Círculo de S. Pedro: Un apostolado que corresponde “a la llamada a la santidad”
Discurso del Papa Francisco (Texto completo)
(ZENIT – 15 mayo 2018).- El Papa Francisco recibió en audiencia a los miembros del Círculo de San Pedro el pasado sábado, 12 de mayo de 2018, a las 11:50 horas, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico.

Su actividad, organizada en varias Comisiones, se dirige a todos los sectores de la pobreza humana, intentando responder al reclamo de los necesitados, describen en su página web.
Actualmente esta Comisión distribuye unas 50.000 comidas al año en los tres comedores situados en varias zonas de la Ciudad. Con ocasión del Gran Jubileo del 2000, el Santo Padre quiso honrar al Círculo confiándole el encargo de distribuir, cerca de las cuatro Basílicas Patriarcales romanas, 500 comidas gratuitas cada día a los peregrinos pobres que llegaban a Roma para el Año Santo.
La Comisión “Asilos Nocturnos”, con 50 camas, concede a quien no lo tiene una cama y un asilo digno durante la noche.
A continuación ofrecemos el discurso que el Papa les dirigió durante el encuentro:
Discurso del Papa Francisco
¡Queridos socios del Círculo San Pedro!
Os saludo cordialmente y agradezco a vuestro presidente general, el duque Leopoldo Torlonia, sus palabras. Dirijo a cada uno mi agradecimiento por el servicio cotidiano a las personas más desfavorecidas de la ciudad. El Círculo de San Pedro desde muchos años es una hermosa realidad de asistencia y de ayuda para los pobres: un sarmiento de la rica y fecunda “vid” de la caridad, expresión de la “viña” eclesiástica de Roma. Vosotros os esforzáis por ser el rostro de una Iglesia que se extiende hacia los confines, que nunca se detiene, sino que camina para ir hacia los hermanos y hermanas que tienen hambre y sed de escucha, de intercambio, de proximidad, de solidaridad. ¡Os exhorto a seguir este camino!
En vuestra actividad, no os avergoncéis de la carne herida del hermano; al contrario, en cada persona necesitada y que sufre descubrid el rostro de Cristo. Sed misioneros valientes de la caridad cristiana y no os canséis de atestiguar la misericordia y la bondad de Dios, volviéndoos instrumentos de consuelo para muchas personas frágiles y desesperadas.

Os doy también las gracias por el Óbolo de San Pedro, que recogéis en todas las iglesias como signo de vuestra participación a la solicitud del Obispo de Roma por las pobrezas de esta ciudad. Que vuestra apreciada actividad caritativa esté siempre sostenida por la oración y por la referencia constante a la Palabra de Dios, luz que ilumina nuestro camino. Os encomiendo al igual que a vuestros familiares y vuestra misión a la protección de la Virgen Santa, la Salus Populi Romani, y a la intercesión de San Pedro y de San Pablo. Os pido que sigáis sosteniendo mi ministerio también con la oración y os bendigo de todo corazón.
Gracias.
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