Llegó el momento
de hablar de los enemigos.
Nuevo domingo. Día veinte de
febrero. Comienzo del último mes del invierno en el hemisferio del norte de
esta casa. Y estamos por estos lares de los madriles que no llueve. Habrá
problemas con el agua. De momento no. Pero llegará el momento de que sí. En nuestros
recientes meses de enero y febrero buena parte de nuestra tierra se quedó sin
su dosis de agua. No hay nieves en las montañas. No hay lluvia a la vista.
No se recupera el gasto constante de agua. Seguramente sufrirán dentro de poco
la carestía del agua los cultivos que requieren de su abundancia.
Recoger el agua. Guardar el
agua. Cuidar el agua. No deseo ser obsesivo, pero habrá que hacer algo o más
pronto que tarde tendremos un problema. Con echar la culpa al cambio climático,
¿se van a solucionar las heridas de una mala conciencia borreguil?
Con esta reflexión a media
luz más de uno se declarará mi enemigo por ser pájaro de mal agüero. Y estos
posibles enemigos se sumarán también a otros cuantos enemigos, dicho muy en
claro, que comienzan a levantar cabeza mientras leen algunas de mis
orientaciones interpretativas de los relatos del Evangelio.
Ignoro conscientemente si
estos enemigos son muchos o pocos. Sé que son enemigos. Sé que existen. Y sé
también que trato de no llegar a convertirlos en 'los mejores enemigos', como
se suele decir en el argot de los asuntos de la guerra.
Ya he dejado claro que la
cosa de esta presentación va de 'enemigos'. Porque de verdad, y de enemigos, lo
cierto es que haberlos, haylos... Así es como invito ahora a leer ese mensaje
del discurso de las bienaventuranzas en el Evangelio de Lucas. Si a uno se le
llega a indigestar esta tal página del mensaje, le sugiero que use tijera
y corte tales mensajes. Pero...
Pero que antes de hacerlo, se
lo piense uno muy, mucho.
¡Con lo bien, bonito, guapo y
hasta barato que queda uno hablando de la amistad y de los amigos!
Pues en esta ocasión, la
página del Evangelio habla de los enemigos y de qué hacer con ellos y de ellos
y por ellos. En tus manos y en las mías está la respuesta.Y tal vez se pueda
pensar que estas palabras sobre la enemistad no salieron jamás de la
boca de Jesús de Nazaret. Se puede pensar todo, pero conviene meditar despacio
la verdad que cada uno desea que se arraigue en sus adentros.
Creo que amar a los enemigos
constituye un salto de nivel hacia arriba en la tarea de
humanización del universo en la que llevamos empeñados algunos miles
de años de historia.
A continuación se encuentran
los comentarios de este domingo.
Domingo 7º del Tiempo Ordinario C (20.02.2022): Lucas 6,27-38. Así lo comento y comparto CONTIGO: La naturaleza es bella: Amad a vuestros enemigos.
“Pero
yo os digo a los que me escucháis...” (Lucas 6,27). Acabo de transcribir el
comienzo de la lectura del Evangelio del domingo día 20 de febrero. Así
comienza uno de los textos más escandalosamente provocativos y revolucionarios
que se hayan producido en la interioridad de nuestra humanidad personal, social
e internacional. Lo que Lucas nos ha regalado en 6,27-38 no lo dejó
dedicado para un grupo de personas selectas, elegidas, supernumerarias o algo
semejante. NO. Este mensaje es para quien lo desee escuchar, leer, acoger,
suscribir, anunciar o votar, como se hace ahora en la digitalidad viral, ‘me
gusta’.
Esta
parte segunda del discurso lucano sobre las ‘Bien-Mal aventuranzas’ no es un
texto fundacional del seguimiento de Jesús, ni de su movimiento religioso, ni
tan siquiera de una iglesia considerada la verdadera y única. Este texto que
Lucas colocó en labios de su Jesús de Nazaret es patrimonio de todo ser humano.
Y
cuando digo esto y aquí no dejo de pensar una y otra vez en Lucas 17,21
donde se afirma con nitidez que estos asuntos están enraizados dentro de cada
uno. Y a este ‘cada uno’ es a quien se le debe obedecer, acompañar, seguir y
encarnar.
“Amad
a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien... porque el dios en quien
creéis es bueno con los ingratos y los perversos” (Lucas 6,27 y
6,35).
Con
el mensaje que tú y yo acabamos de escribir y leer en el párrafo anterior
deberíamos acabar este comentario. No se trata de añadir nada más, bastaría con
leer y dejar que esas palabras se vayan haciendo sin prisa carne y sangre de
nuestra propia persona.
Nuestro
Evangelista Lucas coloca en labios de su Jesús de Nazaret estas afirmaciones
tan nítidamente humanizadoras. ¿Fue cierto y sin la menor duda que fue el
propio Jesús de Nazaret quien habló de esta manera? Ningún otro Evangelista nos
lo constata tal y como lo podemos leer en el texto de Lucas. Ya dije en el
comentario anterior que tan sólo el Evangelista Mateo nos ha compartido un
discurso semejante de su Jesús de Nazaret. Pero existe un buen puñado de
diferencias entre estos dos discursos colocados en boca del judío laico de
Galilea.
