El modelo educativo que llega a Madrid: gratuito, sin horarios ni
profesores y con trabajo seguro
Desde septiembre 450 alumnos aprenderán
programación con un exitoso modelo que ha importado Telefónica desde París
Según Eurostat, en el sector de la
tecnología trabaja un 2,4% de población ocupada en España, frente a una media
europea de 3,5%. Una brecha enorme que es fundamental tapar. El problema es que
muchos jóvenes ven la universidad como una pérdida de tiempo, ya que casi todo
lo pueden aprender solos. Pensando en ellos —gran parte de los gurús
tecnológicos españoles abandonaron las aulas antes de tiempo— la Fundación Telefónica importa a España Escuela
42, una exitosa fórmula gratuita para aprender programación como si fuera un
videojuego pero acudiendo a un espacio que se comparte con otros compañeros y
donde se celebran charlas y talleres. La metodología, gratuita, dura tres años
y medio, no hay profesores ni horarios. La sede —se inaugurará en septiembre en
la ciudad de Telefónica en Las Tablas (Madrid)— estará abierta todos los días
de la semana y a todas horas. Cada cual irá a su ritmo, sin normas.
Hoy lunes el proyecto, que pretende
conectar con el empleo del futuro, se ha presentado en la capital y se
abre el plazo para inscribirse en las pruebas de acceso en su
web. Quien pase la primera criba trabajará, en la segunda, durante 28 días
en 14 proyectos que se llevarán a cabo en la "piscina", un espacio de
Telefónica con colchonetas y duchas. La idea es empezar formando a 450 alumnos,
pero con capacidad máxima de albergar a 900. Desde hace años muchas
tecnológicas no echan un vistazo al currículum, sino que piden a los
aspirantes al puesto que demuestren lo que saben hacer sentados delante de un
ordenador. Adiós a la titulitis. Las entrevistas ya no las hace
recursos humanos, sino técnicos que evalúan la capacidad de resolver problemas
reales.
“La empleabilidad del siglo XXI requiere
un nuevo modelo de aprendizaje debido a la imparable revolución digital”. Así
ha explicado el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, el
motivo de importar este modelo de formación. Antes vieron otros proyectos en 81
universidades y escuelas. El presidente reconoce que la tecnología va a
acabar con millones de puestos de trabajo,pero recuerda que también va a
generar muchos nuevos. Y ha dado una cifra: el 85% de los trabajos de 2030 no
se han inventado todavía, según el informe Dell Technologies, dirigido por
el Institute for the Future (IFTF). Entre
1970 y 2015, los ordenadores destruyeron en Estados Unidos 3,5 millones de
puestos de trabajo a la vez que contribuyeron a crear 19,3 millones
nuevos.
“Este sistema rompe el paradigma de la
educación, el reglado no engancha a algunos perfiles. Aquí se aprende a
aprender”, sostiene Luis Miguel Olivas, director de Innovación Educativa
de la fundación. La metodología, basada en la gamificación y el igual a
igual, se divide en 21 niveles y se basa en proyectos de diferentes ramas de la
programación. Los primeros son comunes a todos los alumnos y luego cada uno
encamina sus pasos hacia una especialidad: un lenguaje informático,
ciberseguridad o sistemas. “Se trabaja de forma colaborativa, inter pares,
necesitas a tus compañeros para resolver problemas y te corrigen las pruebas…Es
100% flexible e individualizado”, prosigue Olivas. Un equipo pedagógico en
París ha creado 250 proyectos de aprendizaje que va actualizando
constantemente.
De París, donde se presentan a las
pruebas 50.000 aspirantes, esta academia saltó a otros lugares. La
academia existe en más de 10 países del mundo. Los primeros centros abrieron en
2013 en París y en Silicon Valley, en Estados Unidos. Después, la iniciativa
llegó a Bélgica, Holanda, Marruecos, Sudáfrica, Moldavia, Ucrania, Rusia y
Finlandia. Próximamente, además del nuevo centro de España, Fundación
Telefónica también inaugurará una escuela en Sao Paulo (Brasil). “No
queremos reinventar la rueda, sino traer lo que está siendo un éxito en otros
países”, explica Álvarez-Pallete. La sede madrileña contará con espacios
diáfanos para los ordenadores, salas de trabajo para reuniones y un auditorio
para 150 personas. También tendrá salas de descanso y de ocio, una cafetería e
incluso una sala de e-Sports.
