Papá… ¡cuéntanos otra vez el cuento de Jesús!
No es fácil ser padres, ni tampoco ser una persona consagrada. El proyecto de Dios con cada uno de nosotros ha de descubrirse y revelarse caminando, tropezándose y aprendiendo a levantarse. En este viaje no estamos solos y siempre hay personas que, conformando la Iglesia Universal y ayudados por los dones del Espíritu, nos ayudarán en nuestro caminar para encontrar a Jesús y así Él nos guie hacia la casa del Padre, realizando el proyecto que tenemos encargado.
En este misterio de la Salvación, los padres tenemos una bendición muy especial al compartir con Dios su obra de amor, permitiendo que, sus proyectos de vida y amor realizados en la llegada de nuestros hijos al mundo, se vaya renovando, generación a generación, a lo largo de la historia de la Humanidad.
Este mandato “creced y multiplicaros” lleva implícito una responsabilidad muy grande y que nos concierne a nosotros, como padres, con respecto a nuestros hijos: su manutención, educación y proporcionarles un hogar, con lo que eso ha llevado y sigue llevando de dificultad en todos los tiempos, no es ni de lejos suficiente para cumplir con nuestra obligaciones, si no somos capaces de guiarles para descubrir a Jesús. Los padres somos los primeros tutores en el camino de salvación de nuestros hijos.
Hay una escena del Evangelio donde Jesucristo nos lo dice claramente: “Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis: porque de los que son como ellos es el Reino de los Cielos”. Ante esta afirmación tan rotunda, Jesús nos interpela a todos los padres a preguntarnos: ¿cómo les acercamos a Él? ¿Estamos realmente dejando que nuestros hijos se acerquen a Jesús? o incluso ¿es suficiente con llevarles a la misa dominical y prepararles para la comunión?
En mi humilde actuación como padre y respecto a mis hijos: a la enseñanza de las oraciones cuando eran pequeños, repitiéndolas con ellos antes de dormirse, les contaba breves cuentos y entre ellos, “el cuento de Jesús”, donde les hablaba, con palabras sencillas, las escenas más comunes del Evangelio: “la Anunciación”, “el Nacimiento”, “la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús”, etc.…. Es un dialogo muy bonito entre padres e hijos, donde se hace presente el espíritu de Dios en sus almas y al que invito a participar a todos los padres que comienzan con su tarea.
Reconozco, que en esos momentos, muchas veces me he encontrado como uno más de ellos, disfrutando del gozo de saberme amado y querido por nuestro Padre Dios, redimido por su Hijo y acompañado por su Madre, haciendo presente así esas palabras de Jesús en el Evangelio “quien no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”
Hoy en día continuamos con el “cuento de Jesús”, eligiendo ahora ellos los pasajes del Evangelio, creciendo en el diálogo, profundizando en el misterio de la Salvación y con la esperanza de que nunca se olviden de Jesús y si alguna vez se alejan, sepan como volver a Él.
Eduardo JB
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