El
contexto de estos dos discursos atribuidos a Jesús es muy distinto. La
extensión de los mismos es tan desigual que invitan a pensar, no sin razón
evidente, que ambos textos pertenecen a los redactores, Mateo y Lucas, de ambos
Evangelios. Siendo esto así, conviene decir con la misma claridad que si no
hubiera existido, con cuanto hizo y dijo, aquel judío creyente de Galilea
llamado Jesús de Nazaret sería poco menos de imposible que tales mensajes los
pudiéramos estar leyendo ahora.
Con
la persona de este Jesús y con sus narradores evangelizadores de sus hechos y
dichos podemos seguir afirmando que estos mensajes tan diáfanos como humanos y
humanizadores pertenecen al patrimonio de la Humanidad y siguen siendo aire
limpio y luz radiante para toda persona sea de donde sea. ¿No debería ser este
‘amad a vuestros enemigos...’ el horizonte de toda revolución para aprender sin
prisas ni pausas a caminar juntos y a uertocon-vivir? Me han dicho que la
naturaleza es bella, pero que jamás olvide que en ella comes o te comen.
Tremendo. Carmelo Bueno Heras
CINCO MINUTOS con la otra Biblioteca de la BIBLIA entre las manos
Tú y yo, entre
otras muchas actividades, solemos también leer. En ocasiones, quedamos
sorprendidos por lo que leemos. Es más, y nos ocurre a veces, llegamos a pensar
que lo que leemos nos hubiera gustado haberlo escrito nosotros mismos. Por esta
sola razón, me he decidido a compartir CONTIGO, semana a semana, durante este
año eclesiástico, 52 libros. Creo que, en la inmensa BIBLIA de todos los
textos, como en el cuerpo de toda persona, ¡todo está relacionado!
Ahora, Semana 13ª: 20.02.2022: Cita de: José
María Martínez Beltrán, Cuentos para educar y educarse, La Salle Ediciones,
Madrid, 2015, 290 páginas.
“Nuestra cuna se meció con cuentos. Cuentos eran
los que nuestras madres y abuelas nos contaban para cerrar el día y abrir la
noche. Para escribir un cuento, para leerlo y para contarlo, uno tiene que
dejar el rostro serio bajo la almohada y abrir el ceño a las luces de la
infancia [...]
Y
que no quede todo ahí, demos nuestras propias pinceladas, dejemos en nuestro
rincón escondido algo que no diremos a nadie, o sí, porque ha tocado alguna
fibra sensible de nuestra intimidad. Y como el cuento no tiene edad, vamos a
aprovecharlo para educar y de paso para educarnos un poco más [...]
Cuando
las palabras se entrelazan en densos discursos y las ideas forman la lógica
guirnalda del razonamiento, podemos llegar todos al cansancio de la razón.
Cuando esto ocurre, nos volvemos a la metáfora, al contacto directo e intuitivo
con las cosas para que las ideas lleguen a síntesis con significado y nosotros
a formar parte viva de los discursos [...]
¿Qué
hay más allá de las cosas? ¿Se intuye algo detrás de las palabras? Cada cosa y
cada palabra tienen su propio significado, pero también gozan de una cualidad
que les da resonancia, expansión, connotación. Si una palabra o un objeto
pueden abarcarse en su primer significado, no así en su simbolismo. Sabemos qué
es un lobo, nos lo define la biología, nos lo muestran los programas
documentales, conocemos sus correrías y sus luchas. Hasta aquí es el animal,
“la cosa”, lo que se aprende en casa y en la escuela. ¿Y ya se sabe todo sobre
el lobo? Precisamente se queda sin el más allá de la realidad, sin el simbolismo,
sin la fiereza, la agresividad, la maldad, el engaño... Para estos significados
tenemos el cuento [...]
Escribo
estos cuentos para favorecer el encuentro [...] Se puede dar una conferencia
sobre el conflicto que origina la representación mental que tenemos de la
realidad frente a la realidad misma¸ pero también se puede contar El lobo
del cuento se ha escapado del bosque [...]
1.
Con frecuencia se ha comparado a las personas con los árboles: los hay con
muchas ramas, pero con poco fruto; los hay de poco follaje, pero de sabrosos
frutos; los hay de todo tipo. Pero lo que no puede faltar a ninguno son las
raíces, el arraigo a la tierra, la fuerza, la savia [...] Pero esto no se logra
en solitario, sino con los otros, aunque a veces nos parezcan fantasmas, como
al Sr K. Iluminado, era Castillo; a media luz, una casa cualquiera [...]
2. El cuento del príncipe que creía en casi todo Adolescencia, normas y
crecimiento personal [...]
11.
No se puede hacer miel sin compartir el destino de las abejas. La fatiga es
signo de muerte; la pereza es la muerte [...] 21. Saluda de mi parte a
Caperucita. Mantener la infancia: esperar un mundo mejor [...] 31. O
eres estrella o te quitas de la fila. Aceptar a alguien es darle dignidad [...]
41. ¡Mamá, se me ha escapado el globo! De ilusión también se vive, pero con
realismo [...] Texto completo citado, en las páginas 5-12 y 288-290.
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