sábado, 29 de enero de 2022

Domingo 4º del Tiempo Ordinario B (30.01.2022): Lucas 4,21-30 (Según su costumbre, entró Jesús en la sinagoga. Era sábado) y Semana 10ª: 30.01.2022. Cita de: Hans Küng, 20 tesis sobre ser cristiano. 16 tesis sobre el puesto de la mujer en la Iglesia y la Sociedad

 

El menú de vivir

El calendario no se detiene. Va despacio, pero va. Tengo la sensación de que a veces este calendario vuela, pero será sólo mi percepción. Creo que para algunos, el calendario se parece al quelonio tortuga por su insoportable lentitud. Tenía razón aquel grupo de pensadores que nos dijeron que los asuntos del tiempo son una cuestión subjetiva, propia de los adentros de las personas y no una cuestión de relojes, sean éstos de pared, de pulsera, de cuco, analógicos o digitales. El tiempo viaja con cada uno y con todas las circunstancias que nos rodean. Dejo el tiempo a un lado, aunque no me olvido de él. Feliz, venturoso y buen mes de febrero de este nuevo año 2022. El enero de las dos caras se está despidiendo y nos deja un regalo en este su último domingo anónimo (cuarto del tiempo ordinario, preciso y no sé si también precioso modo de hablar en la iglesia y sus ceremonias y ritos). Este enero del buen tempero nos deja puñados de sus semillas en las entrañas o a flor de piel de la tierra. Escribo esta presentación de mis comentarios en viernes, el último del mes. Y caigo en la cuenta que la memoria de aquel Jesús de Nazaret me trae a la pantalla de mi actualidad las tareas evangelizadoras de aquel judío de la Galilea pagana. Me constata, el Evangelista que me ilustra, que aquella evangelización fue considerada blasfema y herética, digna a fin de cuentas de la pena capital. Y los contemporáneos de aquel laico decidieron acabar con él. Callarlo. Desvivirlo. Despeñarlo. Pero un aire desconocido lo impidió. ¿Un aire desconocido? Así me lo imagino cuando leo ese capítulo cuarto del Evangelio de su narrador Lucas. A punto de ser empujado abismo abajo aquel Jesús de Nazaret se llenó de aire por fuera y por dentro y como que desapareció hasta volver a dejarse ver una semana después. Así actúa aquel aire desconocido. El aire es la vida, desde el grito del nacimiento hasta el silencio inmóvil del último suspiro. El aire es la vida. En el comienzo de esta reflexión la primera palabra fue el tiempo. Y la segunda el aire. Todos los días son tiempo y aire. Y así, toda la vida es tiempo y aire. Y no sé por qué a este menú de la vida le conviene una pizca de algo más. Un algo, como dicen las mentes especialistas y especializadas. Tengo una semana más para continuar con la elaboración del menú de vivir. Y tú también dispones de una semana más. Disponemos de tiempo y de aire y de... ¡ti! 

A continuación, los comentarios, del libro de Lucas y del Libro de un tal H. K.


Domingo 4º del Tiempo Ordinario B (30.01.2022): Lucas 4,21-30. 

Así lo comento y comparto CONTIGO:  Según su costumbre, entró Jesús en la sinagoga. Era sábado.

El domingo último de este mes de enero se nos lee en la celebración el relato de Lucas 4,21-30. En él cuenta Lucas a sus lectores las consecuencias de lo que hizo y dijo su Jesús de Nazaret un sábado en la sinagoga de su tierra de Nazaret. ¿Se atreve alguien a imaginar qué sucedería tal día como este domingo si en plena catedral de una diócesis y en la eucaristía de las doce de la mañana presidiera de principio a fin, desde el perdón de los pecados, la homilía y hasta los rituales completos de la consagración del pan y del vino, no el señor obispo, como es la tradición, sino una mujer bien conocida en los ámbitos de la vida pública de esa ciudad?

Tal vez imaginar lo que acabo de sugerir no cueste demasiado, pero osar hacerlo y de manera reiterada es harina de otro costal. No me atreveré a provocarlo, pero no dejo de ser consciente de que aquello que dijo e hizo Jesús de Nazaret sigue siendo humanamente muy peligroso. Las tradiciones religiosas se obedecen, en todos sus extremos y sin rechistar.

