sábado, 27 de noviembre de 2021

Domingo 1º de Adviento C (28.11.2021): Lucas 21,25-28.34-36 - De aquel Templo y de sus templos no quedará piedra sobre piedra y CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos - Semana 1ª: 28.11.2021. Cita de: Philippe Claudel, El archipiélago del perro, Salamandra, 2018.

 

NAE: Nuevo año eclesiástico

El domingo día 28 de noviembre empieza un nuevo año en la vida eclesial. Se comienza con el Adviento y se acabará con una nueva celebración de Jesucristo Sacerdote y Rey. Durante este nuevo año eclesiástico se intentará volver a leer el tercero de los cuatro Evangelios, el Lucas. Por eso se le suele llamar a este año 'Ciclo C'. 

Mi compromiso será leer y comentar a mi manera el relato evangélico que se nos propone por la autoridad de la Liturgia de la Eucaristía romana y vaticana. Hace tres años ya comenté estos mismos relatos. No me importa realizar de nuevo este ejercicio. Escribir es para mí la mejor manera de leer el Evangelio. No me importará repetir una y otra vez que esta selección de los relatos de la obra de Lucas no favorece en nada la compresión del Libro de Lucas (Evangelio y Hechos). 

A esta página del comentario de 'el relato evangélico oficial' de cada domingo uniré otra página en la que copiaré un texto de un libro que, personalmente, ya me leí en su día y aún conservo la huella o huellas de aquella aventura de leer e imaginar. Esta experiencia es tan común que todos tenemos nuestras propias páginas de referencia. Me atrevo a compartir las mías. Jamás pretenderé ser un activista obsesionado por una idea, por una tesis, por un valor, por... El único objetivo es invitar a leer. Seguir leyendo y por eso, compartirlo. Al final del año, si tú y yo fuimos fieles al compromiso de esta segunda página, que seguiré llamando 'CINCO MINUTOS', tendremos una modesta colección de cincuenta y dos libros a modo de nueva biblioteca que podríamos añadir a la siempre biblioteca que es la Biblia. Ambas bibliotecas son una. ¿Cómo? Eso es: ambas bibliotecas son una. 

¿Ambas 'palabra de Dios'? Ambas, palabra humana.

A continuación se encuentran los indicados comentarios.

     

Domingo 1º de Adviento C (28.11.2021): Lucas 21,25-28.34-36

Así lo comento y comparto CONTIGO: De aquel Templo y de sus templos no quedará piedra sobre piedra

Año nuevo en la vida y liturgia de la iglesia. Nuevo Ciclo, el C, el dedicado a la lectura y meditación del Evangelio de Lucas, también llamado el Evangelista del toro y, a la vez, autor del Libro de los Hechos de los Apóstoles. Como todo año nuevo en los ámbitos eclesiásticos, este domingo del día 28 de noviembre y los tres siguientes componen la ya famosa corona de flores del Adviento con sus cuatro velas que se irán encendiendo domingo a domingo hasta llegar a la Nochebuena y la Navidad. Nada de esto aparece en ninguno de los cuatro Evangelios, pero la tradición es la tradición y habrá que preguntar en la iglesia de Francia por la recordada corona.

Comenzamos, pues, la lectura del tercer Evangelio, el de Lucas. Y el primer relato que se nos propone lo debemos buscar en Lucas 21,25-28 y 34-36. Conviene mirar este texto despacio en la propia Biblia que cada uno tenemos como Biblia de compañía. Recomiendo que nos leamos tú y yo, y para empezar a situarnos bien, esos cinco versículos (29-33) que la autoridad seleccionadora y vaticana desea que no se proclamen en la celebración. Se pone en boca de Jesús la parábola de ‘la higuera y de todos los demás árboles’. ¡Ignoro por qué no se nos lee!

Lo que nos cuenta este domingo el Evangelista Lucas ya nos lo hemos escuchado y meditado el domingo día 17 de noviembre cuando se nos anunció este mismo mensaje escrito por el Evangelista Marcos. Puede decirse que el mensaje de ambos Evangelista es muy semejante, pero lo que sí es muy distinto es el contexto espacial y teológico donde ambos colocaron estas palabras de su Jesús de Nazaret.

