La actividad docente del profesor Antonio Oliver Monserrat
Recientemente fue la ceremonia en recuerdo de los veinticinco años del fallecimiento del profesor Antonio Oliver Monserrat, donde tuve el honor de que unas muy humildes palabras mías fueran leídas. Misa que tuvo lugar el pasado nueve de enero en Madrid, en la Parroquia Virgen de la Providencia y San Cayetano de los Teatinos.
Antonio Oliver Monserrat era clérigo de los teatinos y doctor en Historia Medieval de la Iglesia por la Universidad Gregoriana. Precisamente fue gracias a su erudición sobre el medievo que hallé su labor divulgativa en Internet. Materia que me interesaba ampliar para poder completar la obra que actualmente estoy redactando.
Y es que uno de sus alumnos, José María Jiménez Tostado, ha hecho una excelente labor de recopilación. Entre otras iniciativas, ha creado un canal de YouTube donde están las clases y conferencias que impartió el profesor. Con quien contacté y amablemente me facilitó bastante documentación, en pro de mejorar mis conocimientos respecto al tema. Porque la base de un libro es ante todo la tarea de documentación y consulta, no se puede llegar a una mínima conclusión sin unos sólidos cimientos.
De manera que me gustaría compartir, además de mis palabras que se leyeron en el transcurso del acto, las del propio Antonio Oliver Monserrat para que puedan inspirar a otros. Su meritoria actividad docente queda demostrada mediante el hecho de que, veinticinco años después de su defunción, sus alumnos sigan reuniéndose para rememorarlo. Volcados en expandir su saber y de hacer nacer en otros el interés por una época durante la que se pergeñó la actual Europa.
Termino con una cita del jesuita Teilhard de Chardin, a la que evocan los discípulos de Antonio Oliver Monserrat en su página de Facebook en referencia a sus clases. A través de la cual afirman que «sus cursos» no están destinados «precisamente a los cristianos que sólidamente instalados en su fe podrían aprender de él». Más bien se dirigen a «los inquietos de dentro y de fuera, es decir, para quienes, en vez de entregarse plenamente a la Iglesia, la bordean o se apartan de ella con la esperanza de superarla».
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