Evangelio de hoy | Evangelio del día. Cuidado con siempre
criticar
Evangelio de hoy meditado por Papa Francisco. Mateo 11,16-19.
Evangelio del día. Ten cuidado de estar siempre criticando
Evangelio de hoy - Mateo 11,16-19
Meditación del Evangelio del día - (El reproche de Jesús a los
suyos): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos ¿Con quién puedo comparar
a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan
a los otros: "¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos
cantos fúnebres, y no lloraron!" Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y
ustedes dicen: "¡Ha perdido la cabeza!" Llegó el Hijo del hombre, que
come y bebe, y dicen: "Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y
pecadores". Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus obras". Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
Sobre el Evangelio de hoy - Jesús compara la generación de su
tiempo con aquellos muchachos siempre descontentos que no saben jugar con
felicidad, que rechazan siempre la invitación de los otros: si hay música, no
bailan; si se canta un canto de lamento, no lloran … ninguna cosa les está bien.
Aquella gente no estaba abierta a la Palabra de Dios. Su rechazo
no es al mensaje, es al mensajero. Rechazan a Juan el Bautista, que no come y
no bebe pero dicen que es un endemoniado.
Rechazan a Jesús, porque dicen que es un glotón, un borracho,
amigo de publicanos y pecadores. Siempre tienen un motivo para criticar al
predicador.
Y ellos, la gente de aquel tiempo, preferían refugiarse en una religión
más elaborada: en los preceptos morales, como aquel grupo de fariseos; en el
compromiso político, como los saduceos; en la revolución social, como los
zelotas; en la espiritualidad gnóstica, como los esenios. Con su sistema bien
limpio, bien hecho. Pero al predicador, no.
Jesús les hace recordar:
"Sus padres
han hecho lo mismo con los profetas".
El pueblo de Dios tiene una cierta alergia por los predicadores
de la Palabra: a los profetas, los ha perseguido, los ha asesinado.
Estas personas dicen aceptar la verdad de la revelación, pero al
predicador, la predicación, no. Prefieren una vida enjaulada en su preceptos,
en sus compromisos, en sus planes revolucionarios o en su espiritualidad
desencarnada. Son aquellos cristianos siempre descontentos de lo que dicen los
predicadores.
Estos cristianos que son cerrados, que están enjaulados, estos
cristianos tristes … no son libres. ¿Por qué? Porque tienen miedo de la libertad del
Espíritu Santo, que viene a través de la predicación.
Y este es el escándalo de la predicación, del que hablaba San
Pablo: el escándalo de la predicación que termina en el escándalo de la Cruz.
Escandaliza el hecho que Dios nos hable a través de hombres con
límites, hombres pecadores: ¡escandaliza! Y escandaliza más que Dios nos hable
y nos salve a través de un hombre que dice que es el Hijo de Dios y que termina
como un criminal. Eso escandaliza.
Estos cristianos tristes no creen en el Espíritu Santo, no creen
en aquella libertad que viene de la predicación, que te advierte, te enseña, te
abofetea, también; pero que es precisamente la libertad que hace crecer a la
Iglesia. (Homilía en Santa Marta, 13 de diciembre de 2013)
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