaban su retiro; pero pronto fueron a reunírsele su
hermano, Lupicino y
uno o dos compañeros más. Después llegaron otros muchos aspirantes a la vida
eremítica, entre ellos una hermana de san Román y varias otras mujeres.
Los dos hermanos construyeron los
monasterios de Condal y Leuconne, a tres kilómetros de distancia uno del otro
y, para las mujeres, erigieron el monasterio de La Baume, donde actualmente se
levanta el pueblecito de Saint-Roman-de-la-Roche. Los dos hermanos desempeñaban
simultáneamente el cargo de abad, en perfecta armonía, aunque Lupicino tendía a
ser más estricto. Este último habitaba generalmente en el monasterio de Leuconne;
al enterarse de que los monjes de Condal empezaban a comer un poco mejor, se
presentó en el monasterio y les prohibió tal innovación. Aunque el ideal de san
Román y san Lupicino era imitar a los anacoretas del oriente, las diferencias
de clima les obligaron a modificar ciertas austeridades. Los galos eran muy
dados a los placeres de la mesa; a pesar de ello, jamás probaban los monjes la
carne, y sólo comían huevos y leche cuando estaban enfermos. Pasaban gran parte
del día en duros trabajos manuales, vestían pieles de animales y usaban suecos.
Esto les protegía de la lluvia, pero no del cruel frío del invierno, ni de los
ardientes rayos del sol en el verano, reflejados por las rocas.
San Román hizo una peregrinación al actual
Saint-Maurice de Valais para visitar el sitio del martirio de la Legión Tebana.
En el camino curó a dos leprosos; la fama del milagro llegó antes que él a
Ginebra y, al pasar por la ciudad, el obispo, el clero y el pueblo salieron a
saludarle. Su muerte ocurrió el año 460. Según su deseo, fue sepultado en la
iglesia del convento gobernado por su hermano, Lupicino. Este le sobrevivió
cerca de veinte años, y su fiesta se celebra por separado, el 21 de marzo. La
biografía latina habla sobre todo, de las austeridades de Lupicino, pero cuenta
también grandes maravillas de la bondad de Román para con los monjes y de su
espíritu de fe. En una época de hambre, obtuvo con sus oraciones la
multiplicación del grano que quedaba en el monasterio. Cuando sus monjes,
cediendo a la tentación, empezaban a pensar en abandonar la vida religiosa o la
abandonaban realmente, el santo no les trataba con dureza, sino que les
alentaba a perseverar en su vocación.
Bruno Krusch, Quesnel y Papebroch pusieron
en duda el valor histórico de las biografías de Romano, Lupicino y Eugendo (1°
de enero); pero Mons. Duchesne las defendió brillantemente en un notable
estudio, llamado La vie des Peres du Jura, en Mélanges d´archéologie et
d´histoire, vol. XVIII (1898), pp. 3-16. En el mismo sentido se pronunció M.
Poupardin, en Le Moyen-Age, vol. XI (1898), pp. 31-48. Cf. M. Besson, Nos
origines chrétiennes. El texto de la vida de Romano y Lupicino se halla en Acta
Sanctorum. febrero, vol. III; una edición más reciente es la de Krusch, en
MGH., Scriptores Merov., vol. III, pp. 131-153. El Acta Sanctorum divide la
"vida" en dos secciones, que se refieren respectivamente a Román y a
Lupicino; Krusch no establece tal división.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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