Primer domingo de Cuaresma
Primero: En la
propuesta de los 'CINCO MINUTOS' hemos llegado a la lectura y comprensión
del capítulo tercero del Evangelio de Marcos y caeremos en la cuenta de que
'fariseos y herodianos' (enemigos irreconciliables de aquellos tiempos) se
aliaron para acabar con el judío laico Jesús de Nazaret. Y al parecer, no lo
hicieron nada mal. Tuvieron éxito. Jesús acabó condenado y ejecutado, pero no
por directamente por los fariseos ni por los herodianos.
Segundo: En la liturgia de
la misa o eucaristía se leerá el breve relato de 'las tentaciones de Jesús en el
desierto' que, según la versión de los hechos del Evangelista Marcos, no fueron
tres, sino dos: la tentación de ser 'alimaña' y la tentación de ser 'ángel'.
Ahora habrá que preguntarse qué o en qué consiste ser 'alimaña' y qué o en qué
consiste ser 'ángel'. En mi elemental criterio sobre la experiencia
creo que se trata de
'cruzarse o de acompañarse'. Mientras se va de camino nos cruzamos
y enfrentamos o nos acompañamos y confiamos.
Tercero: Continúo, por
tercera semana, con el recordatorio de las siguientes siete advocaciones
marianas con su jaculatoria.
015. Nuestra Señora la
Virgen del Espino
016. Nuestra Señora la Virgen del Eneldo
017. Nuestra Señora la Virgen del Laurel
018. Nuestra Señora la Virgen del Tilo
019. Nuestra Señora la Virgen de la Hierbaluisa
020. Nuestra Señora la Virgen del Quitameriendas
021. Nuestra Señora la Virgen de la Encina
Mi jaculatoria: Que me devuelvan a la Señora María.
Nada más ahora. Feliz e
ilustrado domingo día 18 de febrero.
A continuación se
encuentran los dos comentarios de esta nueva semana.
Carmelo Bueno Heras
Domingo 1º de Cuaresma
B (18.02.2024): Marcos 1,12-15
Respiro, vivo y sigo escribiendo
CONTIGO:
Se lo preguntaré a María
Magdalena
Con la celebración del llamado ‘Miércoles de Ceniza’ (14.02,
san Valentín de los enamorados) comienza en la vaticana tradición católica el
tiempo de la Cuaresma. Tiempo para preparar las celebraciones donde se recuerda
la Pasión, Muerte y Resurrección del judío laico Jesús galileo.
El domingo día 18 de febrero se convierte así en el primer
paso o domingo de Cuaresma y en él se nos leerá, como siempre en esta
celebración, el relato llamado ‘Las tentaciones de Jesús de Nazaret’. Por
encontrarnos en el Ciclo B, este relato lo leeremos en el Evangelio del
Marcos-María Magdalena 1,12-15. Relato brevísimo y que viene a ser como el
gozne de una puerta por permitirnos concluir la primera parte de este Evangelio
(Mc 1,1-13) y comenzar la segunda parte (Mc 1,14 hasta 8,26).
Los versículos de Marcos 1,12-13, con los que se
inicia el relato de las tentaciones, ponen el broche de lo narrado por el autor
de este Evangelio a propósito de lo sucedido tanto a Juan el Bautista como al
propio Jesús de Nazaret EN EL DESIERTO. Lo escribo en mayúsculas para
llamar la atención. Y, a ser posible, volver a percatarse de que estamos ante
‘un desierto’ a la vez real y simbólico. Tan importante lo uno como lo otro.
Cuando se visita, ahora, la tierra de PalestinaIsrael se
acerca uno a esa realidad del desierto cuando se encuentra con los ‘beduinos’,
que nunca anduvieron en guerras ni enfrentamientos ni con los palestinos,
judíos, griegos, romanos, británicos o egipcios. ¿Acaso, tanto Juan el
bautizador, como Jesús de Nazaret compartieron tierra, tienda y vida con esta
peculiarísima clase de gentes del desierto? Probablemente.
Cuando leo los dos versículos dedicados por el narrador para
exponer la experiencia de la tentación de Jesús en el desierto siempre me atrae
la última expresión: “Vivía Jesús entre alimañas y los ángeles le servían”
(Mc 1,13). Alimañas y ángeles. Ser alimaña. Ser ángel. Lo uno, lo otro, los dos
a la vez. ¿No es ésta la tentación constante? Sí, la única tentación.
Los versículos de Marcos 1,14-15 abren las puertas de
par en par para exponer la misión llevada a cabo, según el Evangelista, por
este Jesús de Nazaret tentado por ‘ser alimaña’ o por ser ‘ángel’. A Juan el
bautizador lo apresaron y lo sacaron de su desierto para encarcelarlo. Jesús de
Nazaret decidió abandonar aquel desierto de la tentación para recorrer toda la
Galilea, la tierra norte del país, la más alejada de Judea y de su capital
Jerusalén. Fue su opción. No se quedó en la capital Jerusalén o en sus
alrededores.