En cambio, el Evangelista Lucas nos cuenta a su modo cómo practicaba su Jesús de Nazaret el arte de la provocación. Sugiero que se le preste atención al texto de Lc 4,22: “Todos los presentes en aquella asamblea lo apoyaban y se admiraban de las palabras que había pronunciado”. Esta es la traducción habitual del texto de nuestras Biblias. Se encuentran también otras biblias con una traducción tan opuesta como esta: “Todos los presentes en aquella asamblea se declaraban en contra de él por las palabras que había pronunciado” (consúltese La Nueva Biblia española de Ediciones Cristiandad).

Las palabras finales del texto que se nos lee este domingo -Lc 4,28-30- dejan poco lugar para las dudas a propósito de la elección de una u otra traducción. El contexto literal y literario no permite equivocarse: “Oyendo estas palabras, todos los de la sinagoga se llenaron de ira... le arrojaron fuera de la ciudad... para despeñarlo”. Lucas es muy claro: ‘todos’, sin excepciones.

Según este documentado Evangelista, en aquellos momentos su Jesús de Nazaret no tenía aún seguidores. Este Jesús actúa en solitario. Recorre su tierra de Galilea y de sábado en sábado acude a las sinagogas para enseñar a leer e interpretar la llamada entonces ‘Palabra de Yavé Dios’. Digo esto y añado que un curioso contemplativo no puede dejar de leer Lucas 4,31-44, que nunca se nos lee al pueblo en las asambleas de la misa o mesa eucarística.

¿Cuánto tiempo anduvo este Jesús del Evangelista Lucas arriesgándose semana tras semana, provocando el enfrentamiento, proponiendo su alternativa a la tradición ancestral de las enseñanzas de la religión de Moisés y del templo de Salomón? Constata este narrador que su Jesús ‘hablaba con autoridad’ (Lc 4,31). Cuando medito estas tres palabras me digo que la fuente de esa autoridad de Jesús no eran sus estudios o certificados, sino su propia interioridad, su decisión. Y así nos lo dejó confirmado en Lc 17,21, que no dejaré de recordar mientras compartamos la lectura de este Evangelio. Carmelo Bueno Heras.      

CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manosTú y yo, entre otras muchas actividades, solemos también leer. En ocasiones, quedamos sorprendidos por lo que leemos. Es más, y nos ocurre a veces, llegamos a pensar que lo que leemos nos hubiera gustado haberlo escrito nosotros mismos. Por esta sola razón, me he decidido a compartir CONTIGO, semana a semana, durante este año eclesiástico, 52 libros. Creo, creemos, que en la inmensa BIBLIA de todos los textos, como en el cuerpo de toda persona, ¡todo está relacionado! 

Ahora, Semana 10ª: 30.01.2022. Cita de: Hans Küng, 20 tesis sobre ser cristiano. 16 tesis sobre el puesto de la mujer en la Iglesia y la Sociedad, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1977, 96 páginas.

"4. Cristo no es otro que el histórico Jesús de Nazaret: ni sacerdote, ni revolucionario político, ni monje asceta, ni moralista piadoso; sino provocador en todos los sentidos.

a) No un personaje del ‘establishment’ sacerdotal. En Jerusalén había un ‘establishment’ político-religioso (los saduceos), y muchos, después, han visto en Jesús un defensor del ‘establishment’ religioso-eclesiástico.

Mas Jesús no fue sacerdote. Fue ‘laico’, soltero (cosa rara entonces) e iniciador de un movimiento de laicos. Tampoco fue teólogo profesional: no construyó grandes teorías y sistemas. Predicó la inminente llegada del reino de Dios con las palabras más sencillas, nada científicas, por medio de comparaciones, historias, parábolas.

b) No un revolucionario político. También había entonces un partido revolucionario...

Mas Jesús no fue en ningún caso un revolucionario político o social...

c) No un monje asceta. En tiempos de Jesús existía asimismo en Palestina un monacato perfectamente organizado (los esenios, Qumrán) y de muy buena gana han referido a Jesús su forma de vida los monjes de todos los tiempos.

Mas Jesús nunca se retiró del mundo, ni él mismo se apartó...

d) No un moralista piadoso. También, en fin, existía entonces un movimiento de reactivación moral (los fariseos). Y con harta frecuencia se ha visto después en Jesús un nuevo legislador.

Mas Jesús no predicó una nueva ley, ni enseñó nuevas técnicas de piedad, ni se interesó en absoluto por la casuística moral o jurídica, ni por las cuestiones de la interpretación de la Ley. Predicó una nueva libertad respecto a la Ley: el amor sin fronteras.

Por consiguiente: mucho ha captado ya de Jesús el que no intenta encuadrarlo en el esquema de esas coordenadas: establishment y revolución, evasión y compromiso. Jesús rompe todos los esquemas. Es provocador, sí, pero hacia la derecha y la izquierda: manifiestamente más cercano a Dios que los sacerdotes, más libre frente al mundo que los ascetas, más moral que los moralistas, más revolucionario que los revolucionarios. ¿Por qué Jesús no se dejó encasillar? Esto va ligado a lo que él mismo quiso. Y él, ¿qué quiso realmente?" Texto completo en las páginas 27-29.

30 de enero: Nuestra Señora de la Rosa

 

30 de enero: Nuestra Señora de la Rosa

La antigua iglesia de Santa Maria della Rosa en Lucca se encuentra en el centro histórico de la ciudad, detrás de la catedral.

El culto mariano en este templo se entrelazan las historias de milagros, especialmente, la imagen de la Virgen María habría tenido en la historia de los acontecimientos milagrosos.

Historiadores descubrieron que el primer templo fue dedicada a los Santos Pedro y Pablo y que, años más tarde, debido a un acontecimiento milagroso tuvo lugar justo en la base de la torre, fue finalmente dedicado a la Santísima Virgen.

Según la tradición de un joven pastor que sufre de mutismo al rebaño en este lugar, se recuperó en un repentino e inexplicable recuperado después de haber implorado auxilio a la Virgen.

De ahí en más, creció un amor profundamente arraigado de la Virgen de la Rosa , hasta que también reclamó la intervención de la autoridad eclesiástica que proclamaba la legitimidad y la adoración.

Hacia el año 1333 se fundó una cofradía piadosa en honor de la Virgen, con el título de "hermandad de la rosa".



Un primer edificio, probablemente originalmente un modesto oratorio - mencionada por primera vez en un documento de "Archivos del Arzobispo", el cual data del año 1122. El primitivo templo fue construido al lado del palacio del Obispo.

En 1309, el templo había sido reconstruido, en el que se destacada una escultura de la Virgen María. La expresión maternal de la Virgen mostrándola sonriente junto a su Hijo es conmovedora; esta obra fue atribuida al artista Giovanni Pisano.


Con los años, el templo siguió siendo ampliado. La imagen fue reubicada cuando la capilla fue remodelada en el año 1609.


El culto a la Virgen de la Rosa se ​​hizo aún fuera de los territorios diocesanos en el norte de Italia. En Brescia se erigió un convento que se puso bajo la advocación de Santa Maria della Rosa.

La solemne coronación de la imagen de Santa María de la Rosa en Lucca tuvo lugar 18 de septiembre 1862 a manos de monseñor Julius Arrigoni, en la autoridad del Papa Pío IX . Cada año, la Virgen es honrada en la ciudad. Para cada 8 de diciembre, Nuestra Señora de la Rosa es celebrada bajo el título de la Inmaculada Concepción de María, día en que en su templo se otorgan también indulgencias para los devotos que la visitan.

El templo de Santa María de la Rosa fue visitado por grandes santos, como San Juan Leopardi - cuya fiesta se celebra el 9 de octubre.

Actualmente, la Iglesia de Santa María de la Rosa se halla en la jurisdicción Lucca, siendo la sede de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén y bajo el cuidado de la Congregación de las Hermanas de Santa Gemma - Casa Giannini.

(fuente: www.antropologiaartesacra.it)

Santos del día 30 de enero

 

Santos del día 30 de enero
Tertio Kalendas februarii
En Jerusalén, san Matías, obispo, que descansó en paz después de soportar muchos sufrimientos por la causa de Cristo.
En Edesa, de Osroene, san Barsimeo, obispo, que en tiempo del emperador Decio fue azotado por su fe en Cristo, y después, terminada la persecución y liberado de la cárcel, dedicó el resto de su vida a gobernar con total entrega la Iglesia a él encomendada.
En Roma, conmemoración de santa Martina, a quien el papa Dono dedicó una basílica a su nombre en el foro romano.
En el monasterio de Chelle, en el territorio de París, santa Batilde, reina, que fundó un cenobio bajo la Regla de san Benito, al estilo del monasterio de Luxeuil, y, a la muerte de su esposo Clodoveo II, gobernó el reino de los francos. Cuando asumió su hijo el poder, se retiró al citado monasterio y vivió hasta su muerte bajo la observancia de la Regla.
En el monasterio de Maubeuge, en Neustria, santa Aldegunda, abadesa, en tiempo del rey Dagoberto.
En la ciudad de Pavía, en la Lombardía, san Armentario, obispo, que colocó solemnemente en la basílica de San Pedro in Coelo Aureo el cuerpo de san Agustín, trasladado por el rey Liutprando.
Pasión de san Teófilo, llamado el Joven, mártir, que, siendo prefecto de la armada cristiana, fue apresado en Chipre y conducido a la presencia de Harun ar-Rashid, califa supremo de los sarracenos, y dado que ni las amenazas ni las promesas pudieron hacerle apostatar de Cristo, fue herido de muerte con la espada.
En la ciudad de Burgos, en Castilla la Vieja, san Lesmes, abad, que convirtió en monasterio la capilla de San Juan y el hospital de pobres contiguo.
En Dublín, en Irlanda, tránsito del beato Francisco Taylor, mártir, que, siendo padre de familia, pasó siete años en la cárcel a causa de su fe católica y, después de soportar tribulaciones en su ancianidad, terminó su martirio bajo el reinado de Jacobo I.
En Kamamoto, Japón, beatos Ogasawara Gen`ya, su esposa Miya Kagayama, sus nueve hijos y cuatro sirvientes, que después de sufrir destierro y persecución y de pasar cuarenta días en la cárcel, fueron decapitados en el patio del templo budista Zengo-In.
En Viterbo, en el Lacio, santa Jacinta Mariscotti, virgen de la Tercera Orden Regular de San Francisco, quien, después de perder quince años entregada a vanos placeres, abrazó con ardor la conversión y promovió confraternidades para la asistencia a los ancianos y para fomentar el culto a la Eucaristía.
En Turín, ciudad del Piamonte, en Italia, beato Sebastián Valfré, presbítero de la Congregación del Oratorio, que con su entrega desinteresada ayudó a pobres, enfermos y encarcelados, y condujo a muchos hacia Cristo con su amistad y su eximia caridad.
En Seúl, en Corea, san Pablo Ho Hyob, mártir, que, siendo soldado, fue encerrado en prisión por confesarse cristiano y, sometido a tormento, llegaron a ceder sus fuerzas, dando la impresión de retractarse, pero arrepentido y repuesto, él mismo se presentó ante el juez confirmando su fe en Cristo, por lo cual, encarcelado de nuevo, después de largo tiempo falleció a consecuencia del maltrato recibido.
En Tonkin, actual Vietnam, santo Tomás Khuong, presbítero y mártir, que en la persecución bajo el emperador Tu Duc confesó con gran fuerza de ánimo ser cristiano. Fue encarcelado y, finalmente, de rodillas ante la Cruz, lo mataron a hachazos.
En la ciudad de Guadalajara, en México, san David Galván Bermúdez, presbítero y mártir, que durante la persecución mexicana, por defender la santidad del matrimonio, obtuvo la corona del martirio al ser fusilado sin previo juicio por los soldados.
En Malonne, población de Bélgica, san Muciano María (Luis) Viaux, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que dedicó toda su vida, con constancia y generosidad, a la formación de los jóvenes.
En el monasterio de san Benito de Maredsous, también en Bélgica, beato Columba (José) Marmión, el cual, nacido en Irlanda y ordenado sacerdote, llegó a ser abad de aquel monasterio benedictino, donde se distinguió como padre del cenobio, guía de almas en el camino de la santidad, así como por su riqueza en doctrina espiritual y elocuencia.
En la localidad valenciana de Torrent, en España, beata Carmen García Moyón, mártir, maestra de la doctrina cristiana, que en la cruel persecución religiosa fue violada y quemada viva, a causa de su fe en Cristo.
En la ciudad de Gdeszyn, en Polonia, beato Segismundo Pisarski, presbítero y mártir, que en tiempo de guerra, por no renunciar a su fe ante los perseguidores, fue fusilado junto a la parroquia del lugar.
En Rovigo, Italia, beata María Bolognesi, laica, que ofreció sus sufrimientos físicos y espirituales por la salvación del prójimo.

29 de enero: Nuestra Señora de Chatillion -Sur- Seine

 

29 de enero: Nuestra Señora de Chatillion -Sur- Seine

San Bernardo tuvo una gran devoción a Nuestra Señora de Chatillion -sur -Seine , a causa de un milagro que obró la Santísima Virgen María en su favor.

Bernardo, el tercero de una familia de siete hijos , fue educado con especial cuidado porque antes de nacer, un hombre devoto le había predicho su gran destino. A la edad de nueve años, fue enviado a una famosa escuela en Francia en Chatillion -sur -Seine, dejado al cuidado de los sacerdotes seculares de San Vorles. Él era un muy buen estudiante y dedicado a la Santísima Virgen. Más tarde escribió varios libros acerca de la Santa Madre de Dios.

La Virgen María se apareció a Bernardo para inspirarlo para escribir sus libros. Esos escritos tocaron los corazones de pecadores, herejes y agnósticos para hacerlos devotos de María y así acercarlos a Cristo, su divino Hijo .

Siendo ya adulto, San Bernardo vio como su salud flaqueaba, al punto que se estaba preparando para la muerte. La Santísima Virgen María pronto se apareció a San Bernardo en su celda, acompañada por San Lorenzo y San Benito. Los tres se acercaron a San Bernardo y tocaron las partes de su cuerpo donde el dolor era la más severo, proporcionándole un alivio inmediato.

Una vez repuesta su salud, el santo retomó sus labores con mayor amor a Dios y devoción a la Madre Celestial. Bernardo volvió a escribir, dando inicio a su primer tratado en la humildad y el orgullo.

traducido por mallinista 
(fuente: www.roman-catholic-saints.com)

Santos del día 29 de enero

 

Santos del día 29 de enero
Quarto Kalendas februarii
En la ciudad de Edesa, en Osroene, santos mártires Sarbelio, presbítero, y Bebaia, su hermana, los cuales, bautizados por el santo obispo Barsimeo, padecieron el martirio por su fe en Cristo.
En Roma, en el cementerio Mayor de la vía Nomentana, santos mártires Papías y Mauro, soldados.
En la ciudad de Perugia, en la Umbría, san Constancio, obispo.
En Antioquía de Siria, santos Juventino y Maximino, mártires, que fueron coronados con el martirio en tiempo del emperador Juliano el Apóstata.
En Tréveris, ciudad de la Galia Bélgica, san Valerio, segundo obispo que gobernó esta sede.
Cerca de Antioquía de Siria, san Afraates, anacoreta, el cual, nacido y formado entre los persas, siguió las huellas de los magos y se convirtió al Señor en Belén. Se retiró a Edesa, donde vivió en una pequeña casa fuera de las murallas, y, más tarde, con su predicación y sus escritos defendió la fe católica contra los arrianos.
En la Bretaña Menor, san Gildas, llamado «Sabio», abad, que escribió sobre la ruina de Bretaña, deplorando las calamidades de su pueblo e increpando a la maldad de príncipes y clérigos. Fundó el monasterio de Rhuys, junto al mar, y murió en la isla de Houat.
En la ciudad de Bourges, en Aquitania, san Sulpicio Severo, obispo, de familia de senadores de las Galias, cuya sabiduría, ministerio pastoral y empeño en restaurar la disciplina ensalzó san Gregorio de Tours.
En Florencia, de la Toscana, beata Villana de Bottis, madre de familia, la cual, tras abandonar la vida mundana que llevaba, vistió el hábito de las Hermanas de la Orden de Penitencia de Santo Domingo y se distinguió por su asidua meditación de Cristo crucificado, por su austeridad de vida y por solicitar limosna en las calles a favor de los pobres.
En Pawlikowice, Polonia, beato Bronislao Markiewicz, presbítero, fundador de la Congregación de San Miguel Arcángel.
En Bialystok, lugar de Polonia, beata Boleslava María Lament, virgen, quien, en un difícil período de cambios políticos, fundó la Congregación de Religiosas Misioneras de la Sagrada Familia, para fomentar la unión de los cristianos, ayudar a los marginados y educar cristianamente a las jóvenes.