Recordaremos que Marcos hablaba de las señales del final del Templo y de su Sacerdocio cuando se encontraba en el monte de los Olivos y sus discípulos le preguntaban cuándo, cómo y por qué tenía que acabar en destrucción aquella institución tan sagrada de la Religión judía. Ahora, en Lucas, estas afirmaciones las realiza el Jesús de Lucas en el interior del propio Templo, como se nos dice en los versículos 21,37-38, que tampoco se nos leerán en la liturgia: “Jesús enseñaba en el Templo durante el día, y por la noche se retiraba al monte de los Olivos. Y todo el pueblo madrugaba para ir al Templo a escucharlo”.

Debemos leernos ahora Lucas 20,1: “Y sucedió que un día enseñaba [Jesús] al pueblo en el Templo y anunciaba el Evangelio, se acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron”. Y si el lector es tan curioso como lo soy ahora, podemos seguir leyendo juntos: “Quedándose ellos al acecho, le enviaron unos espías que fingieran ser justos... Acercándose algunos de los saduceos que sostienen que no hay resurrección...  Jesús les preguntó... Estando todo el pueblo oyendo, dijo Jesús a sus discípulos... Alzando Jesús la mirada vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro... Como dijeran algunos que el Templo estaba adornado tan bellamente... Esto que veis, decía Jesús, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra... Habrá señales en el sol, la luna, las estrellas y la tierra” (Lucas desde 20,1 hasta 21,36). Aquel Templo y su Sacerdocio quedaron destruidos. Y los demás templos y sus religiones, también.  Carmelo Bueno Heras

CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos

Tú y yo, entre otras muchas actividades, solemos también leer. En ocasiones, quedamos sorprendidos por lo que leemos. Es más, y nos ocurre a veces, llegamos a pensar que lo que leemos nos hubiera gustado haberlo escrito nosotros mismos. Por esta sola razón, me he decidido a compartir CONTIGO, semana a semana, durante este año eclesiástico, 52 libros. Creo, creemos, que en la inmensa BIBLIA de todos los textos, como en el cuerpo de toda persona, ¡todo está relacionado!

Ahora, Semana 1ª: 28.11.2021. Cita de: Philippe Claudel, El archipiélago del perro, Salamandra, 2018.

Se lo cuenta el Comisario al Alcalde en la primera visita a su despacho en el ayuntamiento de la isla del Archipiélago del Perro.

“El Comisario se desmelenó. Soltó una parrafada de media hora... mientras el Alcalde se preguntaba adónde quería ir a parar aquel energúmeno...

La gente nunca sabe realmente lo que tiene encima de la cabeza. Durante milenios colocaron a Dios. Les convenía. Ellos estaban abajo. Sudando sangre y agua. Y arriba, en su nube, estaba Dios, que los creaba, los miraba y los salvaba o los condenaba. Luego, el ser humano se creyó muy listo. Echó a Dios de la nube y lo arrojó al cubo de la basura. Durante un tiempo vivió embriagado por su pequeño asesinato, pero luego se dio cuenta del vacío que había creado. Y como lo propio del ser humano es actuar siempre con precipitación, siempre, cuando eso, todo ese espacio vacío, empezó a darle miedo intentó recalentar viejos platos, pero todos tenían gusto a quemado. Entonces fue cuando se asustó de veras. Y se refugió en lo único que le quedaba: el progreso. Fíjese que eso es algo que existe desde la noche de los tiempos. Dele al hombre fuego, hierro y un martillo, y en un abrir y cerrar de ojos forjará una cadena para sujetar a otro hombre que se le parece como si fuera su hermano y mantenerlo sometido, o una punta de lanza para matarlo, en vez de construir una rueda o un instrumento musical. La rueda y la trompeta llegaron mucho después, muchísimo después, de la cadena y la punta de lanza, cuando ya ha habido bastante escabechina. Y si se inventó la rueda fue únicamente para poder llevar la escabechina más lejos, como la navegación a vela, para que todo el mundo le saque provecho. La trompeta no sirvió más que para ahogar los gritos de las víctimas y celebrar las carnicerías. Punto Final. ¡Y ahora encima tenemos satélites!

El Alcalde escuchaba estupefacto la perorata de aquel hombre anodino, preguntándose si estaría soñando aquella escena...”

Texto en las páginas 90-92.

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