San Juan Southworth, presbítero y mártir
fecha: 28 de junio
n.: 1592 - †: 1654 - país: Reino Unido (UK)
canonización: B: Pío XI 15 dic 1929 - C: Pablo VI 25 oct 1970
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
n.: 1592 - †: 1654 - país: Reino Unido (UK)
canonización: B: Pío XI 15 dic 1929 - C: Pablo VI 25 oct 1970
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Londres, en Inglaterra, san Juan
Southworth, presbítero y mártir, que, por ejercer su ministerio sacerdotal en
este país, tuvo que soportar cárceles y destierros, y bajo Oliverio Cromwell
fue condenado a muerte. Cuando vio el patíbulo preparado en Tyburn, exclamó que
era para él lo que la Cruz fue para Cristo.
refieren a este santo: San Edmundo
Arrowsmith
Ver más información en:
Mártires de la persecución en Inglaterra (1535 - 1681)
Mártires de la persecución en Inglaterra (1535 - 1681)
El interés general sobre san Juan
Southworth se intensificó notablemente a raíz del descubrimiento de sus restos
en Douai, en 1927, y porque fueron sepultados en la capilla de San Jorge y los
Mártires Ingleses, de la catedral de Westminster. Los Southworth pertenecían a
una familia del Lancashire que permaneció leal a la fe católica durante todo el
período en que esta religión estuvo prohibida y penada por la ley, a pesar de
que muchos de sus miembros sufrieron persecuciones y quedaron en la pobreza por
haber tenido que pagar enormes multas. Juan, uno de los miembros más jóvenes de
los Southworth, fue enviado al Colegio de Douai, en 1613, a la edad de veintiún
años, para llegar al sacerdocio. Cinco años más tarde recibió las órdenes y
puso a prueba su vocación durante un corto período entre los benedictinos, pero
advirtió que no había sido llamado a la vida monástica y optó por ser solamente
un sacerdote secular. El 13 de diciembre de 1619, fue enviado a la misión de
Inglaterra. Todo lo que se sabe sobre sus andanzas y actividades en los años
siguientes, es que vivía en Londres o sus alrededores, por el año 1623.
Al año siguiente, le encontramos de nueva
cuenta en Bélgica, primero en Douai y luego en Bruselas, donde fue confesor de
las monjas benedictinas. Poco después, sin embargo, estaba de vuelta en
Inglaterra, en su Lancashire natal, donde trabajó en su ministerio hasta 1627,
cuando fue detenido y procesado bajo los cargos de ser un sacerdote católico y
de haber ejercido sus funciones en territorio inglés. Fue condenado a muerte,
pero se suspendió temporalmente la ejecución de la sentencia y, gracias a
aquella dilación, tuvo oportunidad de dar la absolución, desde la ventana
enrejada de su celda en el castillo de Lancaster, a san Edmund
Arrowsmith, cuando el mártir era conducido al lugar de su
ejecución. Al cabo de tres años de prisión, el P. Southworth fue transferido a
Londres y ahí se le devolvió su libertad, junto con otros quince sacerdotes, a
instancias de la reina Enriqueta María, esposa de Carlos I. A todos los
liberados se les ordenó abandonar el país. Es muy probable que Juan desoyese el
mandato, puesto que, con seguridad, estaba en Inglaterra poco tiempo después y,
en 1632, se hallaba encarcelado de nuevo, en la prisión de Clink.
Sabemos, por las quejas presentadas por un
puritano llamado Prynne, que «el prisionero goza de excesiva libertad, hasta el
extremo de que, en el momento en que lo desee puede huir al extranjero, como lo
han hecho tantos sacerdotes encarcelados». Es cierto que Juan gozaba de una
libertad vigilada y que supo utilizarla bien, sobre todo en ocasión de la
epidemia de viruela de 1636, cuando andaba por todas partes para asistir a los
enfermos. La ayuda que se suministraba a los enfermos más pobres, por
intermedio de los funcionarios del distrito, procedía de diversas casas en las
que, era bien sabido, vivían familias católicas. El destino de esas familias
habría sido trágico, de no ser por la devoción de san Juan y de su compañero, san Enrique
Morse, para socorrer a los que sufrían. Diariamente visitaban
los dos sacerdotes las casas donde había enfermos en el distrito de
Westminster, para distribuir las limosnas y los víveres proporcionados por la
reina y otras personas caritativas, además de administrar los consuelos de la
religión a los moribundos. De esta manera, recibieron socorros unas
cuatrocientas familias. Cuando Morse cayó víctima de la epidemia, Southworth
continuó solo con el trabajo, pero no fue por mucho tiempo. El pastor del
curato de Santa Margarita, que le había visto salir de la casa de unos
enfermos, averiguó que en ese domicilio, el P. Juan había reconciliado con la
fe católica a dos hombres moribundos y, en seguida, denunció al sacerdote y le
acusó de seducir y de sobornar a las gentes para entregarlas al catolicismo. A
raíz de aquella acusación, los movimientos del sacerdote quedaron confinados a
los muros de la prisión. Sin embargo, una apelación dirigida a la reina le
devolvió sus antiguos privilegios y, poco tiempo después, por influencias de la
reina y del secretario de estado, Windebank, se le otorgó la libertad completa.
«No he podido encontrar otros datos sobre
las labores de misionero del P. Southworth -escribe el obispo Challoner- por
carencia de memorias o cualquier otro registro respecto a él, hasta el año de
1654, cuando, a causa de la denuncia de un tal Jefferies [...] fue bruscamente
alzado de su cama, en la noche, por el coronel Worsely y, al confesar que había
ejercido su ministerio sacerdotal, desde el momento en que fue puesto en
libertad, fue condenado y arrastrado a Tyburn sobre un carro, entre criminales
acusados de haber acuñado moneda falsa». Tanto los embajadores extranjeros como
los propios jueces sé esforzaron por salvarle y le instaron a que se declarara
inocente; pero el P. Juan no quiso renegar de su sacerdocio y no hubo otra
alternativa que la de pronunciar la sentencia de muerte. El martirio de Juan
Southworth tuvo lugar en la víspera de la fiesta de San Pedro y San Pablo del
año 1654, cuando él tenía la edad de sesenta y dos años. Sus restos mortales
fueron comprados por el embajador de España, quien los llevó a sepultar en la
capilla del Colegio Inglés de Douai, donde permanecieron hasta 1793, cuando las
autoridades revolucionarias confiscaron el establecimiento. Con el objeto de
evitar profanaciones a las reliquias del mártir, cuatro estudiantes de Douai
sacaron secretamente el ataúd y lo enterraron dentro del edificio. En 1927, un
trabajador que hacía excavaciones en los cimientos de lo que había sido el
colegio, descubrió el féretro. El cadáver que contenía fue identificado con el
de san Juan Southworth; se le trasladó a Inglaterra, donde fue provisionalmente
sepultado en el St. Edmund's College, cerca de Ware, donde se continúa con la
obra del antiguo seminario de Douai. En 1929 fueron beatificados los mártires
de Inglaterra y, cuatro meses después del acontecimiento, el ataúd del padre
Juan se trasladó a Westminster y, el l de mayo de 1930 fue solemnemente
sepultado en el santuario de la catedral, donde aún se encuentra. Fue
canonizado por SS. Pablo VI en 1970, en el grupo de los «Cuarenta Mártires de
Inglaterra y Gales».
Todo lo que sabemos sobre el Beato Juan,
fue recogido en el volumen publicado en 1930, por Fr. A.B. Purdie, The Life of
Bd. John Southivorth.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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