En la provincia romana de Asia Menor, conmemoración de los santos Quirico y Julita, mártires.
En Besançon, en la Galia Lugdunense, santos Ferreol y Ferrucio, mártires.
En Nantes, también en la Galia Lugdunense, san Similiano, obispo, al que san Gregorio de Tours alaba como un gran confesor.
En Amato (Limassol), en la isla de Chipre, san Ticón, obispo, en tiempo del emperador Teodosio el Joven.
En Maguncia, en la Galia Bélgica, santos Áureo, obispo, Justina, su hermana, y compañeros, mártires, que mientras celebraban la Eucaristía fueron asesinados por paganos hunos.
En Lyon, en la Galia, sepultura de san Aureliano, obispo de Arlés, el cual, nombrado vicario en la Galia por el papa Vigilio, fundó en su ciudad dos monasterios, uno masculino y otro femenino, a los que dio una Regla propia.
En Carrara, en la Toscana, beato Cecardo, obispo de Luni y Sarzana, que, inicuamente asesinado por unos obreros cerca de las canteras de mármol, fue considerado como mártir.
En Meissen, en Sajonia, san Benón, obispo, que fue depuesto de su sede y enviado al exilio por defender la unidad de la Iglesia y mantenerse fiel al Romano Pontífice.
En el monasterio de monjas cistercienses de Aywiéres, en Brabante, santa Lutgarda, virgen, insigne por su devoción al Sagrado Corazón del Señor.
En Londres, en Inglaterra, beato Tomás Reding, mártir, monje de la Cartuja de esta ciudad, que, reinando Enrique VIII,, por mostrarse fiel a la unidad de la Iglesia católica, fue encerrado y encadenado en prisión, donde murió consumido por el hambre y la enfermedad.
En el mar, frente al puerto de Rochefort, en Francia, beato Antonio Constante Auriel, presbítero y mártir, el cual, vicario parroquial en Cahors, durante la Revolución Francesa, por su condición de sacerdote, fue encarcelado en una vieja nave, donde, contagiado de fatal enfermedad mientras prestaba ayuda a sus compañeros de prisión, entregó su espíritu al Señor.
En la ciudad de Lang Coc, en Tonkín, santos mártires Domingo Nguyen, médico, Domingo Nhi, Domingo Mao, Vicente y Andrés Tuong, agricultores, todos los cuales, arrestados por su fe cristiana y víctimas de crueles torturas en la cárcel, finalmente fueron decapitados en tiempo del emperador Tu Duc.
En la aldea de Ingenbohl, cerca de la ciudad de Schwyz, en Suiza, beata María Teresa (Ana María Catalina) Scherer, virgen, primera superiora de la Congregación de Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz.
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