sábado, 24 de febrero de 2024

El tesoro de la luna llena - Domingo 2º de Cuaresma B (25.02.2024): Marcos 9,2-10 (De carne y hueso como todos los humanos buenos) y CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos (Semana 13ª (25.02.2024): Marcos 3,7-12) - El espíritu impuro es la enseñanza y práctica de la Ley de Moisés.

 

El tesoro de la luna llena

En este fin de semana, días 23 a 25 de febrero, nos acompañará en las noches una excelente luna llena en este hemisferio del norte de nuestra casa de la Tierra. Siempre es un regalo la luna, pero cuando se trata de la luna llena parece que el regalo se convierte en tesoro.

Y un  tesoro es siempre la persona de Jesús de Nazaret resucitada en nuestros adentros de resucitadores. Por estas razones me vuelvo a decir que el relato que se nos propone para la lectura y meditación de este domingo último de febrero es un regalo que enriquece el tesoro inagotable de aquel laico judío y galileo del siglo primero de nuestra historia. Este regalo es el relato que los Evangelistas Sinópticos nos han conservado sobre la llamada 'transfiguración de Jesús' en lo alto de un monte. Preciosa composición literaria y teológica en la que se comienza a comprender en toda su humanidad la figura de Jesús. Tan humano fue, como lo fue en sus días de vida Moisés o Elías el profeta. Como humanos somos tú y yo. Tan humanos que a veces no nos atrevemos a reconocerlo y aceptarlo. 

Ser de carne y hueso es asumir que la realidad de nuestra humanidad es el tesoro que nos da sentido pleno al respirar y compartir el aire y todo cuanto nos rodea. Ser humano es tener el mismísimo aire pleno de la vida, el mismísimo ánimo vital que nos sostiene. 

Quienes tratan de comprender aquella transfiguración como la transparencia de la grandeza y del poder del mesianismo político, del mesianismo económico y del mesianismo espiritual son aquellos que se han edificado mansiones de ostentación en la alta cima de un TABOR que nunca existió en las narraciones evangélicas. 

Aquella transfiguración que nos relatan los Evangelistas viene a ser la proclamación de la plena humanidad que siempre será carne y hueso de la vida que ilumina todo cuanto toca como así lo hace la luz plena de todas las lunas llenas...

Y, como ya anuncié en la primera semana de este mes, día 4 de febrero, sigo transcribiendo mi colección de siete advocaciones que los humanos se han atrevido a dedicar a la señora María de Nazaret, esposa de José de Nazaret y madre de su hijo, siempre judío y siempre laico, Jesús. Para mi comprensión de las cosas de la fe en la vida, me vuelvo repetir: 

Buenos días, 

humanísima 

trinidad de Nazaret,

Jesús, José

y María.

 

022. Nuestra Madre la Virgen de Regla

023. Nuestra Madre la Virgen del Paular

024. Nuestra Madre la Virgen de Candepajares

025. Nuestra Madre la Virgen de los Pedroches

026. Nuestra Madre la Virgen del Fregenal

027. Nuestra Madre la Virgen de las Cinco Jotas

028. Nuestra Madre la Virgen de las Cinco Villas

Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la Señora María.

 

Y nada más para este domingo día 25 de febrero.

A continuación se encuentran los dos comentarios del Evangelio de este día.

Carmelo Bueno Heras

 

Domingo 2º de Cuaresma B (25.02.2024): Marcos 9,2-10. Respiro, vivo y sigo escribiendo CONTIGO:

De carne y hueso como todos los humanos buenos

Estamos ya, en este domingo del día 25 de febrero, en la segunda etapa del camino de la Cuaresma que nos conduce hasta la fiesta de la Pascua. Fiesta central para quienes escuchan cada día en sus adentros a aquel judío laico y de Galilea llamado Jesús de Nazaret.

En el año del llamado Ciclo B, los entendidos en la Liturgia católica nos proponen la meditación del texto de Marcos 9,2-10 que comienza, según nos lo dejó escrito la mano narradora de María Magdalena, con estas palabras: “Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan y los lleva a ellos solos aparte, a un monte alto”. Creo que, para ahorrarse más de una explicación, la sabiduría sacerdotal ha cambiado la expresión evangélica ‘seis días después’ por la expresión litúrgica ‘en aquel tiempo’. Por eso preguntaría al sabio liturgista, ¿de qué tiempo se trata?

Cuando uno toma su biblia entre manos y abre la página de Marcos 9,2-10, seguro que se atreverá a leer, al menos, desde Marcos 8,27 hasta Marcos 9,1. Así quedará suficientemente precisado el tiempo y el espacio en los que sucede el hecho, real o teológico, de la llamada ‘TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS DE NAZARET’. Hecho que podemos leer en cualquiera de los tres Evangelios sinópticos (aquí, en Marcos; y también en Mateo 17,1-8 y en Lucas 9,28-36). El Evangelista Juan no consideró oportuno constatarnos tal suceso.

Hecho este ejercicio, comparto estas dos palabras sobre este suceso, real o teológico, repito. La primera palabra se la dedico al ‘espacio’ en el que se cuenta el hecho. Según el relato de nuestro Evangelista Marcos se trata de ‘un monte alto’. En ningún momento y ninguno de los tres narradores le llaman Tabor, como luego se nos ha popularizado en la tradición y en las programaciones de los peregrinos a la tierra que también visitó Elena, la madre de Constantino.

