San Esteban de Muret, abad y fundador
fecha: 8 de febrero
n.: c. 1046 - †: 1124 - país: Francia
otras formas del nombre: Etienne
canonización: C: Clemente III 21 mar 1189
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: c. 1046 - †: 1124 - país: Francia
otras formas del nombre: Etienne
canonización: C: Clemente III 21 mar 1189
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Muret, en la región aquitana de
Limoges, san Esteban, abad y fundador de la Orden de Grandmont, que confió a
los clérigos la alabanza divina y la contemplación, dejando la administración
de los asuntos temporales a la caridad de los hermanos legos.
De san Esteban, algunas veces llamado «de
Grandmont», se dice que era hijo de un vizconde de Thiers, en Auvernia.
Acompañó a su padre a Italia y allí con el tiempo, decidió ser monje. Obtuvo la
autoridad papal para establecer en Francia una comunidad parecida a la de otros
religiosos que había conocido en Calabria. Sin embargo, la vida de Esteban, tal
como la relata el séptimo prior de Grandmont, no es de fiar; presenta varias
dificultades cronológicas que dejan mucho que desear. Lo cierto es que,
probablemente cerca del año 1110, Esteban fundó un monasterio en el valle de
Muret, cerca de Limoges, que se convirtió en una congregación monástica, que
continuó penosamente existiendo hasta cerca de fines del siglo dieciocho. Era
conocida como la Orden de Grandmont, por el nombre del sitio adonde sus
discípulos emigraron después de la muerte de san Esteban, en 1124.
Aunque no escribió regla alguna que lleve
su nombre («No hay ninguna regla -dijo- excepto el Evangelio de Cristo»), puede
colegirse mejor qué clase de hombre era Esteban de Muret por la vida de sus
monjes en sus principios. Se asemejaba bastante a la de los cartujos y
camaldulenses, pero se distinguía por una extrema severidad. Tenían prohibida
toda propiedad y rentas fijas; ningún monje podía salir fuera del recinto y los
hermanos legos eran responsables casi por completo de la administración. Tales
reglamentaciones combinadas con austeridades personales, le dieron a la orden
un atractivo para las almas austeras. Pronto se difundió, pero poco después de
medio siglo ya había comenzado su decadencia. Un buen ejemplo de los lugares
aislados que escogieron los grandmontinos para sus conventos es el lugar donde
se encuentran el priorato de Craswall en Herefordshire, bajo el borde noreste
de las Montañas Negras. El rey Enrique II de Inglatrera fue bienhechor de
Grandmont, y a petición suya, el papa Clemente III canonizó a san Esteban en
1189.
La Vita Sancti Stephani está publicada en
el Acta Sanctorum, febrero, vol. II, y en Migne, PL., vol. CCIV, cc. 1065-1072.
Véase de Marténe, Amplissima Collectio, vol. VI, pp. VIII ss.; de Heimbücher,
Die Orden und Kongregationen, vol. I (1907), pp. 415-416; de D. Knowles, The
Monastic Order in England (1949), pp. 203-204, y los dos artículos de R.
Webster en la Catholic Encyclopedia, dedicados a al santo (vol.
XIV, p. 291) y a la Orden (vol.
VI, pp. 725-726). Imagen: placa esmaltada, casi contemporánea del santo (1189)
en el altar mayor de la Abadía de Grandmont, san Esteban -a la derecha- y Hugo
de Lacerta.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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