sábado, 5 de febrero de 2022

Domingo 5º del Tiempo Ordinario B (06.02.2022): Lucas 5,1-11. - Desde ahora serás pescador de hombres y Cita de: José-Vicente Bonet, Teología del ‘gusano’. Autoestima y evangelio,

 

Milagro inmenso

Nuevo mes; febrero. Nueva semana; la primera. Nuevo domingo, el día sexto. Tiempo de escucha y de pesca.

También nuevo, el relato del Evangelio en las eucaristía de la celebración litúrgica. Dice la tierra del texto bíblico que el laico de Galilea Jesús de Nazaret provocó una de las mayores capturas de peces en el inmenso lago llamado de Genesaret o Tiberíades, la ciudad dedicada al emperador romano Tiberio. 

Probablemente, desde entonces, el mundillo de la pesca, las redes, los peces, la barca, el mar, las olas, el viento, los remos, las velas... sean realidades, imágenes, acciones u opciones no sólo propias de la actividad marinera, sino también evocaciones simbólicas de la actividad religiosa o teológica. Así, por ejemplo, pescar es también liberar; o el mar es también el mal; o los peces son también personas, o la barca es también un grupo organizado que avanzado el tiempo llegó a identificarse con la iglesia de los seguidores de Jesús... Realidad y simbolismo se dan la mano no para engañar o engañarse, sino para evocar y suscitar presencias nuevas... Entonces, ¿se trató en tiempos de Jesús de una real y verdadera pesca, milagrosa sin duda desde el punto de vista económíco, o quizá más bien de un nuevo movimiento de personas alrededor de una nueva manera de entender las relaciones de unos con los otros? Tal vez.

Para no andarnos demasiado por las ramas de las interpretaciones será bueno y oportuno prestar alguna atención a las palabras que el narrador de los hechos contados pone en boca de su Jesús de Nazaret. ¿De qué hablaba este buen galileo? ¿Hablaba de los peces del lago o tal vez de las personas de los pescadores y de sus allegados?

Y ya puesto de esta guisa en el asunto de la lectura del texto evangélico me asalta la tentación de imaginarme no sólo el lago de la Galilea, sino también, y sobre todo, el inmenso planeta azul que dicen muchos que es nuestra única casa de este mundo. Y en esta casa de todos escucho las melodías aquellas palabras del galileo: serás pescador de hombres, eres pescador de hombres, soy pescador de hombres, somos pescadores de hombres, seremos pescadores de hombres, seamos pescadores de hombres... ¿Un milagro? ¡Inmenso y humano! 

A continuación se encuentran los comentarios para este domingo primero del mes de febrero.


Domingo 5º del Tiempo Ordinario B (06.02.2022): Lucas 5,1-11.

Así lo comento y comparto CONTIGO: Desde ahora serás pescador de hombres

Puedo recordar que ya he comentado este relato de Lucas 5,1-11 en los meses de febrero del año 2016 y del año 2019. En ambas ocasiones denunciaba la decisión arbitraria de las autoridades de la liturgia por no permitir que el pueblo, al que tanto se recurre siempre en la pastoral del sacerdocio, escuche jamás en las eucaristías ni el relato anterior (Lc 4,31-44), ni el posterior (desde Lc 5,12 hasta Lc 6,16) a la narración que se nos leerá de Lc 5,1-11 este domingo.

En este comienzo del capítulo quinto de su Evangelio, Lucas nos cuenta su llamada, muy peculiar, ‘pesca milagrosa’ en el lago de Genesaret, Tiberíades o mar de Galilea. Ninguno de los otros dos Evangelistas sinópticos cuenta este acontecimiento. En cambio, sí se encuentra una narración muy semejante en el Evangelio de Juan y en su capítulo final (Jn 21). Ya se ve la gran diferencia entre ambos narradores. Para Lucas, el hecho acontece en los comienzos de la evangelización de Jesús en Galilea. Para Juan, el hecho de esta pesca sucede como si hubiera sido una aparición de Jesús de Nazaret resucitado, no en Jerusalén como casi todas, sino en Galilea. Muy curioso.

Así que el contenido literal, primero y central de la narración no puede ser el hecho de pescar, muchos peces como dice Lucas, o ciento cincuenta y tres peces grandes como dice Juan. Lo importante es, no el milagro que seguramente no lo hubo tal cual, sino aquello que deseó contarnos cada Evangelista. Así, ahora nos centramos en el escrito de Lucas hasta donde nos lo permitan nuestras capacidades para comprenderlo.

