San Agerico de Verdún | |
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San Agerico de Verdún, obispo
En Verdún, de Austrasia, san Agerico, obispo, que edificó iglesias y bautisterios, y, habiendo convertido su iglesia en asilo de prófugos, tuvo que padecer mucho por parte del rey Teodorico.
Agerico nació en Verdún o en las cercanías (tal vez en Arville), hacia el año 521. Llegó a formar parte del clero de la iglesia de San Pedro y San Pablo de Verdún. A los treinta y tres años, sucedió a San Desiderio en el gobierno de la diócesis.San Gregorio de Tours y san Venancio Fortunato, quienes fueron a visitarle a Verdún, escribieron sobre él en forma muy laudatoria: «Los pobres reciben socorro; los tristes, esperanzas; los desnudos, vestido. Lo que es de uno es de todos», dice Venancio Fortunato. San Agerico gozó del favor del rey Sigeberto I y fue él quien bautizó a su hijo Childeberto y actuó como consejero de éste cuando ascendió al trono.
Sin embargo, el santo no consiguió obtener del joven rey gracia para Bertefredo y otros nobles rebeldes que se refugiaron en el santuario. En efecto, Bertefredo fue asesinado por los hombres del rey en la propia capilla del obispo. Más agradable es otra anécdota que se cuenta acerca de la amistad de Childeberto y Agerico. En cierta ocasión, el santo invitó a palacio a todos los personajes de la corte y éstos bebieron tanto, que el vino comenzó a escasear. Entonces, san Agerico mandó traer la última barrica y la bendijo; gracias a ello, la barrica alcanzó para satisfacer a todos los comensales. También se le atribuye el milagro de haber salvado a un criminal de Laon que estaba condenado a muerte, y para quien el santo obtuvo el perdón. Agerico murió el año 588. Se dice que sufrió un ataque al corazón por no haber podido salvar a Bertefredo. Fue sepultado en la iglesia de San Andrés y San Martín, que él mismo había construido en Verdún. A principios del siglo XI, se estableció allí una abadía dedicada a San Agerico.
Además de los datos que nos dan san Gregorio de Tours y san Venancio Fortunato, Hugo de Flavigny escribió una especie de biografía, reuniendo los datos de esas fuentes (Migne, PL., vol. CLIX, cc. 126-131).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Beato Antonio Bonfadini | |||||||
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Beato Antonio Bonfadini, religioso presbítero
En la ciudad de Cotiniola, en la Emilia, beato Antonio Bonfadini, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, predicando la Palabra de Dios, durante largo tiempo recorrió diversas regiones de Italia y lugares de Tierra Santa.
Antonio Bonfaddini pasó los últimos días de su vida en Cotignola, donde murió y quedó su cuerpo incorrupto. Nació en Ferrara el año 1400. Se doctoró en su ciudad natal en 1439. A los 37 años entró entre los Hermanos Menores en el convento observante del Espíritu Santo, en Ferrara y destacó por la fidelidad a la regla franciscana, por su espíritu de oración y su provechosa predicación. Ordenado sacerdote, se sintió atraído por la predicación de San Bernardino de Siena, que produjo un despertar maravilloso de virtudes también entre sus hermanos. Así que se puso enseguida a recorrer los caminos de Italia como predicador de la palabra de Dios. Es el siglo XV, el siglo de oro de la predicación y de la santidad de la observancia franciscana. Baste recordar sus cuatro espléndidas columnas: San Jacobo de la Marca, San Juan de Capistrano, San Bernardino de Siena y Alberto de Sarteano. En semejante clima no es de admirar que Antonio se sintiese atraído por ellos. Su intenso y fructuoso apostolado desempeñado en Italia duró algunos decenios, y llevó muchísimas almas a una renovación de la vida cristiana.
Antonio quiso también extender su apostolado a los pueblos a los que aún no había llegado la luz del Evangelio. Inspirado por Dios pensó en la misión de Tierra Santa, que fue recorrida por el mismo Hijo de Dios hecho hombre y guarda los más grandes recuerdos de nuestra redención. Dicha misión había sido fundada por el mismo San Francisco en 1217, con su compañero fray Elías como primer ministro de la provincia de Oriente o de Ultramar. Más adelante la orden franciscana se haría cargo de algunos santos lugares, en nombre de la Iglesia.
No sabemos de cierto el tiempo que permaneció el beato Antonio Bonfadini en Palestina, ni las actividades que desempeñó. Pero su avanzada edad no le permitía desarrollar una actividad apostólica normal, y tal vez por eso decidió regresar a Italia.
Lleno de méritos y de años, con profundo pesar, emprendió el viaje de regreso, que fue más pesado que el de ida. Su meta debía ser el convento de Ferrara, donde deseaba terminar sus días. Sin embargo, al llegar a Italia se olvidó del cansancio, de las enfermedades y de los años, y reemprendió con renovado ardor su apostolado de predicación por ciudades y campos. Fue inmenso el bien realizado en este final de su vida.
Agotadas sus fuerzas, entregó su alma a Dios en Cotignola, en el Hospital de los Peregrinos el 1 de diciembre de 1482. Tenía 82 años de edad. En dicha ciudad gozó siempre de una gran veneración, y lo llaman "el Santo de Cotignola". Allí lo celebran el lunes de Pascua, día en que su cuerpo es expuesto y venerado por multitud de fieles de toda la región. El papa León XIII aprobó su culto el 13 de mayo de 1901, y su fiesta se celebra el 1 de diciembre.
fuente: Frate Francesco
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