Que nuestros oídos escuchen constantemente con la adecuada claridad tu voz maternal, de ti Madre nuestra.
Por: SS Juan Pablo II | Fuente: Catholic.net
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"HACED LO QUE MI HIJO OS DIGA"
MADRE... En este solemne momento escuchamos con particular atención tus palabras: "Haced lo que mi Hijo os diga". Y queremos responder a ellas con todo nuestro corazón. Queremos hacer lo que tu Hijo nos dice, porque Él tiene palabras de vida eterna. Queremos llevar a cabo y cumplir todo aquello que provenga de Él, todo aquello que se contiene en la Buena Nueva, tal como nuestros antepasados lo hicieran durante tantos siglos.
MADRE..Tu fidelidad a Cristo y a su Iglesia, han estampado en cierto modo en nosotros una marca indeleble que todos compartimos. Esa fidelidad ha fructificado en el heroísmo cristiano y en una poderosa tradición de vivir de acuerdo con la Ley de Dios, en concordancia con el mandamiento más sagrado del Evangelio: el mandamiento del Amor. Hemos recibido esta espléndida herencia de tus manos al principio de una nueva era, al aproximarnos al cierre del segundo milenio del nacimiento del Hijo de Dios de Tí, nuestra Alma Mater, y queremos llevar esta herencia en el futuro con la misma fidelidad con la que nuestros antepasados dieron testimonio de ella.
MADRE..Que nuestros oídos escuchen constantemente con la adecuada claridad tu voz maternal: "Haced lo que mi Hijo os diga".
MADRE..Haznos capaces de perseverar con Cristo. Haznos capaces, Madre de la Iglesia, de construir su Cuerpo Místico viviendo con la vida que solo Él puede darnos de Su plenitud, que es a la vez divina y humana."
MADRE... En este solemne momento escuchamos con particular atención tus palabras: "Haced lo que mi Hijo os diga". Y queremos responder a ellas con todo nuestro corazón. Queremos hacer lo que tu Hijo nos dice, porque Él tiene palabras de vida eterna. Queremos llevar a cabo y cumplir todo aquello que provenga de Él, todo aquello que se contiene en la Buena Nueva, tal como nuestros antepasados lo hicieran durante tantos siglos.
MADRE..Tu fidelidad a Cristo y a su Iglesia, han estampado en cierto modo en nosotros una marca indeleble que todos compartimos. Esa fidelidad ha fructificado en el heroísmo cristiano y en una poderosa tradición de vivir de acuerdo con la Ley de Dios, en concordancia con el mandamiento más sagrado del Evangelio: el mandamiento del Amor. Hemos recibido esta espléndida herencia de tus manos al principio de una nueva era, al aproximarnos al cierre del segundo milenio del nacimiento del Hijo de Dios de Tí, nuestra Alma Mater, y queremos llevar esta herencia en el futuro con la misma fidelidad con la que nuestros antepasados dieron testimonio de ella.
MADRE..Que nuestros oídos escuchen constantemente con la adecuada claridad tu voz maternal: "Haced lo que mi Hijo os diga".
MADRE..Haznos capaces de perseverar con Cristo. Haznos capaces, Madre de la Iglesia, de construir su Cuerpo Místico viviendo con la vida que solo Él puede darnos de Su plenitud, que es a la vez divina y humana."
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