Estuvimos con Francisco
2 diciembre, 2013
Ciento veinte
superiores generales nos reunimos con el Papa el 29 de noviembre. Los dos días
anteriores, en la asamblea semestral reflexionamos sobre el liderazgo
evangélico del Papa Francisco, nos preguntamos cómo nos inspira e ilumina su
forma de ver el mundo, de hacer las cosas y de anunciar con alegría el
evangelio. Y preparamos las preguntas para el encuentro con él.
El Papa
Francisco estuvo con nosotros tres horas, y contestó a corazón abierto todas
las preguntas que los superiores generales le formulamos. Así de sencillo y así
de admirable. Fue un encuentro fraterno, humano, espiritual; el Papa se acercó
a nosotros, nos saludó uno a uno. ¡Sus palabras inspiraban confianza, llegaban
al interior!.
¿Que nos pidió
el Papa a los religiosos? Que seamos testigos del Reino, “testigos de una
manera especial”, dejándolo todo en el seguimiento del Señor. Testigos que
arriesgan su vida. El Papa Francisco confía en los religiosos: “Son hombres y
mujeres que pueden despertar el mundo. La vida consagrada es profecía. Dios nos
pide que dejemos el nido que nos arropa y que salgamos a los confines del mundo
evitando la tentación de someterlos”.
Al preguntarle
sobre las vocaciones, manifestó que las Iglesias nuevas están dando frutos
nuevos. “El carisma hay que releerlo desde la diversidad de culturas, no basta
con exportarlo, no es una botella de agua destilada”. Si bien agregó que “una
cosa es inculturar el carisma y otra es relativizar el carisma”, y preguntó:
¿qué quiere el Señor con las vocaciones que nos envía?. Francisco mencionó
cuatro dimensiones en la formación, que interactúan entre sí: espiritual,
intelectual, comunitaria y apostólica. Destacó la necesidad del acompañamiento:
la formación se realiza en el diálogo personal, en el tú a tú, es una tarea
artesanal. Nos habló de la dificultad que supone el clericalismo y respondió a
la pregunta sobre la vocación de los religiosos hermanos.
Nos dijo que la
vida fraterna de la comunidad está fundamentada en el encuentro con Jesús y con
los hermanos. Ésta es una experiencia de amor que atraviesa y va más allá de
los conflictos. La fraternidad tiene una fuerza de atracción evangelizadora.
Los carismas de la vida consagrada son dones que enriquecen a las Iglesias
particulares. Desde ellos los religiosos responden a los retos de las nuevas
fronteras que hoy se presentan en el mundo. Retos que no se reducen a la labor
solidaria con los pobres; también lo son el cultural y educativo. Para
responder a todos ellos es necesaria la integración de los laicos.
Finalmente el
Papa anunció que el año 2015 estará dedicado a la vida consagrada.
El Papa
Francisco ha suscitado en los que le escuchamos “el gozo del Evangelio”. Que
este gozo llene también el corazón y la vida entera de aquellos que se dejan
encontrar por Jesús. Los invito a leer la nueva exhortación apostólica de
Francisco.
Blog del P. Ismael Ojeda
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