San Pío de Pietralcina, religioso presbítero
fecha: 23 de septiembre
n.: 1887 - †: 1968 - país: Italia
otras formas del nombre: Francisco Forgione, Padre Pío
canonización: B: Juan Pablo II 2 may 1999 - C: Juan Pablo II 16 jun 2002
hagiografía: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
n.: 1887 - †: 1968 - país: Italia
otras formas del nombre: Francisco Forgione, Padre Pío
canonización: B: Juan Pablo II 2 may 1999 - C: Juan Pablo II 16 jun 2002
hagiografía: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
Elogio: Memoria de san Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, presbítero de
la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni
Rotondo, en la región italiana de Apulia, se dedicó a la dirección espiritual
de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención
particular hacia los pobres y necesitados. Terminó en este día su peregrinación
terrena, configurándose con Cristo crucificado.
Oración: Dios todopoderoso y eterno, que
concediste a san Pío, presbítero, la gracia singular de participar en la cruz
de tu Hijo, y por su ministerio renovaste las maravillas de tu misericordia,
concédenos, por su intercesión, que, compartiendo los sufrimientos de Cristo,
lleguemos felizmente a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
El Padre Pío nació en Pietralcina, pequeña
localidad de la provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887, hijo de Gracio y
María Josefa Forgione. En el bautismo recibió el nombre de Francisco. Desde los
primeros años sintió fuertemente la vocación de consagrarse al Señor y fue
favorecido por Dios con celestes visiones. A los cuatro años, en la iglesia de
Santa Ana, se le apareció el Sagrado Corazón de Jesús, que lo invitó a
acercarse al altar. El 6 de enero de 1903 entró como clérigo en el noviciado
del convento de los Hermanos Menores Capuchinos de Morcone (Benevento) y se
distinguió por el espíritu de mortificación y amor a la Pasión de Jesús, en la
cual meditaba asiduamente, derramando copiosas lágrimas. Ordenado sacerdote en
la catedral de Benevento, el 10 de agosto de 1910, ejerció los primeros años de
sacerdocio en su pueblo natal, donde permaneció hasta 1916 por motivos de
salud. El 17 de febrero del mismo año regresó entre sus cohermanos del convento
de Santa Ana en Foggia.
El 28 de julio de 1916 subió por primera
vez al Gargano, al convento santuario de Santa María de las Gracias en San
Giovanni Rotondo, donde, salvo pocas y breves interrupciones, debidas sobre
todo al servicio militar, al cual fue llamado, permaneció hasta su muerte,
acaecida el 23 de septiembre de 1968. Fue favorecido por el Señor con carismas
especiales: éxtasis, aromas, bilocación, introspección, transverberación del
corazón, etc. El más insigne de ellos fue el de los estigmas, que recibió de un
misterioso “personaje” en la mañana del viernes 20 de septiembre de 1918,
mientras oraba ante el Crucifijo del coro en la vieja iglesita de Santa María
de las Gracias. Llevó los estigmas por medio siglo, hasta su muerte, cuando
desaparecieron misteriosamente sin dejar ninguna cicatriz. El Padre Pío es el
primer sacerdote estigmatizado. Durante su vida atendió únicamente al desempeño
de su ministerio sacerdotal, entregado a la oración, la celebración de la santa
Misa, la administración de los sacramentos, la dirección espiritual,
especialmente con la confesión y la correspondencia epistolar.
Inflamado en el amor a Dios y las almas,
fundó dos grandes obras: una espiritual, los “Grupos de Oración”, la otra
material: “La Casa Sollievo della Sofferenza” (alivio del sufrimiento), un
moderno hospital que funciona sobre todo a favor de los pobladores del Gargano.
Innumerables gracias y milagros se
atribuyen a su intercesión. Su fama de santidad se difundió en todo el mundo.
Juan Pablo II el 1 de octubre de 1983, hablando a más de veinte mil miembros de
los “Grupos de Oración” del Padre Pío dijo: «La presencia de ustedes y
su compromiso cristiano están indisolublemente ligados a la personalidad y a la
obra del Padre Pío de Pietralcina, el humilde fraile capuchino que por casi
cincuenta años en el convento de San Govanni Rotondo vivió y realizó su
consagración religiosa a Dios, casi exclusivamente en la continua, prolongada y
fervorosa oración y en el ministerio de la reconciliación, guiando y dirigiendo
a millares de fieles que buscaban el auténtico camino de la perfección y de la
santidad cristiana.»
El Padre Pío murió en septiembre de 1968,
y el 20 de febrero de 1971, apenas tres años después de su muerte, Pablo VI,
dirigiéndose a los Superiores de la orden Capuchina, dijo de él: «¡Mirad
qué fama ha tenido, qué clientela mundial ha reunido en torno a sí! Pero, ¿por
qué? ¿Tal vez porque era un filósofo? ¿Porqué era un sabio? ¿Porqué tenía
medios a su disposición? Porque celebraba la Misa con humildad, confesaba desde
la mañana a la noche, y era, es difícil decirlo, un representante visible de
las llagas de Nuestro Señor. Era un hombre de oración y de sufrimiento».
La fecundidad misteriosa de su larga vida
sacerdotal y de religioso, hijo de San Francisco, continúa actuando todavía,
podremos decir, en un visible crescendo, en especial con los “Grupos de
Oración” y la “Casa Sollievo della Sofferenza”.
Fue beatificado por Juan Pablo II en 1999,
en una multitudinaria ceremonia, y canonizado en julio de 2002.
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