Espíritu de gentileza
2004-04-30
Blaise Pascal (1623-1662), genio de las matemáticas, inventor de la máquina de calcular, filósofo y místico, percibió de golpe la gran contradicción de los tiempos modernos que acababan de consolidarse: la desarticulación entre dos principios que él llamó esprit de géométrie y esprit de finesse. Espíritu de geometría es la razón calculadora, instrumental-analítica, que se ocupa de las cosas, en una palabra, la ciencia moderna, que con su poder cambió la faz de la Tierra. Espíritu de finura, que nosotros traducimos por espíritu de gentileza es la razón cordial – logique du coeur (la lógica del corazón) según Pascal - que tiene que ver con las personas y las relaciones sociales, en una palabra, con otro tipo de ciencia que cuida de la subjetividad, del sentido de la vida, de la espiritualidad y de la calidad de las relaciones humanas.
Ambas razones son necesarias para realizar la existencia. ¿Qué haríamos hoy sin la ciencia? ¿Qué seríamos sin ética, sin caminos espirituales y sin psicología? El drama de la modernidad consiste en haber desarticulado estas dos razones imprescindibles. Inicialmente se combatieron mutuamente; después, marcharon paralelas y hoy buscan convergencias en la diversidad, en el esfuerzo, aunque tardío, de salvar al ser humano y la integridad de la naturaleza. El hecho es que hubo inflación del espíritu de geometría; con él creamos el mundo de los artefactos, buenos y perversos, desde la nevera a la bomba atómica. El espíritu de gentileza nunca adquirió centralidad, por eso somos tan vacíos y violentos. Hoy es urgente. Seremos gentiles y cuidantes o nos entredevoraremos.
¿Por qué escribo todo esto? Por causa de la violencia de Rio de Janeiro. Esta ciudad fue una de las más rientes ciudades de la Tierra. El esplendor de la naturaleza se había casado felizmente con la cordialidad de la gente. Perdimos la cordialidad y la naturaleza ya no es la misma. Sigue ahí pero ya no nos alegra porque el cuadro de violencia turba nuestros ojos y nuestro corazón se dispara de miedo y desconfianza. Tenemos que oír el llamamiento de quien conoce la ciudad desaparecida, el maestro Zuenir Ventura: necesitamos el espíritu de gentileza.
Hubo un hombre enviado a Rio por Dios. Su nombre era José da Trino, llamado el Profeta Gentileza (1917-1996). Durante más de veinte años circuló por la ciudad con su bata blanca llena de colgajos y con su estandarte, predicaba en las plazas y se subía en las barcas que hacen el recorrido entre entre Rio y Niterói anunciando sin cansar:\"Gentileza genera Gentileza\". Sólo con Gentileza –decía– superamos la violencia que se deriva del \"diablo-capital\". Inscribió sus enseñanzas ligadas a la gentileza en 55 pilastras del viaducto de Caju, a la entrada de la ciudad, recuperadas bajo la orientación del profesor Leonardo Guelman que le dedicó un riguroso trabajo académico, acompañado de un vídeo y de un bellísimo CD-ROM con el título Universo Gentileza: la génesis de un mito contemporáneo.
Durante la Eco-92, el Profeta Gentileza se situaba estratégicamente en el sitio por donde iban a pasar los representantes de los pueblos y les invitaba a vivir la Gentileza y poner Gentileza en toda la Tierra.
Su mensaje es de extrema urgencia en el Rio de estos días. No bastan los patronos que tenemos, san Sebastián y san Jorge. Ellos incluso llevan símbolos de violencia, la flecha en el cuerpo y la lanza contra el dragón. Necesitamos un símbolo puro como el Profeta Gentileza. Volveremos a él.
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