ESTE ESPACIO, ‘monte alto’ de los Evangelistas, está íntimamente relacionado con Cesarea de Filipo, lugar del nacimiento del Río Jordán, al pie del Monte Hermón, en el norte de Galilea. En este espacio es donde aquel judío de Nazaret preguntó a quienes le acompañaban, mujeres y varones de Galilea, ¿quién decís que soy yo? Y aquella pregunta de entonces sigue vivita y coleando en cada uno de nuestros adentros de creyentes y practicantes. Me lo digo. Y no olvido que el Evangelista Juan dedicó a su Jesús de Nazaret aquel ‘YOSOY’ que se atribuía sólo a Yavé dios de Israel. El narrador Marcos pone en boca de este su Jesús unas palabras inolvidables: “Les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él” (Mc 8,27-30).

La segunda palabra que comento es el ‘tiempo’. El tiempo evangélico de los ‘seis días después’ o el ambiguo tiempo litúrgico de ‘en aquel tiempo’. Este tiempo es precisamente el que transcurre entre la prohibición de hablar sobre Jesús a nadie, a nadie, prohibido hacerlo, y la contemplación de ‘la transfiguración’ en la que se comprende que aquel Jesús de Nazaret no es ni el Moisés de la Ley, ni el Elías de los Profetas sino el tan sencillamente Jesús de carne y hueso como todos los seres humanos buenos.

ESTE TIEMPO no es el contabilizable con criterios de ningún reloj. Este ‘tiempo’ acontece cuando se olvida uno de la imagen, real o teológica, de un Jesús, EL MESÍAS: Dios Omnipotente Máximo. De estas maneras y decisiones de ser MESÍAS (divino frente a humano) habla este Jesús de Marcos en el texto que antes proponía leer, Mc 8,31 a 9,1. Quien lo lea y no lo comprenda deberá seguir leyendo y escuchando a este Jesús, caminante, hasta encontrarse con él como le sucedió a Bartimeo, el ciego que recobró la vista (Mc 10,46-52). Carmelo Bueno Heras

 

CINCO MINUTOS semanales con el Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de forma ordenada, de principio a fin. Semana 13ª (25.02.2024): Marcos 3,7-12.

El espíritu impuro es la enseñanza y práctica de la Ley de Moisés. Comienzo con la invitación expresa a leer el texto del Evangelista: “Jesús se retiró con sus discípulos a orillas del lago y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea… Encargó a sus discípulos que le prepararan una barca… Los espíritus impuros se postraban ante él y gritaban: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él se lo prohibía enérgicamente” (Marcos 3,3-12).

De nuevo nos escribe la pluma de este relato que Jesús está junto al lago de su tierra de Galilea. Un mar. Y ahora no está solo, sino acompañado de un gran número de personas. Siempre que contemplamos a este Jesús de Nazaret del llamado Evangelio de Marcos en las orillas del lago-mar encontramos que se habla del tema de su seguimiento. Así lo empezamos a constatar en Marcos 1,16-20, el comienzo de la palindromía. Y así nos lo encontramos al final de esta misma palindromía (Marcos 3,7-12).

Palindromía, lo vuelvo a recordar, era volver a recorrer. Dar una vuelta. Y otra… Esta primera vuelta era la del lago-mar donde sucede el acontecimiento del seguimiento. La segunda vuelta era la de la sinagoga (1,21-28 y 3,1-6) donde este Jesús enseña principalmente a desobedecer la enseñanza de esa institución judía del sábado y la sinagoga. La tercera vuelta (1,29-34 y 2,1-28) era la vuelta de la casa donde se vive, se acoge, se cura, se come, se bebe, se ama.

En el centro (como el jamón de un bocadillo) de esta triple vuelta de la palindromía, la pluma narradora del relato nos ha dicho que este Jesús de Nazaret tomó una decisión sorprendente para todos: “Simón y sus compañeros salieron a buscar a Jesús y le dijeron: Todos te buscan. Jesús les contestó: vámonos a otra parte, a los pueblos vecinos, para evangelizar… y expulsar demonios” (Marcos 1,35-39).

En el corazón de esta palindromía se nos anuncia con precisión la misión de este hombre de Galilea: evangelizar y expulsar demonios. ¿Te he comprendido bien, María Magdalena, mientras te acabo de leer este regalo de narración que me has compartido tan gratuitamente?

Ahora vuelvo a leer de nuevo 3,7-12 donde me imagino a quienes seguían a Jesús y comprendo, ¡creo!, la respuesta de los llamados por su autora ‘espíritus impuros’ y la prohibición tan categórica que esta Evangelista pone en boca de Jesús según se dice en 3,11-12.

Cuando leo esto recuerdo otra vez esto otro: “Cállate y sal de este hombre” (1,23-26), donde queda bien definido que todo ‘espíritu impuro’ no es otra cosa que la enseñanza y práctica de la Ley de Moisés que se imparte en la sinagoga como Religión del pueblo, Israel.

Los Maestros de la Ley y las autoridades de esta Religión institucionalizada han llegado a conocer y a percatarse de la novedosa y revolucionaria enseñanza de un hombre de Galilea, laico, de carne y hueso, que desobedece tan abiertamente aquello que se ha transmitido desde siempre como ‘Ley que Yavé Dios comunicó a Moisés’. Por esta razón y con pleno sarcasmo irónico acusan estos Maestros a Jesús de creerse ‘El Hijo de Dios’ (3,11) o, como le llamará el mismísimo Simón, el Pedro, ‘el Mesías’ todopoderoso (8,27-33). A todos ellos, ‘espíritus impuros’ o Satanás, Jesús les prohíbe enérgicamente hablar así de él.

Carmelo Bueno Heras. En Burgos, 15 de febrero de 2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario