martes, 22 de enero de 2019

Estos son los patronos de la JMJ Panamá 2019


La Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019, que se realizará del 21 al 28 de enero, tiene a ocho patronos y la mayoría de ellos son de América Latina.
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Estos son los patronos de la JMJ Panamá 2019

San Juan Bosco
Nació el 16 de agosto de 1815 en I Becchi (Italia) y se ordenó sacerdote en 1841. En 1859 fundó la Sociedad de San Francisco de Sales (salesianos) con un grupo de jóvenes y más adelante cofunda las Hijas de María Auxiliadora con Santa María Mazzarello.
Posteriormente funda los Salesianos Cooperadores. Además, solo con donaciones construyó la Basílica de María Auxiliadora de Turín y la Basílica del Sagrado Corazón en Roma.
San Juan Pablo II lo declaró “padre y maestro de la juventud”.
Beata María Romero Meneses
Nació en Granada (Nicaragua), el 13 de enero de 1902. En 1923 entra a la familia salesiana a través de las Hijas de María Auxiliadora.
En 1931, la religiosa, de gran devoción mariana, fue enviada como misionera a Costa Rica, donde desarrolló una incansable labor apostólica, asistiendo a niños y familias de escasos recursos.
San Juan Pablo II la declaró venerable en 2000 y dos años después fue beatificada.
San Óscar Romero
Mons. Óscar Arnulfo Romero, Arzobispo mártir de San Salvador (El Salvador), nació en Ciudad Barrios, en el este del país, el 15 de agosto de 1917, día de la Asunción de la Virgen María.
Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942. San Pablo VI lo nombró Arzobispo de San Salvador el 8 de febrero de 1977, a puertas del que sería uno de los periodos más sangrientos de la historia de El Salvador por el enfrentamiento entre el gobierno militarizado de derecha y la guerrilla de izquierdas.
Fue asesinado por un francotirador mientras celebraba la Misa el 24 de marzo de 1980.
El Papa Francisco reconoció su martirio en febrero de 2015 y fue beatificado el 25 de mayo de ese año. Fue canonizado el 14 de octubre de 2018.
San Juan Pablo II
Karol Jósef Wojtyla, más conocido como San Juan Pablo II, nació en Wadowice (Polonia) en 1920. Tuvo que estudiar en el seminario de forma clandestina debido a la persecución nazi durante la II Guerra Mundial. Fue ordenado sacerdote finalmente en 1946.
En 1958 fue nombrado obispo y escogió como lema “Totus Tuus” (todo tuyo), en honor a la Virgen María.
Participó activamente en el Concilio Vaticano II y sucedió a Juan Pablo I como Pontífice en 1978.
San Juan Pablo II inició en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud eñ inauguró los Encuentros Mundiales de las Familias.
Conocido como el “Papa peregrino”, realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia.
Falleció el 2 de abril de 2005 y es uno de los cuatro Papas que ostentan el título de “Magno” (“el Grande”). Fue beatificado en 2011 por su sucesor, Benedicto XVI, y fue canonizado por el Papa Francisco en 2014.
San José Sánchez del Río
Nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo, en el estado mexicano de Michoacán. San Joselito se sumó a las huestes cristeras en medio de la persecución religiosa que encabezó el Gobierno de Plutarco Elías Calles.
Al pedirle permiso para sumarse a los cristeros, le dijo a su madre: “Mamá, nunca había sido tan fácil ganarse el cielo como ahora, y no quiero perder la ocasión”.
Con solo 14 años, San José Sánchez del Río fue capturado por las tropas del Gobierno el 10 de febrero de 1928. Ese mismo día fue torturado, le cortaron las plantas de los pies y fue conducido descalzo hasta su tumba.
En el camino, San Joselito rezaba y gritaba “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”.
Fue beatificado en 2005 y el Papa Francisco lo canonizó el 16 de octubre de 2016.
San Juan Diego
Juan Diego Cuauhtlatoatzin nació en 1474 en la actual ciudad de Cuautitlán, estado de México, y fue bautizado en 1524, tras la llegada de misioneros franciscanos a la región.
Cuando tenía 57 años, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, la Virgen de Guadalupe se le apareció en el cerro del Tepeyac y le pidió decirle a Mons. Juan de Zumárraga, primer Obispo de México, que construya un templo en ese lugar.
Ante la incredulidad del prelado, Santa María le encomendó llevarle en su sencilla tilma unas rosas que milagrosamente aparecieron en el cerro.
Cuando San Juan Diego le presentó las rosas a Mons. Zumárraga, la imagen de la Virgen se encontraba impresa en la tilma.
San Juan Pablo II lo beatificó en 1990 y lo canonizó el 31 de julio de 2002, en la Basílica de Guadalupe de Ciudad de México.
Santa Rosa de Lima
Isabel Flores de Oliva nació en Lima (Perú), el 20 de abril de 1586 y fue bautizada el 25 de mayo de ese mismo año.
Fue conocida como Rosa por su familia, por el rostro sonrosado y hermoso que tenía desde muy pequeña. Al momento de su Confirmación, el entonces Arzobispo de Lima Santo Toribio de Mogrovejo le dio definitivamente ese nombre.
Su amor por Cristo la llevó a hacer un voto de virginidad. El 10 de agosto de 1606 ingresó como terciaria en la Orden de Santo Domingo, imitando a Santa Catalina de Siena, su maestra espiritual.
Con la ayuda de su hermano Fernando construyó una ermita en un espacio de su casa, donde se mortificaba para imitar la pasión de Cristo. Con frecuencia visitaba la iglesia de la Virgen del Rosario y atendía a enfermos y esclavos.
En esas labores entabló amistad con San Martín de Porres.
Falleció el 24 de agosto de 1617 a los 31 años. Fue canonizada por el Papa Clemente X en 1671 y se convirtió en la primera santa de América. Además, el Santo Padre la declaró patrona principal del Nuevo Mundo (América), Filipinas e Indias Occidentales.
San Martín de Porres
De madre panameña, San Martín nació en Lima (Perú) en 1579. Desde niño sintió predilección por los enfermos y los pobres y con el tiempo aprendió el oficio de barbero y algo de medicina.
A los quince años pidió ser admitido como “donado”, es decir, como terciario en el convento de los dominicos.
Llegó a cultivar tanto cariño y admiración en la sociedad de su época que el Virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla fue a visitarlo en su lecho de muerte para besar su mano y pedirle que interceda por él en el Cielo.
Falleció el 3 de noviembre de 1639. Al canonizarlo, en 1962, San Juan XXIII dijo: “¡Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos lo feliz y maravilloso que es seguir los pasos y obedecer los mandatos divinos de Cristo!”.

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