sábado, 20 de noviembre de 2021

Domingo de JESUCRISTO REY Ciclo B (21.11.2021): Juan 18,33-37. Jesús de Nazaret fue siempre Jesús, nunca Rey y CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 52º: 21.11.2021 - EL VALOR DE LA DELICADEZA

 

Divinizar no, encarnar. 

El domingo día 21 de noviembre concluye el tiempo del año de la Iglesia. Y para conmemorarlo de forma significativa se ha decidido recordar a Jesucristo como Sumo y Eterno Sacerdote. Este asunto es propio de la Tradición de nuestra Iglesia. Hoy es así, ayer fue de otra manera y en otro domingo distinto y mañana será en otro domingo diferente y con lecturas y ritos también distintos.

Como se podrá leer después, ya he dejado escrito en el comentario alguna orientación sobre el sentido o no de esta manera de hablar sobre Jesús de Nazaret. Cuanto más se acerca uno al estudio sobre este hombre, que vivió en su tierra de Galilea en los tiempos de la dominación romana del siglo primero, más se constata lo inapropiado de estos títulos sacerdotales aplicados a Jesús.

Esta manera de hablar pertenece al proceso de divinización de una persona. Quienes esto hacen están en su derecho, pero se ha de ser consciente de que se trata de una corrupción falsificadora de la realidad humana que nunca dejó de pertenecer a este hombre y a todo ser viviente desde el comienzo de la existencia de la persona en la casa de este mundo en el cosmos. Divinizar no, encarnar, humanizar, normalizar.

Pienso también que no sé por qué debemos estar hablando de estas cosas, cuando la realidad que nos rodea es tan complicada como contemplar un volcán despertado y vivo y no ser capaz de mucho más. ¿Por qué hablar de realidades que nos superan y no prestar atención al día a día del desarrollo de la investigación sobre el cuidado del sueño de las neuronas cerebrales? Ojalá no suceda que nos quedemos sin energía para calentar el frío o iluminar la oscuridad. Ojalá.

Es verdad que en la iglesia se acabará este año, pero será igual de cierto que comenzará otro. Tú y yo vamos aprendiendo a  ser personas del día a día y, como aprendemos a respirar conscientemente, aprenderemos a tener los pies en el suelo y a identificar a quienes nos desean ayudar y acompañar sin engañarnos. 

El nuevo año comienza dentro de ti. Un abrazo

A continuación se encuentran los comentarios de los relatos del Evangelio.

 

Domingo de JESUCRISTO REY Ciclo B (21.11.2021): Juan 18,33-37. Jesús de Nazaret fue siempre Jesús, nunca Rey. Me lo escribo CONTIGO,

Vuelvo a transcribir el título de este comentario por ser lo primero que deseo decir desde el comienzo y hasta el punto final: Jesús de Nazaret fue siempre Jesús, nunca Rey, se escriba con mayúscula o con minúscula. Si a este Jesús se le llama o se le cree ‘REY’ será porque así lo desea ver y creer quien lo dice, escribe o cree. El testimonio de los cuatro Evangelios es tan abrumador que sonroja ver a este Jesús de Nazaret vestido de Rey de Monarquía con escudo de familia (o de armas), corona de pedrería preciosa y ostentoso báculo de poder. ¿San Jesús del gran poder?

La autoridad vaticana de la liturgia nos ha seleccionado para este domingo del 21 de noviembre el relato de Juan 18,33-37. ¿No encontró esta autoridad ningún relato sobre Jesús y su manera de ‘ser rey del reino’ en el Evangelio de Marcos a quien hemos leído en este año eclesiástico del Ciclo B? Siento tener que decirlo de nuevo: esta autoridad vaticana de la liturgia se sirve del Evangelio, en vez de ser su Servidora-Evangelizadora.

Dicho esto, nos situamos tú y yo en el relato del cuarto Evangelio que se nos propone. Y sugiero tener entre manos y ante los ojos el libro de este Evangelio abierto en el relato de su capítulo décimo octavo. Y hecho esto, nos debemos leer detenidamente desde Juan 18,28 hasta 19,16:

“Entonces, condujeron a Jesús de casa de Caifás a la residencia del gobernador romano. Estaba amaneciendo. Ellos no entraron en la residencia para no contaminarse y poder celebrar la cena de Pascua... Pilato les dijo: ¿Crucificar a vuestro rey? Contestaron los Sumos sacerdotes: No tenemos más rey más rey que el César”. ¡¡Cuánta delicadeza mentirosa y cuánta blasfemia!!

Entre este principio del relato y su final se encuentran los versículos 33 a 37, los únicos que se nos leerán y que corresponden al primer diálogo privado que, según este Evangelista, mantuvieron Pilato y Jesús en las dependencias del poder político de Roma en Jerusalén. El segundo diálogo secreto entre ambos y en el mismo lugar se nos relata en los versículos 19,9-11. Ambos tratan de hablar de qué es el poder, qué es la autoridad, cómo se ejerce tanto el poder como la autoridad, por qué se manda o se sirve... Y más.

