Cinco palabras: Hacer todo
bien es provocar.
Estamos ya en septiembre. El
primer domingo del mes será el día 5.
En estas latitudes de las
tierras del norte sigue siendo verano. Se trata ya de un verano adulto que
camina despacio por hacerlo con su alforja llena. Así piensan y sienten las
gentes de la naturaleza.
Por otro lado, tal vez las
gentes de la escuela están de amanecer, despiertan con los sueños a flor de
piel. Casi todo vuelve a comenzar. Se piensa ya en sembrar. Hay planes y el
futuro de ahora llegará a hacerse presente. ¿Programar y diseñar?
En cambio y de otra manera,
las gentes del asfalto nos movemos por otros códigos relacionales. La ciudad
nos consume poco a poco y sin darnos demasiada cuenta. La ciudad va a lo suyo y
trata de servirse de sus habitantes. Suele ser territorio hostil para dialogar
sobre las humanidades. A veces no parece que sea así, pero es donde las
apariencias se presentan con más engaño. La ciudad no es para mí, dejó dicho
alguien con el inmenso sentido del humor bueno...
Creo que me estoy dispersando
del objetivo de estas líneas de presentación de los comentarios evangélicos.
Lo cierto es que los dos
comentarios, a mi modesto entender, no necesitan presentación alguna. Están
bien hechos. En su punto justo de olor, color y sabor.
Si tú no lo consideras de
esta manera será un placer leer tu valoración que me servirás oportunamente a través
de esta misma pantalla que nos coloca a uno y a otro a la misma altura y
distancia. Ella, la pantalla, nos une en su silencio y con su servicio.
Desearía que prestaras
atención a las cinco palabras del título del comentario de Marcos 7,31-37:
Hacer todo bien es provocar. Y, qué es eso de hacer todo bien. Sobre todo, ¿qué
es hacer todo bien en asuntos de 'practicar' una religión o vivir una
espiritualidad, o encarnar un carisma o ser fiel a una institución...? Y
también, provocar es, ¿obedecer o desobedecer? Y esto nos lo preguntamos tú y
yo porque nos sigue dando demasiadas vueltas en las neuronas una cuestión de
siglos: ¿Quién es Jesús de Nazaret? Al Jesús de la Religión se le conoce
bastante bien. Y, ¿al Jesús de la historia? Se le tiende a ignorar, como
nos lo dice la historia de muchos siglos.
Vale ya y ahora para la tarea
de esta nueva semana en la que estamos con un pie en agosto y el otro en
septiembre.
A continuación podemos
leernos los comentarios evangélicos que me he atrevido una vez más a
colocar en tus manos.
Domingo XXIII TO Ciclo B (5.09.2021): Marcos 7,31-37. Hacer todo bien es provocar. Me lo comento y lo escribo CONTIGO,
Dejé escrito hace una semana
que en este comentario hablaría del relato de María Magdalena-Marcos 7,24-30,
texto que no se nos ha leído ni se nos leerá en la liturgia en este año
eclesiástico del Ciclo B, el dedicado a este Evangelio llamado ‘de Marcos’:
“Jesús se fue a la región de Tiro y, entrando en una casa,
quería que nadie lo supiera... Pero una mujer oyó hablar de él... Era pagana y
sirofenicia de nacimiento...” (Mc 7,24-26). Recuérdese que Tiro y Sidón
fueron los centros y orígenes del pueblo fenicio desde el siglo XI a.C.
Este brevísimo relato de Mc 7,24-30 constituye el centro de la
tercera palindromía en la que culmina el relato de la evangelización de Jesús
de Nazaret en Galilea, y fuera de ella, antes de iniciar el camino de subida a
Jerusalén. Se indica en el texto que Jesús va solo, sin ningún acompañante, a
sembrar en el extranjero la provocación de su buena noticia.
