Tú me dices
Tú me dices que a causa de tu espíritu somnoliento, distraído, voluble, miserable, al que se suman muchas veces los disturbios físicos, no puedes resistir a permanecer en la iglesia más de una hora y media. No te apenes por esto, sólo evita las ocasiones, esforzándote en vencer toda molestia y todo aburrimiento y no canses excesivamente a tu espíritu con oraciones muy largas y continuadas, cuando el espíritu y la cabeza no se prestan.
Procura apartarte, entre tanto, durante el día, en cuanto te sea posible, y en el silencio de tu corazón y de la soledad ofrece tus alabanzas, tus bendiciones, tu corazón contrito y humillado y toda a ti misma al Padre celestial. Y así, mientras la mayor parte de las criaturas olvida la bondad del Esposo divino, criaturas hechas a su imagen, nosotros lo mantenemos siempre cerca, con esos retiros y prácticas.
(19 de septiembre de 1914, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 174
No hay comentarios:
Publicar un comentario