martes, 7 de julio de 2020

Santos del día 7 de julio

Santos del día 7 de julio
Nonis iulii
Conmemoración de san Panteno de Alejandría, varón lleno de celo apostólico, enriquecido con toda clase de sabiduría, conocedor en alto grado de la Palabra de Dios y amante apasionado de la misma, acerca del cual la tradición cuenta que su fe y ardiente caridad le impulsaron a ir a predicar el Evangelio a pueblos desconocidos de lejanas regiones de Oriente, y que al volver finalmente a Alejandría, en Egipto, allí descansó en paz, en tiempo del emperador Antonino Caracalla.
En Ebreuil, en la región de Meaux, en Aquitania, santa Edilburga, abadesa del monasterio de Faremoutiers, que, siendo hija del rey de los anglos orientales, dio gloria a Dios con su severa abstinencia y su perpetua virginidad.
En Winchester, en Inglaterra, san Edda, obispo de la Sajonia occidental, varón de preclara sabiduría, que desde Dorchester trasladó el cuerpo de san Birino a esta ciudad, en la que fijó su sede episcopal.
En Dryopolis (Eichstätt), en Franconia, san Willibaldo, obispo, el cual, habiendo profesado como monje, peregrinó a lo largo de lugares santos y muchas regiones para renovar en ellos la vida monástica, hasta que san Bonifacio le ordenó obispo de esta ciudad e hizo de él un valioso colaborador en la evangelización de Germania, pues convirtió a muchos pueblos a Cristo.
En Tallaght, en Irlanda, san Máel Rúain, obispo y abad, que renovó con gran empeño la celebración de la sagrada liturgia, el culto de los santos y la disciplina monástica.
En Urgel, ciudad de Cataluña, en el reino de Aragón, san Odón, que, elegido obispo por aclamación popular cuando era aún seglar, confirmado seguidamente defendió a los más humildes y fue bondadoso para con todos.
En Perugia, de la Umbría, tránsito del papa beato Benedicto XI, de la Orden de Predicadores, que, benigno y bondadoso, conciliador y amante de la paz, promovió durante su breve pontificado la concordia en la Iglesia, la renovación de la disciplina y el enaltecimiento de la devoción religiosa.
En Fossano, en el Piamonte, beato Oddino Barotti, presbítero, párroco pobre y austero, que consumió su vida entregándose día y noche al cuidado de enfermos y moribundos durante el transcurso de una peste contagiosa.
En Winchester, en Inglaterra, beatos Rogelio Dickinson, presbítero, y el labrador y padre de familia Raúl Milner, pobre e iletrado pero firme en la fe, que en tiempo de la reina Isabel I fueron encarcelados, cruelmente atormentados y, finalmente, condenados al patíbulo. Con ellos se conmemora al beato Lorenzo Humphrey, que había abrazado la fe católica en su juventud y que murió ahorcado en fecha incierta.
En el mar, frente a la población de Rochefort, en Francia, beato Juan José Juge de Saint-Martin, presbítero y mártir, que, siendo canónigo de Limoges, fue detenido durante la Revolución Francesa por ser sacerdote, y encerrado en condiciones inhumanas en un nave, pasó de este mundo al Señor consumido por la enfermedad.
En Orange, también en Francia, beata Ifigenia de San Mateo (Francisca María Susana) de Gaillard de la Valdéne, virgen, monja benedictina, mártir durante la Revolución Francesa.
Cerca de la ciudad de Hengyang, en la provincia de Hunan, en China, santos Antonino Fantosati, obispo, y José María Gambaro, presbítero de la Orden de Menores, que durante la persecución desencadenada por el movimiento de los Yihetuan, al acercarse a la costa para prestar ayuda a los fieles cristianos, fueron lapidados.
En la ciudad de Jixian, en la provincia de Hebei, en China también, san Marcos Ji Tianxiang, mártir, quien, excluido por treinta años del banquete eucarístico porque no querer abstenerse del uso del opio, no por ello cesó de seguir pidiendo una muerte santa para concluir su vida y, citado a juicio, tras haber profesado firmemente su fe en Cristo, fue admitido al banquete eterno.
En el pueblo de Hujiacun, en Shenxian, también en la provincia china de Hebei, santa María Guo Lizhi, mártir, que durante la misma persecución, cual otra madre de los Macabeos, dio ánimos a los siete miembros de su familia que la acompañaban en el lugar del suplicio, pidió que fuese ella la última en ser ejecutada, y así, habiéndolos visto partir previamente a todos al cielo, finalmente les siguió.
En Fano, Italia, beato Carlos Liviero, obispo de Città di Castello y fundador de la congregación de las Pequeñas Esclavas del Sagrado Corazón.
En el pueblo de Rakunai, en la isla de Nueva Bretaña, en Melanesia, beato Pedro To Rot, mártir, padre de familia y catequista, que en tiempo de guerra fue arrestado por haber perseverado en su ministerio, sufriendo el martirio bajo los efectos de una inyección de veneno letal.
En la ciudad de León, en Nicaragua, beata María Romero Meneses, virgen del Instituto de Hijas de María Auxiliadora, que en el territorio de Costa Rica se dedicó, con bondad y eficacia, a la instrucción de las jóvenes, especialmente las pobres y marginadas, y difundió la devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen María.

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