Y ya en su Galilea natal se dedicó a proclamar, alto-claro-y
sin ataduras, que la Buena Noticia del Evangelio es ‘el Reino de Dios’. Así de
breve, explícito y contundente. El Reino de Dios. ¿Qué es este ‘Reino de
Dios’? ¿El cielo de los ángeles? ¿La tierra de las alimañas? ¿Se lo preguntamos
a los testigos de Jehová, a las gentes del Vaticano, a los heraldos, a los
hakuna, a las jesuitinas, salesianos, lasalianos, franciscanos, agustinos,
dominicas...? Carmelo Bueno Heras
CINCO MINUTOS semanales con el
Evangelio de Marcos entre las manos para leerlo y meditarlo completo y de
forma ordenada, de principio a fin. Semana 12ª (18.02.2024): Marcos 3,1-6.
Sábado judío semejante a domingo
católico. Constatamos que el mar de Galilea, la sinagoga y la casa fueron
los tres primeros lugares de la acción de Jesús de Nazaret. Comenté también que
estos tres mismos lugares vuelven a ser, en orden inverso, los tres siguientes
escenarios de la misión de este hombre sorprendente: la casa (Marcos 2,1-28),
la sinagoga (Marcos 3,1-6) y el mar (Marcos 3,7-12). Este molde o género
literario se denomina ‘palindromía’ y permite volver a contar lo que ya se
contó. ¿Variación de un mismo asunto? ¿Repetición de la melodía? ¿Volver a empezar?
Retomar. Recordar. Repetir.
“Entró [Jesús] de nuevo en
la sinagoga y había allí un hombre… En cuanto salieron, los fariseos se
pusieron de acuerdo con los herodianos para planear el modo de acabar con él”
(Marcos 3,1-6). Este brevísimo relato es en sí mismo un completo Evangelio.
Toda la identidad y misión de Jesús de Nazaret, sus palabras y sus hechos, su
vida y su muerte están contadas con increíble maestría y hasta con la sencillez
y elegancia de una pequeña obra del arte narrativo.
El tiempo y el espacio son un sábado
y una sinagoga. Los protagonistas son Jesús y sus espías, que sólo al final
sabemos que eran ‘los fariseos’, camuflados entre la muchedumbre de varones
adultos que abarrotan ese sábado el espacio sagrado-separado donde se creía
ver, tocar, hablar, oír, oler al Dios Yavé de ese tiempo y lugar. ¿Era sábado o
domingo, sinagoga o iglesia?
En un momento el ya conocido galileo
y laico Jesús detiene el desarrollo de los ritos religiosos y rompe la sagrada
ordenación de la liturgia con un gesto blasfemo y unas palabras
desconcertantes. El gesto es su abrazo con el hombre de la mano atrofiada en
medio de la muchedumbre. Y las palabras son un interrogante tan provocativo
como desgarrador, inaudito: “Qué está permitido hacer en sábado, el bien o
el mal, salvar una vida o destruirla? (3,4). Es decir: ¿Seguimos con los
rituales de la celebración que creemos que nos unen con el Dios de la sinagoga
y con sus voluntades, deseos y misericordias o nos ocupamos de una vez y en
serio de este incapacitado ser humano tirado y marginado -por pecador- a la
puerta de la sinagoga? “Ellos permanecieron callados”.
Un entristecido Jesús de Nazaret
miró con ira a los espías y varones adultos revestidos para la sagrada fiesta
del sábado. ¿Cómo se mira con ira? Constató este laico de Galilea que aquellas
personas tenían su corazón endurecido, empecatado, atrofiado, paralizado. Tú,
mi María Magdalena, conocías bien y desde hacía tiempo que tu Religión de la
sinagoga y del templo, de la Ley de Yavé y de sus sábados era una Religión de
gentes atrofiadas, paralíticas, esclavizadas, deshumanizadas. Lo aprendiste
así, con los dolores del amor, del liberador Jesús de Nazaret. ¿Me dejas pensar
y decir que ese hombre de la mano atrofiada no fue uno, sino toda aquella
asamblea que nunca celebraba, sino que sólo callaba y obedecía?
La asamblea de las liturgias de las
Religiones siempre es una asamblea de manos paralizadas. Las gentes que
asisten, se mire como se desee, sólo asisten. No participan ni comparten. ¿Les
queda otra opción al margen de unos ‘amén’, ‘así sea’ o ‘con tu espíritu’? ¿No
se dice entre nosotros que sólo celebra el celebrante porque sólo él representa
la presencia del Jesucristo, divinizado a imagen y semejanza del sacerdote? Y
por seguir, ¿siguen también los espías?
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