Beato Gerardo de Clairvaux, monje
fecha: 13 de junio
†: 1138 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 1138 - país: Francia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En el monasterio de Clairvaux, en
Borgoña, beato Gerardo, monje, hermano de san Bernardo, que, doctrinalmente
preparado, demostró una especial prudencia y acertado criterio en el campo de
la espiritualidad.
El hermano menor y el favorito de san Bernardo,
el joven Gerardo, no formaba parte del grupo de muchachos, parientes y amigos,
que acompañaron al primero a Citeaux y recibieron el hábito junto con él. Por
aquel entonces Gerardo estaba demasiado preocupado en ver la mejor manera de
realizar sus proyectos de entrar en el ejército, para prestar atención a las
exhortaciones de Bernardo. Sin embargo, poco tiempo después, cuando el joven
soldado fue gravemente herido durante el sitio a Grancy y luego pasó largo
tiempo en la prisión, reflexionó en cosas más serias, reconoció en su fuero
interno la vanidad de la gloria de este mundo y, al quedar libre, fue en busca
de su santo hermano y se puso a sus órdenes.
Al tomar los hábitos, se convirtió en la
mano derecha de san Bernardo, a quien acompañó a Clairvaux. En su cargo de
celador, no se limitó a cumplir con eficacia los trabajos domésticos de la
abadía, sino que adquirió una extraordinaria habilidad técnica en los diversos
oficios y, tanto los albañiles como los herreros, labradores, zapateros y
tejedores, recurrían a él para recibir instrucciones y dirección. Semejantes
actividades exteriores no intervenían para nada en su vida espiritual; Gerardo
era un modelo de obediencia y de fervor religioso. Cierta vez, en 1137, cuando
iba camino de Roma con San Bernardo, cayó gravemente enfermo en Viterbo; su
estado se hizo crítico y todos pensaban que iba a morir; pero san Bernardo se
puso en oración y pidió que su hermano recuperase la salud, por lo menos para
ir a morir a casa, y la petición fue concedida. Gerardo quedó sano
temporalmente y, al año siguiente, volvió a enfermar. Poco antes de morir,
exclamó con voz fuerte y una sonrisa feliz en los labios: «¡Oh, cuan bueno es
que Dios sea el Padre de los hombres y cuánta gloria tienen los hombres en ser
hijos de Dios!» En un sermón que aún se conserva, san Bernardo rindió un
tributo elocuente y conmovedor a la memoria de su hermano Gerardo.
Los bolandistas imprimieron en Acta
Sanctorum, junio, vol. III, los mejores pasajes referidos a san Gerardo en el
Magnum Exordium, la obra que narra la memoria del primer siglo del Císter.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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