Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad (15 al 23 de septiembre)
Por: n/a | Fuente: devocionario.com
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Por la señal de la Santa Cruz...
Señor mío, Jesucristo...
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Soberana Virgen María, Reina de los Ángeles, Emperatriz de los cielos, elegida Madre de Dios, concebida en gracia, a quien rinden veneración todos los coros de los Ángeles y Santos del cielo. A Ti me acerco para rogarte que, puesto que bajaste del cielo a la tierra declarando que eres Madre de Merced y de las Misericordias, usa tu piedad con este humilde devoto tuyo. Y para más obligarte, Madre de pecadores, consuelo de los afligidos, socorro de todas las necesidades, me consagro una vez más a ti, como esclavo y servidor tuyo. Dirígeme, encamíname y ampárame, Señora y Madre mía, para que acierte a servirte y logre lo que en esta novena pido y deseo, si es del agrado de tu precioso Hijo Jesús, que vive y reina con Dios Padre, en unidad del Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén
Rezar a continuación la oración del día que corresponda:
DÍA NOVENO
Dios y Señor de todo el Universo, que compadecido de nuestras miserias te dignaste bajar a redimirnos de la esclavitud del pecado haciéndote hombre en las purísimas entrañas de María; te rogamos por ese infinito amor tuyo, que pues elegiste a la Virgen Madre tan pura y tan misericordiosa, hagas que ella derrame sobre todos tus devotos la lluvia de sus bondades, para que mereciendo subir pro la senda de las virtudes, logremos, por la intercesión de la virgen María de la Merced, gozar de la Bienaventuranza Eterna, adorándote en tus moradas celestiales, donde vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Pídase la gracia que se desea obtener. Terminar con las oraciones finales para todos los días.
ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Salutaciones. Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Hija del Eterno Padre y te consagro mi alma con todas sus potencias. Dios te salve, María...
Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Madre de Dios Hijo y te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Dios te salve, María...
Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Esposa del Espíritu Santo y te consagro mi corazón con todos sus afectos, pidiéndote que me obtengas de la santísima trinidad todos los medios y gracias que necesito para mi salvación eterna. Dios te salve, María...
Oración. ¡Oh, Bendita Virgen María de la Merced! ¿Quién podrá darte las debidas gracias y alabanzas por la solicitud tan maternal con que siempre has atendido a todas las almas? ¿Qué alabanzas podrá tributarte el frágil mortal que no haya aprendido de ti, Madre mía?
Dígnate aceptar nuestras plegarias que con todo fervor te dirigimos para agradecerte tantos y tan grandes favores que hemos recibido de tu maternal bondad. Son pobres y desproporcionadas a tus beneficios, pero no pongas tus ojos en ellos, piensa más bien que somos tus hijos y que, como hijos muy amantes te las dirigimos. A recibirlas alcánzanos el perdón de nuestros pecados y redímenos del castigo por ellos tenemos merecido. Escucha propicia nuestras plegarias y haz que consigamos la dicha eterna.
Recibe nuestras ofrendas, accede a nuestras súplicas, disculpa nuestras faltas, pues eres la única esperanza de los pecadores. Por tu intercesión ante tu Hijo esperamos el perdón de nuestros pecados y en ti, oh Madre celestial, tenemos toda nuestra esperanza. Virgen excelsa de la Merced; socorre a los desgraciados, fortalece a los débiles, consuela a los tristes, ruega por nuestra Patria, intercede por el Papa, por los Obispos, por los Sacerdotes, por los presos y sus familias; que experimenten tu protección maternal todos cuantos se acerquen a ti con devoción y confianza. Está siempre dispuesta a escuchar las oraciones de los que acuden a tus plantas, de manera que vean siempre cumplidos sus deseos. Ruega sin cesar por todo el pueblo cristiano tú, oh Virgen dichosa, que mereciste llevar en tus entrañas purísimas al Redentor del mundo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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