Es decir, en este día del CRISTO REY, se debería de hablar de un asunto central que no se nos permitirá escuchar en la liturgia, porque se nos ha silenciado el final de este diálogo entre Pilato y Jesús (verso 18,38) y la asamblea no escuchará esto: “Pilato le dijo: ¿qué es eso de la verdad? Y creo que los dos se callaron porque no tenían nada o casi nada en común y todo estaba ya decidido: Jesús acabaría condenado y ejecutado.

Tengo que decirlo una vez más, este relato de Juan 18,28 a 19,16 es una preciosa palindromía de siete unidades literarias y teológicas sobre el asunto de la realeza de Jesús, su vida y su persona. Ningún otro Evangelista ha contado este juicio orquestado por el poder político y religioso como nos lo ha dejado narrado este autor.

Mientras uno se relee estos hechos así contados no puede dejar de recordar una y otra vez la lucidez de este hombre de Galilea que nos compartió su proyecto tan humano y humanizador como también serenamente utópico por su claridad y sencillez: Amaos unos a otros (Juan 13,35). Esta fue su verdad y autoridad y mesianismo y poder. Y no se diga más. Carmelo Bueno Heras

 

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 52º: 21.11.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

EL VALOR DE LA DELICADEZA

      Hace unos dos mil cuatrocientos cincuenta años en un perdido rincón del cosmos llamado Israel, un escritor o escritora dedica su tiempo libre a inventar una parábola (es decir, una mentira) para airear a los cuatro vientos la angustiosa situación (es decir, la verdad desnuda) de un puñado, entre otros, de hambrientos, pobres, viudas e inmigrantes. Además, señala el autor, este colectivo, irrelevante para las internacionales estadísticas demográficas de entonces, posee la sabiduría de encontrar el remedio a sus males cuando alguien le enseña a leer sus más elementales derechos legales escritos y publicados "en nombre de Dios". De esto va, según el parecer de los estudiosos, el librito bíblico de Rut. De los acontecimientos señalados en la narración, me parece particularmente importante uno de ellos: "Un día Rut, la moabita, dijo a su suegra Noemí: Déjame ir a espigar al campo del que me lo permita. Ella le respondió: Anda, hija mía" (Rut 2,2). La Biblia del Peregrino traduce muy intencionada y acertadamente "del que me lo permita" por "donde me admitan por caridad".

      No resulta fácil para el lector de nuestros días percibir la situación injusta descrita en estas pocas palabras. Sin embargo, podemos contemplar en toda su extensión la realidad de la injusticia si se deja resonar el viejo mensaje de la Palabra de Yahvé que debía orientar la práctica existencial de todo israelita en los días de estas dos mujeres: "Habló Yahvé a Moisés y le dijo...: cuando siegues la mies de vuestras tierras, no segarás hasta el borde de tu campo, ni espigarás después de segar. Tampoco harás rebusco de tu viña, ni recogerás de tu huerto los frutos caídos; los dejarás para el pobre y el forastero. Yo, Yahvé, vuestro Dios" (Levítico 19,1.9-10; 23,1.22; Deuteronomio 24,17-22).

       La judía Noemí y la moabita Rut son dos viudas recientemente llegadas a Belén y que no disponen de los necesarios recursos básicos para vivir. Es más, Rut es a la vez forastera, viuda y pobre (Rut 1). La ley de Dios contempla su situación y ordena cómo debe procederse. Rut, pues, tiene unos derechos amparados por la ley. ¿Quién pudo informar a Rut sobre la existencia de esta legislación y sobre sus derechos de pobre viuda emigrante? Sin duda, su suegra Noemí. Pero en aquellos días, este derecho legal tenía que ser solicitado ¡por caridad! Cuando los derechos más elementales de la convivencia entre las personas deben ser rogados, pedidos o exigidos es señal inequívoca de que la injusticia crece, reina y brilla sin ser notada. Es decir, la justicia se había convertido en limosna.

      Ahora se comprende que en Belén, la llamada casa del pan, hubiera tanta hambre (Rut 1). Sin duda, los terratenientes habían aprendido, con descarada indelicadeza, a anular estas humanizadoras leyes sobre las cosechas. Esta falta de delicadeza producía el enriquecimiento de unos pocos a costa de los otros. ¿Cuántas espigas había que dejar en los linderos de los campos junto a los caminos para que los pobres, huérfanos, viudas y emigrantes las pudieran recoger para su alimentación? La sabiduría de esta ley dejaba estas decisiones a la generosidad de los corazones de los amos de las tierras y cosechas.

      Por eso la delicadeza de un corazón generoso y solidario dejaría gran cantidad de espigas sin segar. Es esta delicadeza personal la que agranda los límites de la ley. Y, también, será la ruindad mezquina del egoísmo acaparador e insolidario la que decida dejar cuatro espigas mal contadas para poder decir alto y claro que la ley se cumple y que se piensa en los empobrecidos. Y así, pronto llega el día en que se olvida la ley y a los pobres. Y, si éstos acuden exigiendo sus derechos, tendrán que aceptar el espigar como un regalo al que se deberá estar muy agradecido. Así es como la justicia se ha pervertido convirtiéndose en limosna caritativa. Tuvieron que ser dos mujeres, una vez más, las que enseñaran al pueblo los caminos de Dios, que son siempre los caminos de la justicia. Carmelo Bueno Heras, Educar hoy 77 (abril 2001).

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