En Roma, en el cementerio de Comodila de la vía Ostiense, conmemoración de santa Emérita, mártir.
En Agauno, en la región de Valais, en Helvecia, santos mártires Mauricio, Exuperio y Cándido, soldados romanos, que, al decir de san Euquerio de Lyon, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano, juntamente con sus compañeros de la misma legión Tebea y el veterano Víctor, e ilustraron así a la Iglesia con su gloriosa pasión.
En Roma, en la vía Salaria Antigua, sepultura de santa Basila, mártir bajo Diocleciano y Maximiano.
En Levroux, en el territorio de Bourges, en Aquitania, san Silvano, eremita.
En el monte Glonna, a orillas del Loira, en la región de Poitiers, en la Galia, san Florencio, presbítero.
En la Galia, en el territorio de Coutances, san Lautón o Laudo, obispo.
En Laon, lugar de Neustria, santa Salaberga, abadesa, de quien se dice que san Columbano le curó su ceguera y la encauzó al servicio de Dios.
En Ratisbona, en Baviera, san Emeramo, obispo, martirizado por su fe en Cristo.
En el monasterio cisterciense de Morimond, en la Galia, tránsito del beato Otón, obispo de Freising de Baviera, muerto con el hábito monacal, que nunca abandonó en todo el tiempo de su episcopado.
En Turín, en la región del Piamonte, san Ignacio de Santhià (Lorenzo Mauricio) Belvisotti, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, asiduo en atender a penitentes y en ayudar a enfermos.
Frente a Rochefort, en la costa norte de Francia, beato José Marchandon, presbítero y mártir, que, en los días de la Revolución Francesa, por razón de su condición sacerdotal, fue encarcelado en una sórdida nave, donde murió consumido de hambre y enfermedad, para volar al Padre.
En Seúl, en Corea, pasión de los santos Pablo Chong Ha-sang y Agustín Yu Chin-gil, mártires. Pablo coordinó la primera comunidad de cristianos durante veinte años de persecución, y el segundo escribió una carta al papa Gregorio XVI pidiéndole presbíteros para Corea. Ambos catequistas fueron decapitados a causa de su fe, después de crueles suplicios.
En la localidad denominada Montserrat, en la región de Valencia, en España, beato Carlos Navarro Miquel, presbítero de la Orden de Clérigos Regulares de las Escuelas Pías, y mártir glorioso durante la dura persecución religiosa.
En la misma población de Montserrat, beato Germán Gozalvo Andreu, presbítero y mártir por el testimonio de Cristo en la misma persecución religiosa.
En Alcira, también en la provincia de Valencia, en España, beatos mártires Vicente Pelufo Corts, presbítero, y Josefa Moscardó Montalvá, virgen, que merecieron portar la palma de la victoria ante Dios omnipotente durante la referida persecución.
En Bolbaite, en la misma provincia de Valencia, beato Vicente Sicluna Hernández, presbítero y mártir en la citada persecución.
En Corbera, cerca de la ciudad de Valencia, de nuevo en España, beata María de la Purificación Vidal Pastor, virgen y mártir durante la misma persecución, por lo que mereció entrar con Cristo Esposo a las bodas eternas.
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