sábado, 25 de octubre de 2025

Santos del día 26 de octubre

                                              Santos del día 26 de octubre


En Nicomedia, de Bitinia, santos Luciano y Marciano, mártires, que en tiempo del emperador Decio, por orden del prefecto Sabino, fueron quemados vivos. († c. 250)
En Cartago, conmemoración de san Rogaciano, presbítero, a quien, durante la persecución bajo el emperador Decio, su obispo, san Cipriano, confió la administración de la Iglesia de Cartago, y que junto con san Felicísimo padeció torturas y cárceles por el nombre de Cristo. († s. III)
En Argentorato, de Germania, san Amando, considerado como primer obispo de esta sede. († s. IV)
En Narbona, en el mediodía de la Galia, san Rústico, obispo, que deseoso de abandonar su función para retirarse a una vida de silencio, convencido por el papa san León I Magno y reconfortado, permaneció en el cargo y en el trabajo que se le había confiado. († c. 461)
En Angulema, ciudad de Aquitania, san Aptonio, obispo. († c. 567)
En Lastingham, en Northumbria, san Ceda, hermano de san Ceada, ordenado obispo de los sajones orientales por san Finano, distinguido por asentar los cimientos de esta nueva Iglesia. († 664)
En Hexham, también en Northumbria, san Eata, obispo, varón dulce y sencillo, que rigió a la vez varios cenobios e iglesias, hasta que, al regresar a Hexham, fue elegido obispo y abad, sin dejar de llevar una vida ascética. († 686)
En Metz, ciudad de Austrasia, san Sigebaldo, obispo, fundador de diversos monasterios. († 741)
En el monasterio de Heresfeld, en Germania, sepultura de san Witta o Albuino, primer obispo de Bürberg, el cual, oriundo de Inglaterra, fue llamado por san Bonifacio y recibió el encargo de sembrar la simiente de la Palabra de Dios en la región de Hesse. († c. 786)
En Escocia, san Beano, obispo de Mortlach. († c. 1032)
En Pavia, en la Lombardia, san Fulco, obispo, el cual, de origen escocés, fue varón pacífico, insigne por su trabajo y su caridad. († 1229)
En la ciudad de Reggio, en la Emilia, beato Damián Furcheri, presbítero de la Orden de Predicadores, egregio proclamador del Evangelio. († 1484)
En Ravello, cerca de Amalfi, en la Campania, beato Buenaventura de Potenza, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Conventuales, que se distinguió por su obediencia y caridad. († 1711)
En Cracovia, Polonia, beata Celina Chludzinska, viuda de Borzecka, fundadora de la congregación de Hermanas de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, para la educación cristiana de las jóvenes y la renovación religiosa y moral de la mujer. († 1913)
En Maliq, Korçë, Albania, beato Josif Mihali, presbítero de la administración apostólica de Albania Sur (rito greco-católico albano) y mártir. († 1948)

A los lectores del Evangelio de Lucas - Domingo 30º TO Ciclo C: Lucas 18,9-14 (El Jesús de Nazaret de Lucas siempre escoge identificarse con el publicano) y CINCO MINUTOS con el Evangelio de Lucas (Semana 48ª (26.10.2025): Lucas 22,1-20. ¿Por qué se nos hace ver ASÍ lo que AQUÍ no existe?).

 A los lectores del Evangelio de Lucas

Estamos ya en el último domingo del mes de octubre y nos acercamos al final del año de la iglesia católica. Este final del año lo vamos a vivir en cuatro semanas. Seguramente que lo haremos de manera muy consciente. Sin embargo, voy adelantando un asunto que no tiene la menor importancia, aparentemente.
En los once meses anteriores y en este último mes nos ha proclamado nuestra iglesia oficial la oportunidad de acercarnos al mensaje del Evangelio de Lucas. ¿Cómo ha sido este acercamiento? ¿Cómo nos ha ido llevando de la mano domingo tras domingo esta Iglesia por los senderos del relato evangélico? Me lo estoy preguntando y lo pregunto también a cada uno de los visitantes-lectores de esta página. 
Ahora, y a modo de ejercicio poco complicado, compruebo que camino por los surcos del capítulo decimoctavo del relato lucano y que me queda el tiempo de otros cuatro domingos para releer los seis capítulos finales de esta narración evangélica. Demasiado poco tiempo para tanta tarea. Y constato también que las propuestas eclesiales no me ayudarán demasiado para culminar esta propuesta. Los días dos y nueve de noviembre no se nos leerá nada del Evangelista Lucas en la liturgia de las misas dominicales. Y no pasa nada. Y no merece la pena, al parecer, levantar la voz para manifestar el 'maltrato' de la obra evangelizadora realizada por aquel creyente llamado Lucas, el del toro y el del templo.
A mi manera he tratado de responder a esta situación con la escritura de los comentarios del relato de Lucas de manera ordenada. Y espero completar la tarea en este domingo último de octubre y en los cuatro restantes del mes de noviembre. 
Acabo esta presentación e invito a leer despacio el segundo comentario ordenado de esta página dedicado a la reflexión sobre Lucas 22,1-20 donde se nos cuenta el asunto de la propia celebración litúrgica que llamamos eucaristía y sacerdocio. 
Nada más por ahora. Espero dedicarle unas líneas en otra semana a la última Exhortación Apostólica de LEÓN-OSA XIV.
A continuación se encuentran los comentarios para este día 26 de octubre.

