En Cartago, ciudad de África, santos mártires Suceso, Pablo y Lucio, obispos, que participaron en un concilio celebrado en esa ciudad, y en tiempo del emperador Decio sufrieron el martirio.
En Nicea, ciudad de la provincia romana de Bitinia, santos Cosconio, Zenón y Melanipo, mártires.
Cerca de Foix, en la Galia Narbonense, tránsito de san Volusiano, obispo de Tours, que, tras ser capturado por los godos, en el destierro entregó su espíritu a Dios.
En Roma, conmemoración de santa Prisca, bajo cuyo nombre fue dedicada la basílica edificada en la colina del Aventino.
En el monasterio de Lure, en Burgundia, san Deicolo, abad, que, oriundo de Irlanda y discípulo de san Columbano, fue el fundador de ese cenobio.
En la ciudad de Ferrara, en la Emilia, beata Beatriz de Este, monja, que, al morir su esposo, renunció a las obligaciones seculares y se consagró a Dios bajo la Regla de san Benito, en el monasterio que ella misma había fundado.
En Buda, en Hungría, santa Margarita, virgen, la cual, hija del rey Bela IV, fue prometida por sus progenitores a Dios en voto para liberar a la patria de los tártaros, por lo cual, siendo niña aún, entró en el monasterio de monjas de la Orden de Predicadores, donde hizo profesión a los doce años, y allí se consagró totalmente a Dios, dedicada a imitar generosamente a Cristo crucificado.
En la ciudad de Cremona, en la Lombardía, beato Facio, el cual, orfebre de profesión, dejó su ciudad natal de Verona y se trasladó a ese lugar, donde llevó una vida penitente y se dedicó a ayudar a peregrinos y enfermos.
En el convento de Morbegno, en los Alpes, beato Andrés de Peschiera Grego, presbítero de la Orden de Predicadores, que andando visitó repetidas veces aquella región, donde vivió austeramente junto a los pobres y trató de conciliar fraternalmente a todos.
En la ciudad de L’Aquila, en el Abruzo, beata Cristina (Matías) Ciccarelli, virgen, de la Orden de San Agustín.
En Braunsberg, en Prusia, beata Regina Protmann, virgen, que, llena de amor por los pobres, se entregó generosamente a su servicio, y para ello fundó la Congregación de Hermanas de Santa Catalina.
En Avrillé, en las cercanías de Angers, en Francia, beatas Felicidad Pricet, Mónica Pichery, Carlota Lucas y Victoria Gusteau, mártires, que fueron fusiladas durante la Revolución Francesa, en odio a su fe cristiana.
En la ciudad de Cassia, en Italia, beata María Teresa (María Juana) Fasce, abadesa del monasterio de la Orden de San Agustín, que supo unir la ascesis y la contemplación con obras de caridad hacia los peregrinos e indigentes.
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