Si nadie lo acompañó, ¿cómo llegó a saberse lo que allí
sucedió? ¿Qué dijo y qué hizo? ¿Qué sucedió realmente? Muy sencillo de
explicar: el que fue con la pretensión de evangelizar regresó evangelizado por
obra y gracia de una mujer sabia, despierta, acogedora y tan provocativa como
el propio Jesús. ¿Por qué no se nos lee en público y en la celebración de la
santa misa eucarística del fin de semana? Este relato sólo es propio de Marcos.
Mateo se inspiró en Marcos.
De nuevo, en Mc 7,31-37 se nos relata el regreso de
Jesús a su tierra del mar de Galilea para concluir el proceso de su
evangelización. Y en este relato, la mano que nos escribe el Evangelio nos
cuenta cinco acciones provocadoras (milagros, suelen decir muchos entendidos):
1, curación de un sordomudo (7,31-37); 2, la segunda multiplicación de los
panes; 3, la negativa de Jesús a ofrecer una señal definitiva a los fariseos;
4, la levadura de Herodes frente a la levadura de Jesús y 5, la curación del
ciego de Betsaida.
Acabada la tarea evangelizadora de Jesús en Galilea sólo queda
una cuestión importante por esclarecer: responder la pregunta central de todo
el Evangelio. ¿Quién es Jesús de Nazaret? Y si se desea abrir el
pensamiento crítico se debe preguntar también: ¿Dónde se encuentra y a qué se
dedica? ¿Cuál va a ser desde ahora su misión?
En 7,31-37 se nos presenta la curación que realiza
Jesús devolviendo el habla y la escucha a un sordomudo. Y de ahí en adelante a
este Jesús de Nazaret del Evangelista se le recuerda como la persona que ‘todo
lo hace bien’. Cuando leo despacio este texto mis neuronas no dejan de
fantasear o volar y son ellas las que me recuerdan qué se dice en el libro del
Génesis cuando el Yavé dios de este pueblo decidió crear al ser humano
viviente. ¿Se recuerda aquel arte de soplar del Dios judío según se lee en este
primer libro de la Biblia, Génesis 2,7?
En el final del comentario, no me puedo callar la extraña
prohibición de este Jesús: “Les mandó que a nadie dijeran nada. Pero cuanto
más se lo prohibía tanto más lo publicaban aquellas gentes”. Al sordo y al
mudo se les derrumbaron los muros de sus ataduras. Nadie podía tocarlos, eran
impuros, pecadores. La Ley de Moisés y de su Yavé Dios así lo ordenaba y
prohibía. Tocar a enfermos y pecadores acarreaba enfermedad y pecado, menos
para este Jesús que aprendió a ‘hacer todo bien’. Pero ya lo estamos viendo en
el relato, ‘hacer todo bien’ implica desobedecer esa ley que se dice proviene
de un Dios. A esta decisión de desobedecer se le llama, lisa y llanamente,
provocar. Hacer todo bien es provocar. Carmelo Bueno Heras.
CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 41º: 05.09.2021. Después de comentar los
cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...¿LO
PRIMERO QUE HIZO Y DIJO JESÚS?
En una sociedad como
la nuestra, parece ser que tiene mucha importancia lo primero que dice o hace
una persona pública, sea en el ámbito que sea. Se espera con ansia la primera
aparición de un gobernante recién elegido, las primeras medidas del nuevo
presidente del club, la primera acción de un nuevo obispo en su diócesis, la
primera homilía de un párroco..., la primera página de un periódico. Lo
primero, hablando en términos eclesiales, parece que imprime carácter.
Pues bien, es sorprendente lo que cuentan los relatos evangélicos a propósito
de lo primero que dice y hace Jesús en su puesta de largo ante la sociedad de
su época. Ya de entrada puede decirse que no hay unanimidad. Los
"reporteros del acontecimiento" no se ponen de acuerdo. Tal vez, en
lo único que coinciden es que "la cosa de Jesús empezó en Galilea".
Vamos por partes y que cada lector saque sus conclusiones, después de una
serena y crítica investigación.