Carmelo Bueno Heras
    

Comentario primero:

2025, 26 de octubre. Domingo 30º TO Ciclo C: Lucas 18,9-14. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO: 

El Jesús de Nazaret de Lucas siempre escoge identificarse con el publicano

Dejé ya adelantado en el comentario anterior que el capítulo decimoctavo de Lucas comenzaba con dos muy intencionadas parábolas. De la primera ya hablamos el domingo pasado. Y de la segunda empezamos a hablar ahora: “Dijo también esta parábola a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás” (Lucas 18,9). Y de este capítulo de Lucas nada más se leerá en adelante en las liturgias de la misa.

 

En los versículos 15 a 43 hay relatos muy preciosos de este Evangelista. Creo que no conocerlos es tan peligroso como renunciar a conocer a Jesús de Nazaret. Saber que existen y no acercarse a ellos es caminar enceguecido por el camino del seguimiento de este laico y galileo que se dirige a Jerusalén sin volver la vista atrás. Quien no lee es como quien no ve, que es lo que le sucede al ciego sentado en la entrada de Jericó (18,35-43). ¿Por qué en este año de la lectura de Lucas no se lee un relato como éste? ¿Por qué existen estos silencios en los dicasterios vaticanos? ¿Lo sabe el propio Papa y se calla?

 

Retomamos la lectura y contemplación crítica de las acciones y palabras de ese par de hombres que subieron al Templo de Jerusalén ‘a orar’ (Lucas 18,9-14). Es decir, a contemplar qué hacían en sus días con su vida y qué decían o se decían. Más contraposiciones entre ambos no se pueden expresar con menos palabras.

 

Creo que cualquier lector ya sabe que un extranjero, pecador o pagano no podía estar en los lugares más cercanos al santuario donde se creía que residía la presencia de Yavé Dios. Nadie sabe bien dónde se situó el fariseo, pero no es descaminado pensar que estaba muy cerquita del lugar donde los sacerdotes ofrecían los sacrificios (en primera fila y frente al presbiterio y sagrario, podríamos decir hoy pensando en nuestros templos).

 

Sin embargo, el publicano extranjero y pecador no habría abierto ni la puerta de una de nuestras iglesias. Como mucho, se acercó al atrio y se quitó la boina, como solía hacer mi padre. Y en aquel enorme atrio del templo de Jerusalén, llamado patio de los gentiles, lo que se veía, oía y olía no era otra cosa que las altisonantes manifestaciones de compradores y mercaderes de todo cuanto se podía comprar o vender, desde unos dátiles del oasis de Jericó hasta la miel de los desiertos de Judá o un asno sabio para recorrer cómodamente los tortuosos caminos de la Judea, Samaría o Galilea.

 

¡Qué oraciones tan distintas y distantes se despiertan en ambos contempladores de la espiritualidad del día a día de sus vidas! Pero…, cuando medito esta parábola del fariseo y del publicano tengo la impresión de haberla ya encontrado y comprendido en otros lugares del Evangelio de Lucas. ¿No me la contó cuando le leí lo del padre y sus dos hijos en Lucas 15? Claro. Era la parábola de los fariseos y publicanos. Y Jesús que comía… ¿Orar es comer? Y al revés, ¿comer es orar? Claro que sí.

 

Y no me olvido del mensaje de este Lucas justo antes de contarnos la cena de Jesús en casa del fariseo Simón (7,36-50): “Ahí tenéis a este hombre, un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Un dignísimo ejemplo de hombre sabio” (Lucas 7,34-35). Este Jesús de Lucas siempre escoge identificarse con el publicano. Olé.

Carmelo Bueno Heras. En Burgos, 23.10.2016, Y también en Madrid, 26.10.2025.

 

Comentario segundo:

CINCO MINUTOS con el Evangelio de Lucas para leerlo ordenadamente y desde el principio hasta el final: Semana 48ª (26.10.2025): Lucas 22,1-20.

