JUSTICIA
La juez Alaya rompe su silencio: «Hay una justicia para poderosos y otra
para los que no lo son»
La
magistrada arremete contra los poderes políticos, a quienes culpa de la falta
de independencia judicial
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La juez Mercedes Alaya, durante su ponencia
sobre independencia judicial. - L. R.1LEO RAMA Granada19/01/2017 23:04h - Actualizado: 20/01/2017
10:09h.Guardado en: Andalucía Granada
La juez Mercedes Alaya, conocida por la instrucción de causas como la de los
falsos ERE de la Junta de Andalucía o los cursos de formación, ha ofrecido este
jueves una conferencia crítica acerca de
la independencia judicial. La reaparición de la magistrada ha tenido lugar en
la Facultad de Derecho de Granada, en un acto organizado por el Foro para la
Concordia Civil.
Bajo el
título «La independencia judicial en una sociedad democrática», la conferencia
de Alaya ha resultado ser un sesudo monólogo en el que ha lamentado una y otra vez las injerencias del poder político en
la actividad del poder judicial, lo que supone un ataque contra la
división de poderes de los estados democráticos. Con bella parsimonia ha
llegado, ha dejado el abrigo sobre la silla, ha tomado asiento y ha comenzado a
repartir a zurdas y a diestras. Sin distinción de colores. Ha tenido hasta para
la prensa cuyos consejos de administración están copados por políticos.
«Los jueces están solos ante el peligro», ha señalado Mercedes
Alaya. La juez ha descargado su forma de ver el mundo judicial ante una sala
abarrotada que no daba crédito a las declaraciones de la magistrada. Ha advertido de la paulatina y grave pérdida de independencia que
padece el gremio. Las
consecuencias han quedado sintetizadas en pocas –y sin embargo lapidarias–
palabras: «Hay una justicia para
poderosos y hay una justicia para los que no lo son».
En su
análisis, ha arremetido contra la jerarquización a la
que está sometida la justicia, lo que provoca una «peligrosa» merma de
la independencia de jueces y fiscales. Los nombramientos de los miembros del
Consejo General del Poder Judicial o del Fiscal General del Estado desembocan
en que haya profesionales que «proyectan su
carrera con fines políticos», pues «los que mejor se relacionan con
los políticos llegarán más lejos que los que tengan más capacidad».
Según
la magistrada, «no hay el menor atisbo de posibilidad de
actuación al margen del que está por encima». La elección de jueces y fiscales, ha
dicho, debería partir del consenso absoluto de todos los partidos políticos. «Que se pongan de acuerdo», ha remachado mientras golpeaba la mesa. Alaya también ha
lamentado la «carencia de autonomía presupuestaria» del CGPJ, que se traduce en
que estén «siempre limosneando». Por tanto, se dan «situaciones bochornosas» en
reuniones en las que se baila «al soniquete de los políticos» mientras los jueces trabajan «con una escasez de medios intolerable» salvada con «un gran
esfuerzo personal» que merca su vocación.
Un largo y sonoro aplauso le ha dado la
razón al término de su ponencia. «Lo que ha soltado no lo dice nadie en España», comentaban algunos
asistentes eufóricos en los corrillos: «Está enfada, se nota; es
normal...».
Acusaciones populares: la salvación de
la justicia
Mercedes
Alaya ha querido hablar en Granada como ciudadana. Y como ciudadana, entre dardo y dardo a los poderes, ha reservado
algunas palabras dirigidas expresamente a sus iguales, a quienes ha tratado
de concienciar; no sólo en los problemas, sino también en las soluciones. «La única solución es que estos procedimientos se mantengan
gracias a las acusaciones populares», una forma de personación que cumple con
la premisa de que «la justicia emana del pueblo». Según la magistrada, no hay
mayor representación de la voluntad ciudadana que las acusaciones populares,
las cuales «pueden complementar el ejercicio de la acción pública», por lo que
considera oportuno que sean apoyadas económicamente.
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