El primer reportero,
que es Marcos, presenta a Jesús en las orillas del mar de Galilea
(Mc 1,14-16) y luego dirá que va a la sinagoga de Cafarnaún a celebrar el día
del sábado (Mc 1,21ss). Mateo (Mt 4,17-18) coincide con Marcos, Jesús
está paseando por la orilla del lago, pero después dirá que se va a un
monte con una multitud de gente deseosa de aprender. Lucas, que ha
investigado todo sobre Jesús y lo que se ha contado de él (Lc 1,1-4), sitúa el
primer acto público de su protagonista en la sinagoga de Nazaret durante
la celebración del sábado (Lc 4,14-30) y luego dirá que se va a la sinagoga de
Cafarnaún (Lc 4,31ss). Por fin, el cuarto evangelio dice que su primera
aparición en público tuvo lugar en Caná durante la celebración de la
boda de... ¡no se sabe quiénes! (Jn 2,1-12) y después sube a Jerusalén.
Después de este breve
recorrido, constatamos que no sabemos dónde Jesús comenzó su
"anuncio público", ni dónde "pegó el primer cartel publicitario
de su campaña por el Reino", ni cuál fue el signo o hecho significativo de
su proyecto: ¿Fue junto al mar de Galilea? ¿Fue en la sinagoga de Nazaret de
Galilea? ¿Fue en un lugar desconocido de Caná de Galilea?... Y si el lugar
geográfico de la primera acción pública de Jesús está "tan confuso",
las primeras palabras de su mensaje no son más precisas, según los mismos
evangelistas. Pero...
Pero, el lector
crítico, que se ha dado cuenta de estas "importantes diferencias"
retoma los textos, los vuelve a leer y, tal vez, caiga en la cuenta de un par
de cosas: Galilea es la "región autonómica" elegida por Jesús
para presentar su proyecto y la cercanía del reinado de Dios el núcleo
de su mensaje sobre Dios, el pueblo, la humanidad entera, la naturaleza y la
persona en concreto. En síntesis, nos quedamos con Galilea y el
Reinado de Dios. O lo que es igual y hablando con lenguaje evangélico: una
tierra que es Galilea y una pequeña semilla que es el reinado de
Dios.
Ahora, como buenos y
expertos agricultores, nos preguntamos: ¿Qué características posee esta tierra?
¿Qué composición química tiene? ¿Qué grados de humedad y qué variaciones de
temperatura soporta? ¿Cuál es su PH? ¿Qué abonos le son más necesarios? ¿Qué tipo
de aguas le convienen? ¿Qué tipo de plagas, bichos, parásitos, suelen
abundar?... Y la semilla, ¿es compatible con este tipo de terreno? ¿A qué
profundidad conviene enterrarla? ¿Qué tiempo es el más adecuado para sembrarla?
¿Qué grado de germinación posee? ¿Qué tanto por ciento de productividad se le
asigna? ¿Es resistente a las plagas y parásitos? ¿Es la más adecuada para las
variaciones climáticas de esta tierra?...
Los evangelistas
suelen ofrecer en sus relatos los datos suficientes para responder a estas
cuestiones. Al lector crítico le será fácil descubrirlos y a modo de guía esto
le puede orientar: El experto agricultor es un hombre de Dios, el hijo, Jesús
de Nazaret, paisano de esta tierra. Y la semilla viene garantizada por su
denominación de origen, el Padre. Ahora, el seguidor de Jesús es el nuevo
agricultor, la tierra de Galilea se ha movido muchísimo en todos los mapas y
tal vez está donde pisan vuestros pies y la semilla... sigue siendo la misma y
con la misma garantía de origen. ¿Y la productividad? Quizá la respuesta
le importe sólo al seguidor capitalista... A muchos nos basta con seguir
teniendo semillas para seguir sembrando. Carmelo B. H., Educar hoy 47
(abril.1995).
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