¿Por qué se nos hace ver ASÍ lo que AQUÍ no existe?

La evangelización de Jesús de Nazaret en el Templo de Jerusalén, según cuenta el narrador Lucas, acaba en el capítulo vigésimo primero de su Evangelio. Al comenzar el capítulo siguiente el lector de este relato constata que Jesús no abandona la ciudad, pero ya no evangeliza en el Templo. Permanece junto a los suyos porque sabe bien que sus pasos y días están contados: “Se acercaba la fiesta de los panes sin levadura llamada Pascua. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley buscaban cómo eliminar a Jesús, pero temían al pueblo” (Lc 22,1-2).

 

He leído en el texto que ‘se acercaba' (22,1). Y poquito después, leo: “Llegó el día de la fiesta de los panes sin levadura, en que debía sacrificarse el cordero pascual” (22,7). Y otro poquito más adelante en el relato leo esto: “Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con todos los suyos (discípulos, DOCE, las seguidoras mujeres que le seguían desde aquel 8,1-3 y otros seguidores) y les dijo...” (22,14). Y me sorprende la rigurosa precisión temporal de hechos y dichos de este Jesús de Lucas, porque leo también: “Y después de la cena...” (22,20).

 

Así, éste es el texto de Lucas 22,1-20, que selecciono para leer y comentar contigo. En síntesis, y leído todo el relato una vez, podemos decir que Lucas nos ha contado la celebración de la cena de Pascua, la última celebración, de Jesús de Nazaret con todos los suyos. Esta cena debía celebrarse en el ámbito judío según una muy precisa liturgia ritual y familiar que siempre podemos leer, con todo el lujo de detalles, en el libro del Éxodo 12,1-51. Sin conocer las claves de este contexto del libro del Éxodo será muy complicado comprender el gesto de Jesús en su última celebración de la Pascua.

 

Leo de nuevo el relato de Lucas y trato de imaginarme a este Jesús que decide celebrar su última Pascua de los panes y del cordero en memoria de la liberación de la esclavitud no como se mandaba e imponía en el rito de toda la tradición de la Ley, sino de otra manera. La primera Pascua en Egipto se celebró en la noche y bajo la tensión de la persecución del Faraón. La última Pascua de Jesús y de los suyos se celebra bajo el conflicto con el poder del Templo.

 

Este mismo Jesús propone que se aprenda a celebrar de manera bien distinta esa misma experiencia festiva y liberadora de la Pascua sentados en la mesa, en una comida y con pan y vino que hablan de su persona y no de la Religión de la Ley de Moisés. Una comida como tantas otras comidas que compartió desde cuando estuvo en Galilea con todo tipo de personas. Comidas que nunca comprendieron ni aceptaron los fariseos y escribas de la Ley, como se cuenta tan acertadamente en aquel lugar que yo llamé ‘Lucas quince’ (Lc 15).

 

El tan desgastado y manoseado ‘haced esto en memoria mía’ de nuestros estamentos sacerdotales, ¿Cómo debe interpretarse?: ¿Cómo repetir el rito de la Pascua judía? ¿Cómo comer y beber como lo hizo Jesús? ¿Cómo la santa misa acabada de acuñar en el ritual tridentino en el que aún andamos y nos debatimos sin evolución alguna?

 

Y, ¿por qué se nos hace ver lo que aquí no existe? ¿Dónde y cómo está presente aquí el llamado sacramento del orden sacerdotal, de unos pocos y todos varones? Jesús deseó celebrar aquella cena suya y con los suyos como nuevo camino y celebración alternativa de la pascua de su pueblo (22,15).

Carmelo Bueno Heras. En Madrid, 23.10.2018. Y también en Madrid, 26.10.2025.

26 de octubre: Nuestra Señora de la Victoria

 

26 de octubre: Nuestra Señora de la Victoria

La dedicación del templo en honor a Nuestra Señora de la Victoria tuvo lugar en Senlis (Francia) en el año 1225 y fue encabezada por Guarin, obispo de Senlis y entonces canciller de Francia. Felipe Augusto construyó una abadía en acción de gracias por la victoria que obtuvo sobre las tropas del emperador Otón IV, en Bouvines, en el año 1214.

La batalla de Bouvines fue el día 27 de julio de 1214 y no se trata precisamente de una batalla muy recordada

Con la muerte del rey Ricardo Corazón de León, su hermano Juan reclamaba las tierras de Normandía para si mismo, las cuales correspondía quedar bajo el dominio de su sobrino, un niño llamado Arturo. Arturo fue asesinado y Juan se autoproclamó Duque de Normandía. Cuando el rey Felipe Augusto se enteró de la novedad, lo llamó dar cuenta de su sobrino y como Juan se negó, por lo que el monarca le quitó el derecho a gobernar Normandía. En consecuencia, Juan se unió con el emperador alemán y el Conde de Flandes para combatir al Rey.

