Conversando con el amor
Señor, en mis
tristezas, clamo a ti para que me hagas sentir amado y valioso. Hazme fiel a
tus mandatos para encontrar en ellos la fuerza para no sentirme derrotado
jamás. Ven a mi vida y pasa tu mano sanadora por todo mi ser, sana todas mis
heridas que me dejó un amargo ayer. Necesito que llenes de fuerzas mi corazón y
me ayudes a derribar esos muros de soledad que, debido a mi poca fe, he
construido en mi interior, haciéndome duro e ingrato. Soy tuyo, mi vida está en
tus manos. Amén.
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