Conmemoración de los santos presbíteros, diáconos y otros muchos, que en Alejandría de Egipto, en tiempo del emperador Galieno, al declararse una gravísima epidemia, se entregaron al servicio de los enfermos hasta morir ellos mismos, motivo por el cual la piedad de los creyentes los consideró corno mártires.
En los montes del Jura, en la Galia Lugdunense, sepultura del abad san Román, que, siguiendo los ejemplos de los antiguos cenobitas, primeramente abrazó la vida eremítica y llegó después a ser padre de numerosos monjes.
Conmemoración de las santas Marana y Cira, vírgenes, que en Berea, en Siria, viviendo en un lugar estrecho y cerrado sin techo, recibían el alimento necesario por una ventana y guardaban siempre silencio.
En el monte Unzen, en Nagasaki, beatos mártires Pablo Uchibori Sakuemon, Samurai, Gaspar Kisayemon, María Màe, Gaspar Nagai, Luis Shàzaburo, Dionisio Saiki Zenka, Luis Saiki Kizo, Damiin Lchiyata, Leo Nakayama Sokan, Pablo Nakayama, Juan Kisaki Kyuhachi, Juan Heisaku, Tomás Shàgo-ro, Alexio Shohachi, Tomás Kando Heie-mon, y Juan Araki Kenshichi.
En París, en Francia, beato Daniel Brottier, presbítero de la Congregación del Espíritu Santo, que se dedicó plenamente a trabajar en favor de los huérfanos.
En el campo de concentración de Auschwitz, cercano a Cracovia, en Polonia, beato Timoteo Trojanowski, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales y mártir, que durante la ocupación militar de su patria en tiempo de guerra, por confesar la fe cristiana consumó su martirio quebrantado por los suplicios.
En Milán, Italia, beato Carlos Gnocchi, presbítero, llamado "el apóstol de los mutilados" por su especial dedicación a los huérfanos y heridos de guerra.
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