En el acto ha estado presente Cath
Madinier, que fue alumna de la escuela de París y ahora dirige la de Ámsterdam.
Esta francesa, graduada en Administración de Empresas, no tenía ni idea de programación,
ni siquiera había usado un Mac. Pero necesitaba un desafío intelectual y buscó
y buscó en Internet hasta que dio con la Escuela 42 de París. Cuenta que su
problema ahora es retener a los alumnos, porque en cuanto empiezan a hacer
prácticas (a partir de un año) reciben ofertas de trabajo tentadoras. Cada
estudiante recibe de media ocho propuestas de empleo mientras está en la
escuela. "Si se quedan tendrán trabajos más interesantes y mejor
pagados", promete Madinier.
La escuela se formuló para jóvenes de 18
a 35 años pero ahora se ha abierto a todas las edades, “la empleabilidad no
entiende de barreras”. No se requieren conocimientos previos —una alumna de
Ámsterdam no conocía la tecla de las mayúsculas, por ejemplo— ni titulaciones.
Se garantizan prácticas y la fundación pretende que los alumnos hagan
voluntariado. Telefónica abrirá paralelamente esta escuela en São
Paulo y tiene en mente otras ciudades españolas. "No queremos que se
homologuen los estudios porque entonces no se puede responder a la demanda de
las empresas", subraya Olivas.
El director de
Innovación Educativa, sin embargo, insiste en la importancia del
profesorado como palanca de cambio para la incorporación de las
tecnologías en la vida de los más jóvenes.
Iniciativas pioneras en la universidad
Hoy la estructura de la universidad
pública hace inviable que compita con la oferta privada, y , más aún, si esta
no es reglada. Los profesores hacen la memoria de un título, pasa por los
órganos de gobierno de la universidad, lo supervisa el Gobierno autónomo, la
agencia de evaluación ANECA emite un informe y cuando este resulta positivo,
debe aprobarlo el Consejo de Universidades, autorizarlo la comunidad autónoma y
al fin publicarse en el BOE. En total de año y medio a dos años para lanzar un
título que se demanda desde hace cuatro.
El pasado marzo la Fundación
Cotec para la innovación publicó un decálogo para
reiniciar la universidad, que corre el riesgo de quedarse arrinconada, e
insistía en los plazos. "Necesita un marco regulatorio flexible, que le
permita incorporar con agilidad nuevas titulaciones, contenidos y estructuras.
Solo así podrá responder a los cambios en igualdad de condiciones que otras
instituciones educativas no formales (sociales y empresariales)", se
afirma en el primer punto del listado dedicado a la flexibilidad.
Las universidades, conscientes de su
alejamiento del mercado, tratan de acercarse con distintas iniciativas al
sector. Por ejemplo, los alumnos de la Universidad Carlos III organizan
desde hace siete años la feria T3chfest. A la última edición, celebrada en
marzo, acudieron 35 empresas y 2.200 estudiantes (parte de ellos de
FP). "Nos dimos cuenta de que faltaba ver el mundo real, lo que
reclamaban las empresas. La universidad se ha quedado un poco anticuada, te da
la base pero el mundo de la tecnología cambia cada pocos meses y eso lo ves en
la feria".
El grado de Ingeniería Multimedia de
la Universidad
de Alicante sigue la metodología del "aprender
haciendo". De forma que los alumnos se enfrentan a proyectos por
equipos. El alumno ha pasado allí a ser el centro del proceso de
aprendizaje. O el grado de Educación Social de la Universidad
de Barcelona es otro ejemplo. La facultad ha desarrollado
itinerarios personalizados para cada alumno a través de un libro de
contabilidad electrónico (parecido a una base de datos relacional) que puede
ser compartido por muchos compañeros.
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