domingo, 26 de julio de 2020

Santos del día 26 de julio

Santos del día 26 de julio
Septimo Kalendas augusti
   Santos Ana y Joaquín, padres de la B.V. María (8 coms.) - Memoria litúrgica   
No se celebra hoy, porque hay una celebración de mayor rango (XVII Domingo del Tiempo Ordinario, solemnidad)
Memoria de san Joaquín y santa Ana, padres de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos.
Conmemoración de san Erasto, tesorero de la ciudad de Corinto, que estuvo al servicio del apóstol Pablo.
En el monasterio de San Benito, junto al río Po, en el territorio de Mantua, san Simeón, monje y ermitaño.
En Auch, ciudad de Aquitania, san Austindo, obispo, que construyó la iglesia catedral de esta ciudad, mejoró las costumbres del pueblo y fue modelo en la casa de Dios.
En Verona, en los confines de Venecia, beatos Evangelista y Peregrino, presbíteros.
En Sassoferrato, del Piceno, beato Hugo de Actis, monje de la Congregación de Monjes Silvestrinos de la Orden de San Benito.
En Septémpeda, de nuevo en el Piceno, beata Camila Gentili, martirizada por su propio esposo.
En Gateshead, pueblo cercano a Newcastle-on-Tyne, en Inglaterra, beato Juan Ingram, presbítero y mártir, que, inglés de nacimiento, una vez ordenado en la basílica Lateranense ejerció su ministerio en Escocia hasta que, habiendo pasado a Inglaterra, en tiempo de la reina Isabel I fue ahorcado por ser sacerdote.
En Darlington, también en Inglaterra, beato Jorge Swallowell, mártir, condenado a muerte el mismo año en que había vuelto a la Iglesia católica, y aun cuando al ser atrozmente atormentado fue presa de gran pavor, permaneció firme en la fe católica y aceptó los crueles suplicios a que le sometieron.
En Lancaster, igualmente en Inglaterra, beatos Eduardo Thwing, de la Orden de Predicadores, y Roberto Nuter, ambos presbíteros y mártires, que tras árduos trabajos en el cuidado de la viña del Señor, en tiempo de la reina Isabel I fueron condenados a muerte por ser sacerdotes, alcanzando así la gloria del martirio.
En Londres, de nuevo en Inglaterra, beato Guillermo Webster, presbítero y mártir, que después de haber ejercido el ministerio a lo largo de más de veinte años en diversas cárceles, durante el reinado de Carlos I fue apresado por ser sacerdote y llevó a término su martirio en el patíbulo de Tyburn.
En Phû Yên, pueblo de Annam, beato Andrés, catequista, que, al exacerbarse la persecución contra la enseñanza de la doctrina cristiana, fue hecho prisionero y, tras ser condenado a muerte, derramó su sangre por Cristo como el primer mártir de la Iglesia de este país.
En una sórdida nave anclada ante las costas de Rochefort, en Francia, beatos Marcelo Gaucherii Labigne de Reignefort, de la Sociedad de Misioneros, y Pedro José Le Groing de la Romagère, ambos presbíteros y mártires. El primero vivía en el territorio de Limoges y el segundo en Bourges, y ambos, detenidos durante la Revolución Francesa por quienes odiaban la religión, murieron consumidos por el hambre y la enfermedad.
En Orange, población también de Francia, beatas María Margarita de San Agustín Bonnet y cuatro compañeras, vírgenes de la Orden de Santa Úrsula, que fueron martirizadas durante la misma revolución. Sus nombres son: beatas Catalina de Jesús (María Magdalena) de Jastamont, Ana de San Basilio Cartier, Clara de Santa Rosalia (Maria Clara) du Bac e Isabel Teresa del Corazón de Jesús Consolin.
En Lovere, en la Lombardía, santa Bartolomea Capitanio, virgen, fundadora, junto con santa Vicenta Gerosa, de la Congregación de Hermanas de la Caridad de la Virgen Niña. Murió a los veintisiete años, atacada por la tisis, o más bien consumida por la caridad.
En Motril, pueblo de la provincia de Granada, en España, beatos Vicente Pinilla, agustino recoleto, y Manuel Martín Sierra, presbíteros y mártires, que en tiempo de persecución religiosa fueron sacados por la fuerza de la iglesia y fusilados al día siguiente.
En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, en Alemania, beato Tito Brandsma, presbítero de la Orden de Carmelitas y mártir, holandés de nacimiento, que, por defender la Iglesia y la dignidad del hombre, padeció con ánimo sereno toda clase de sufrimientos y vejaciones, y dio ejemplo de una caridad sin límites, tanto en favor de sus hermanos concautivos como de sus mismos verdugos.
En Centonara d’Artò, Madonna del Sasso, beata Josefa María (María Pierina) de Micheli, religiosa de las Hermanas de la Inmaculada Concepción.
En La Valetta, capital de la isla de Malta, san Jorge Preca, presbítero, que se entregó amorosamente a la formación catequética de los niños y fundó la Sociedad de la Doctrina Cristiana, con la misión de testimoniar la Palabra de Dios y propagarla al pueblo.

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