Felipe fue a misa con sus tropas justo antes de la batalla. Su ejército probablemente numeradas en total unos 15.000 hombres, mientras que las fuerzas aliadas enemigas los doblaban en cantidad. Sabiendo que sus nobles estaban ansiosos por la próxima batalla , el rey Felipe se quitó la corona y la puso sobre el altar , y dijo: "si alguien aquí piensa que puede llevar esta corona más digno que yo, le permito dar un paso adelante para tomarla". Los hombres de Felipe fuerte reafirmaron su fidelidad a su rey y se fueron con entusiasmo a la batalla.

La batalla fue muy reñida , y tanto el rey Felipe IV y Otto de Alemania tenía varios caballos muertos debajo de ellos. En un momento en que el rey Felipe fue desmontado de su caballo y fue rápidamente rodeado por piqueros flamencos. Ante el peligro de su vida, en encomendó a la Santísima Virgen María y pudo salvarse de ser asesinado.

Finalmente, las tropas del rey Felipe vencieron y capturaron al conde de Flandes. La victoria ayudó a fortalecer la monarquía en Francia, ante el constante acoso de Inglaterra. En acción de gracias por la victoria, el rey Felipe Augusto fundó la Abadía de la Victoria entre Senlis y el obispo Monte, en honor a la Madre de Dios por esta victoria de la señal.

(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

viernes, 24 de octubre de 2025

Santos del día 25 de octubre

                                          Santos del día 25 de octubre


En Roma, en el cementerio de Trasone, de la vía Salaria Nueva, santos Crisanto y Daría, mártires, a los que dedicó sus alabanzas el papa san Dámaso. († c. 283)
En Soissons, de la Galia Bélgica, santos Crispín y Crispiniano, mártires. († c. s. III)
En Florencia, ciudad de la Toscana, san Miniato, mártir. († c. s. III)
En Périgeux, de Aquitania, san Frontón, considerado como el primer anunciador del Evangelio en esta ciudad. († c. s. III)
En Constantinopla, santos Martirio, subdiácono, y Marciano, cantor, que en tiempo del emperador Constancio fueron asesinados por los arrianos. († c. 351)
En Brescia, ciudad de la región de Venecia, san Gaudencio, obispo, que, ordenado por san Ambrosio, se distinguió entre los prelados de la época por su doctrina y sus virtudes, enseñó a su pueblo de palabra y con sus escritos, y construyó una basílica a la que llamó «Concilio de los Santos». († c. 410)
En el territorio de Gevaudan, en la Galia, san Hilaro, obispo de Javols. († s. VI)
En las cercanías de Segovia, en Hispania, san Frutos, que llevó vida eremítica junto a una escarpada montaña. († c. 715)
En la ciudad de Pécs, en Hungría, san Mauro, obispo, que, hombre de sólida formación eclesiástica, fue monje y abad del monasterio de San Martín de Pannonhalma. († 1070)
En Vic, localidad de Cataluña, en España, san Bernardo Calbó, obispo, quien, siendo juez, renunció a su cargo para profesar como monje cisterciense. Fue abad del monasterio de Santes Creus y, más tarde, resultó elegido para la sede de Vic, promoviendo siempre la verdadera doctrina. († 1243)
En Borgo Sant’Antonio, del Piamonte, muerte del beato Tadeo Machar, obispo de Cork y Cloyne, en Irlanda, el cual, víctima de las envidias de los poderosos, tuvo que salir de su país, y de viaje hacia Roma descansó en el Señor. († 1492)
En el municipio de Nules, en la provincia de Castellón de la región valenciana, en España, beato Recaredo Centelles Abad, presbítero de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y mártir, que, durante la persecución contra la Iglesia, fue asesinado a las puertas del cementerio por quienes odiaban el sacerdocio. († 1936)
En Alcira, en la misma región de Valencia, también en España, beatas María Teresa Ferragud Roig y sus hijas María de Jesús (Vicenta), María Verónica (Joaquina), María Felicidad Masiá Ferragud, vírgenes de la Orden de Clarisas Capuchinas, y Josefa de la Purificación (Raimunda) Masiá Ferragud, virgen de la Orden de Agustinas Descalzas, todas ellas mártires, que durante la misma persecución dieron testimonio invicto de su fe en Cristo, y merecieron ser coronadas. († 1936)

En Roma, san Marcelino, papa y mártir, quien, bajo Maximiano, por la fe de Cristo, junto con Claudio, Cyrino y Antonino, fue decapitado. [Elogio del MR 1909] († 304)