jueves, 6 de febrero de 2020

Santos del día 6 de febrero

Santos del día 6 de febrero
Octavo Idus februarii
   Santos Pablo Miki y veinticinco compañeros, mártires (4 coms.) - Memoria litúrgica   
Memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires en Nagasaki, ciudad de Japón. Allí, declarada una persecución contra los cristianos, fueron apresados, duramente maltratados y, finalmente, condenados a muerte ocho presbíteros o religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús y de la Orden de los Hermanos Menores, procedentes de Europa o nacidos en Japón, junto con diecisiete laicos. Todos ellos, incluso los adolescentes, por ser cristianos fueron clavados cruelmente en cruces, mas manifestaron su alegría al haber merecido morir como murió Cristo. Sus nombres son: Juan de Goto Soan, Jacobo Kisai, religiosos de la Orden de la Compañía de Jesús; Pedro Bautista Blásquez, Martín de la Ascensión Aguirre, Francisco Blanco, presbíteros de la Orden de Hermanos Menores; Felipe de Jesús de Las Casas, Gonzalo García, Francisco de San Miguel de la Parilla, religiosos de la misma Orden; León Karasuma, Pedro Sukeiro, Cosme Takeya, Pablo Ibaraki, Tomás Dangi, Pablo Suzuki, catequistas; Luis Ibaraki, Antonio, Miguel Kozaki y su hijo Tomás, Buenaventura, Gabriel, Juan Kinuya, Matías, Francisco de Meako, Ioaquim Sakakibara y Francisco Adaucto, neófitos. El día de su martirio fue ayer.
En Auvernia, de Aquitania, san Antoliano, mártir.
En Emesa, en Siria, san Silvano, obispo, que presidió aquella Iglesia durante cuarenta años, y en tiempo del emperador Maximiano obtuvo la palma del martirio al ser arrojado a las fieras, juntamente con el diácono Lucas y el lector Mocio.
En Cesarea de Capadocia, santos mártires Dorotea, virgen, y Teófilo, estudiante.
En Ardagh, en Irlanda, san Melis, obispo.
En Arras, en la Galia Bélgica, san Vedasto, obispo, que fue enviado por san Remigio, obispo de Reims, a esta ciudad devastada, y allí catequizó al rey Clodoveo, gobernó aquella Iglesia durante cuarenta años y llevó a cabo una importante labor evangelizadora entre los paganos de la región.
En Elnon, también en la Galia Bélgica, sepultura de san Amando, obispo de Maastricht, que predicó la palabra de Dios por diversas regiones y llegó incluso al territorio de los eslavos. Finalmente, habiendo construido un monasterio, terminó allí su vida.
En Tongres, en la región de Brabante, en Austrasia, santa Renula o Reinildis, abadesa del monasterio de Eiken.
En Palestrina, en el Lacio, san Guarino, obispo, notable por su vida austerísima y su amor a los pobres.
En Skara, en Suecia, san Brinolfo Algotsson, obispo, célebre por su actividad eclesiástica y su ciencia.
En Nápoles, en la Campania, beato Ángel de Furcio, presbítero de la Orden de San Agustín, insigne en su celo por el reino de Dios.
En Angri, cerca de Salerno, también en Campania, san Alfonso María Fusco, presbítero, que incansablemente ejerció su ministerio entre los agricultores, se preocupó sobre todo por la formación de los jóvenes pobres y huérfanos, y fundó la congregación de Hermanas de San Juan Bautista.
En Olpe, Alemania, beata María Teresa (Regina Christine Wilhelmine) Bonzel, virgen, fundadora de las Hermanas Pobres Franciscanas de la Adoración Perpetua de Olpe.
En Rivolta d'Adda, en el territorio de Cremona, en Italia, san Francisco Spinelli, presbítero, el cual, a pesar de persistentes vejaciones y dificultades, soportadas siempre con paciencia, fundó y dirigió una congregación de Hermanas dedicadas a la adoración del Santísimo Sacramento.
En Durango, ciudad de México, san Mateo Correa Magallanes, presbítero y mártir, que en medio de la persecución desatada contra la Iglesia se negó a revelar el secreto de confesión y recibió por ello la corona del martirio.

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