“Estaba Jesús en la orilla del Lago de Genesaret y la gente se agolpaba a su alrededor para oír la Palabra de Dios...” (Lc 5,1). “Cuando acabó de hablar dijo a Simón: boga mar adentro y echad vuestras redes para pescar...” (Lc 5,4). “Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, siguieron a Jesús” (Lc 5,11). En síntesis, esta es la secuencia literal del relato que se nos leerá en la celebración del domingo. Y como indicaba más arriba, nada recordarán los oyentes de la Palabra de lo que antecede y de lo que sigue a este relato.

Como se lee en el primer versículo de este relato, el Evangelista nos informa de la tarea evangelizadora que realiza su Jesús de Nazaret en solitario y durante un tiempo nada preciso tanto en las sinagogas como en el espacio abierto de la orilla del mar de Galilea. Y ..., ¿qué anunciaba, qué predicaba, de qué hablaba, qué comentaba, cómo lo hacía, cuánto tiempo empleaba para cada sesión? Tan solo se nos precisa lo que hizo y dijo en Nazaret cuando leyó las palabras del Tercer Isaías y las comentó muy brevemente (Lc 4,16-30). ¡¡Hablaba y le entendían!!

Deseo pensar muy en serio que un buen puñado de oyentes de aquella evangelización de Jesús comprendió el mensaje y la propuesta de aquel galileo y tomaron la decisión de acompañar al hombre que así hablaba y al que, seguramente, conocían al menos de oídas por ser un paisano de sus poblados. Me puedo preguntar qué les ofreció aquel hombre y nada preciso o precioso se encuentra en el texto. Tan sólo me llama mucho la atención la propuesta que pone en manos de Simón: “Desde ahora serás pescador de hombres” (Lc 5,10). ¿Pescar hombres? Carmelo B. H.

CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos

Tú y yo, entre otras muchas actividades, solemos también leer. En ocasiones, quedamos sorprendidos por lo que leemos. Es más, y nos ocurre a veces, llegamos a pensar que lo que leemos nos hubiera gustado haberlo escrito nosotros mismos. Por esta sola razón, me he decidido a compartir CONTIGO, semana a semana, durante este año eclesiástico, 52 libros. Creo que en la inmensa BIBLIA de todos los textos, como en el cuerpo de toda persona, ¡todo está relacionado!

 

Ahora, Semana 11ª: 06.02.2022.

Cita de: José-Vicente Bonet, Teología del ‘gusano’. Autoestima y evangelio, Sal Terrae, Santander, 2000, 171 páginas.

 

“La autoestima es la columna vertebral del crecimiento personal (J.V.B.). El respeto hacia nuestra persona y la fundada esperanza en nosotros mismos nos mantiene firmes y ‘erguidos’ en la lucha cotidiana por una existencia digna y el esfuerzo diario para crecer como personas. Invitamos al lector/a internauta a encender su ordenador y embarcarse en la búsqueda de AUTOESTIMA. Le aseguro que, con un poco de paciencia, encontrará miles de páginas sobre este tema. La abundancia de individuos e instituciones médicas, psicológicas y educativas que proponen sus ideas en la web son, en mi opinión, un índice de la importancia que se atribuye al tema en nuestra cultura. ¿Por qué, pues, es importante la autoestima? Respondemos en forma de afirmaciones, propias o ajenas, brevemente comentadas.

La autoestima auténtica posibilita y condiciona el altruismo.

Ya lo hemos mencionado antes. El ser humano nace egoísta (el bebé agarra todo lo que está a su alcance), pero la autoestima es un arte que hay que aprender no sólo para el bien del individuo, sino también de la sociedad.  Sin un fundamento de respeto, aprecio y aceptación de uno mismo, el altruismo fácilmente se convierte en manipulación del otro. Es ésta una de las trampas del amor.

La autoestima funciona como el sistema inmunológico de nuestro psiquismo

Cuanto más fuerte sea nuestra autoestima con tanta mayor entereza podremos enfrentarnos a los altibajos de la vida [...]

Nadie puede dejar de desarrollar una autoestima más o menos alta o baja, débil o fuerte, positiva o negativa, suficiente o deficiente [...]

Lo opuesto a la autoestima (o estima de sí mismo) no es la heteroestima (o estima del otro), sino la desestima propia, rasgo característico de ese estado de profunda infelicidad que es la depresión [...]

Una autoestima alta suele ser uno de los componentes de la persona feliz [...]

La autoestima filtra nuestras percepciones de nosotros mismos, de los demás y del mundo que nos rodea [...]

Cuanto más indigno se siente uno, tanto más tiene que ponerse a la defensiva y tanto más tiene que distorsionar sus percepciones para proteger a la persona que cree ser. Por tanto, cuanto más indigno se siente uno, tanto más difícil le resulta modificar o rechazar su auto-concepto, su auto-estima.

Texto completo en las páginas 104-107

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