Richard Davidson, doctor
en Neuropsicología, investigador en neurociencia afectiva
Nací en Nueva York y vivo en Madison
(Wisconsin), donde soy profesor de Psicología y Psiquiatría en la universidad.
La política debe basarse en lo que nos une, sólo así podremos reducir el
sufrimiento en el mundo. Creo en la amabilidad, en la ternura y en la bondad,
pero debemos entrenarnos en ello
VÍCTOR
AMELA
IMA
SANCHÍS
LLUÍS
AMIGUET
" La base de un cerebro sano es la bondad, y se puede entrenar"La base de un cerebro sano es la bondad, y se puede entrenar”
V | Foto: Xavier Gómez
“La base de un cerebro sano es la bondad, y se puede entrenar”
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27/03/2017 01:04 | Actualizado a 27/03/2017 18:20Lea l
Ciencia y amabilidad
Su investigación se centra en las bases neuronales de la emoción y
los métodos para promover desde la ciencia el florecimiento humano, incluyendo
la meditación y las prácticas contemplativas. Fundó y preside el Centro de
Investigación de Mentes Saludables en la Universidad de Wisconsin-Madison,
donde se llevan a cabo investigaciones interdisciplinarias con rigurosidad
científica sobre las cualidades positivas de la mente, como la amabilidad y la
compasión. Ha cosechado importantes premios y está considerado una de las cien
personas más influyentes del mundo según la revista Time. Tiene multitud de
investigaciones y varios libros publicados. Ha ofrecido un seminario para
Estudios Contemplativos en Barcelona.
Yo investigaba los mecanismos cerebrales implicados en la
depresión y en la ansiedad.
...Y acabó fundando el Centro
de Investigación de Mentes Saludables.
Cuando estaba en mi segundo año en Harvard se cruzó en mi camino
la meditación y me fui a la India a investigar cómo entrenar mi mente.
Obviamente mis profesores me dijeron que estaba loco, pero aquel viaje marcó mi
futuro.
...Así empiezan las grandes
historias.
Descubrí que una mente en calma puede producir bienestar en
cualquier tipo de situación. Y cuando desde la neurociencia me dediqué a
investigar las bases de las emociones, me sorprendió ver cómo las estructuras
del cerebro pueden cambiar en tan sólo dos horas.
¡En dos horas!
Hoy podemos medirlo con precisión. Llevamos a meditadores al
laboratorio; y antes y después de meditar les tomamos una muestra de sangre
para analizar la expresión de los genes.
¿Y la expresión de los genes
cambia?
Sí, y vemos como en las zonas en las que ha-bía inflamación o
tendencia a ella, esta desciende abruptamente. Fueron descubrimientos muy
útiles para tratar la depresión. Peroen 1992 conocí al Dalái Lama y mi vida
cambió.
Un hombre muy nutridor.
“Admiro vuestro trabajo, me dijo, pero considero que estáis muy
centrados en el estrés, la ansiedad y la depresión; ¿no te has planteado
enfocar tus estudios neurocientíficos en la amabilidad, la ternura y la
compasión?”.
Un enfoque sutil y radicalmente
distinto.
Le hice la promesa al Dalái Lama de que haría todo lo posible para
que la amabilidad, la ternura y la compasión estuvieran en el centro de la
investigación. Palabras jamás nombradas en ningún estudio científico.
¿Qué ha descubierto?
Que hay una diferencia sustancial entre empatía y compasión. La
empatía es la capacidad de sentir lo que sienten los demás. La compasión es un
estadio superior, es tener el compromiso y las herramientas para aliviar el
sufrimiento.
¿Y qué tiene que ver eso con el
cerebro?
Los circuitos neurológicos que llevan a la empatía o a la
compasión son diferentes.
¿Y la ternura?
Forma parte del circuito de la compasión. Una de las cosas más
importantes que he descubierto sobre la amabilidad y la ternura es que se
pueden entrenar a cualquier edad. Los estudios nos dicen que estimulando la
ternura en niños y adolescentes mejoran sus resultados académicos, su bienestar
emocional y su salud.
¿Y cómo se entrena?
Les hacemos llevar a su mente a una persona próxima a la que aman,
revivir una época en la que esta sufrió y cultivar la aspiración de librarla de
ese sufrimiento. Luego ampliamos el foco a personas que no les importan y
finalmente a aquellas que les irritan. Estos ejercicios reducen sustancialmente
el bullying en las escuelas.
De meditar a actuar hay un
trecho.
Una de las cosas más interesantes que he visto en los circuitos
neuronales de la compasión es que la zona motora del cerebro se activa: la
compasión te capacita para moverte, para aliviar el sufrimiento.
Ahora quiere implementar en el
mundo el programa Healthy minds (mentes sanas).
Fue otro de los retos que me lanzó el Dalái Lama, y hemos diseñado
una plataforma mundial para diseminarlo. El programa tiene cuatro pilares: la
atención; el cuidado y la conexión con los otros; la apreciación de ser una
persona saludable (encerrarse en los propios sentimientos y pensamientos es causa
de depresión)...
...Hay que estar abierto y
expuesto.
Sí. Y por último tener un propósito en la vida, algo que está
intrínsecamente relacionado con el bienestar. He visto que la base de un
cerebro sano es la bondad, y la entrenamos en un entorno científico, algo que
no se había hecho nunca.
¿Cómo se puede aplicar a nivel
global?
A través de distintos sectores: educación, sanidad, gobiernos,
empresas internacionales...
¿A través de los que han
potenciado este mundo oprimido en el que vivimos?
Tiene razón, por eso soy miembro del consejo del Foro Económico
Mundial de Davos, para convencer a los líderes de que hay que hacer accesible
lo que sabe la ciencia sobre el bienestar.
¿Y cómo les convence?
Mediante pruebas científicas. Les expongo, por ejemplo, una
investigación que hemos realizado en distintas culturas: si interactúas con un
bebé de seis meses a través de dos marionetas, una que se comporta de forma
egoísta y otra amable y generosa, el 99% de los niños prefieren el muñeco
cooperativo.
Cooperación y amabilidad son
innatas.
Sí, pero frágiles, si no se cultivan se pierden, por eso yo, que
viajo muchísimo (una fuente de estrés), aprovecho los aeropuertos para enviar
mentalmente a la gente con la que me cruzo buenos deseos, y eso cambia la
calidad de la experiencia. El cerebro del otro lo percibe.
Apenas un segundo para seguir
en lo suyo.
La vida son sólo secuencias de momentos. Si encadenas esas
secuencias, la vida cambia.
El mindfulness es hoy un
negocio.
Cultivar
la amabilidad es mucho más efectivo que centrarse en uno mismo. Son circuitos
cerebrales distintos. A mí no me interesa la meditación en sí misma sino cómo
acceder a los circuitos neuronales para cambiar tu día a día, y sabemos cómo
hacerlo.
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