domingo, 19 de julio de 2020

Santos del día 17 de julio

Santos del día 17 de julio
Sextodecimo Kalendas augusti
En Cartago, nacimiento en el cielo de los mártires escilitanos Esperado, Narzalo, Citino, Venturio, Félix, Aquilino, Letancio, Genara, Generosa, Vestina, Donata y Segunda, todos los cuales, por orden del procónsul Saturnino y por haber confesado a Cristo, primero fueron encarcelados, al día siguiente atados a un cepo, y finalmente, por mantenerse firmes en su fe en Cristo y negarse a dar culto al emperador como si fuera un dios, condenados a muerte. Puestos todos de rodillas en el lugar donde iban a ser ejecutados, fueron todos decapitados mientras daban gracias a Dios.
En Amastris, en Paflagonia, san Jacinto, mártir.
En Sevilla, en la provincia hispánica de Bética, santas Justa y Rufina, vírgenes, que, detenidas por el prefecto Diogeniano, tras ser sometidas a crueles suplicios fueron encerradas en prisión, donde les hicieron pasar hambre y más torturas. Justa exhaló su espíritu encarcelada, y Rufina, por seguir proclamando su fe en el Señor, fue decapitada.
En Milán, ciudad de Liguria, santa Marcelina, virgen, hermana del obispo san Ambrosio, a la que el papa Liberio impuso el velo de consagrada en la basílica romana de San Pedro, en la fiesta de la Epifanía del Señor.
En Roma, en la basílica situada en el monte Aventino, se celebra con el nombre de Alejo a un hombre de Dios que, como cuenta la tradición, abandonó su opulenta casa para vivir como un pobre, mendigando limosna.
En Auxerre, en la Galia Lugdunense, san Teodosio, obispo.
En Pavía, ciudad de la Liguria, san Ennodio, obispo, que compuso himnos en honor de los santos y de sus lugares de culto, y repartió generosamente sus bienes.
En Deurne, cerca de Anvers, en el territorio de Brabante, en Austrasia, san Fredegando, monje, al parecer procedente de Irlanda, que colaboró con san Foilán y otros misioneros itinerantes.
En el monasterio de Winchelcumbe, en la región de Mercia, en Inglaterra, san Kenelmo, príncipe de este territorio, que, según la tradición, está considerado mártir.
En Roma, en la basílica de San Pedro, san León IV, papa, protector de la ciudad y defensor del primado de Pedro.
En Stockerau, cerca de la ciudad de Viena, en Baviera, san Colmano, irlandés, que, al dirigirse como peregrino en nombre de Dios a Tierra Santa, fue tomado por un explorador enemigo, motivo por el cual le colgaron de un árbol y llegó así a la Jerusalén celestial.
En Nitra, en la ribera del río Waag, en los montes Cárpatos, santos Zoerardo o Andrés, y Benito, ermitaños, que, venidos de Polonia a Hungría a petición del rey san Esteban, llevaron en un eremo del monte Zabor una vida de extrema austeridad.
En Cracovia, ciudad de Polonia, santa Eduvigis, reina, que, nacida en Hungría, heredó el reino de Polonia, y casada con el gran duque lituano Jaguelón, que en el bautismo tomó el nombre de Ladislao, sembró con él la fe católica en Lituania.
En París, en Francia, beatas Teresa de San Agustín (María Magdalena Claudina) Lindoine y quince compañeras, vírgenes del Carmelo de Compiègne y mártires, que durante la Revolución Francesa se mantuvieron fieles a la observancia monástica, y ante el patíbulo renovaron las promesas bautismales y los votos religiosos. Sus nombes son: beatas María Ana Francisca de San Luis Brideau, María Ana de Jesús Crucificado Piedcourt, Carlota de la Resurrección (Ana María Magdalena) Thouret, Eufrasia de la Inmaculada Concepción (María Claudia Cipriana) Brard, Enriqueta de Jesús (María Gabriela) de Croissy, Teresa del Corazón de María (María Ana) Hanisset, Teresa de San Ignacio (María Gabriela) Trézelle, Julia Luisa de Jesús (Rosa) Chrétien de Neufville, María Enriqueta de la Providencia (Ana) Pelras, Constancia (María Genoveva) Meunier, María del Espíritu Santo (Angélica) Roussel, María de Santa Marta Dufour, Isabel Julia de San Francisco Vérolot, Catalina y Teresa Soiron.
En Zhujiaxiezhuang, pueblo cercano a Shenxian, en la provincia china de Hebei, san Pedro Liu Ziyu, mártir, el cual, durante la persecución desencadenada por el movimiento de los Yihetuan, desoyendo a amigos que le aconsejaban apostatar, permaneció firme en la fe cristiana ante el mandarín, por lo que fue traspasado con espada.
En Leopoldov, lugar de Eslovaquia, beato Pablo (Pedro) Gojdich, obispo y mártir, el cual, pastor de la eparquía de Presov, bajo un régimen ateo fue encarcelado y sometido a tal clase de tribulaciones que, tras atroces torturas, acogiendo fielmente la palabra de Cristo, con una valerosa confesión de la fe pasó a la vida eterna.

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