Beato Esteban Bellesini, religioso
presbítero
fecha: 2 de febrero
fecha en el calendario anterior: 3 de febrero
n.: 1774 - †: 1840 - país: Italia
otras formas del nombre: Aloysius Bellesini
canonización: B: Pío X 27 dic 1904
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 3 de febrero
n.: 1774 - †: 1840 - país: Italia
otras formas del nombre: Aloysius Bellesini
canonización: B: Pío X 27 dic 1904
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En
Genezzano, del Lacio, beato Esteban Bellesini, presbítero de la Orden de San
Agustín, que permaneció fiel a su congregación durante tiempos difíciles y se
dedicó infatigablemente a la educación de la juventud, a la predicación y al
trabajo pastoral.
Nada
en especial ni sobresaliente marca la vida de este fervoroso y modesto
religioso. Nació en Trento el 25 de noviembre de 1774, y en 1790, a la edad de
dieciséis años, entró a la Orden de Ermitaños de San Agustín. Después de haber
sido enviado a hacer sus estudios en Roma y Bolonia, fue obligado a regresar a
su ciudad natal, cuando estalló la Revolución. Pronto dispersaron a la
comunidad agustina. Esteban se dedicó entonces con peculiar energía a la labor
de predicar y especialmente a instruir religiosamente a los niños. Como
resultado, poco después, el gobierno lo nombró inspector de todas las escuelas
del Trentino, desempeñando sus deberes con tanta satisfacción de los oficiales,
que cuando la orden agustina reanudó su vida de comunidad en los Estados
Papales y Esteban insistió en unirse de nuevo a sus hermanos religiosos en
Bolonia, encontró fuerte oposición a su partida.
A
pesar de las amenazas de violencia, llevó al cabo su propósito, y fue nombrado
maestro de novicios, primero en Roma y después en Citta della Pieve. Después de
algunos años, pasó a la famosa iglesia agustina en Genazzano, cerca de
Palestrina: el santuario de Nuestra Señora del Buen Consejo, donde llegó a ser
cura párroco. Atendiendo a los enfermos durante una epidemia de cólera,
finalmente contrajo el mal, y murió el 2 de febrero de 1840. El beato Esteban
fue beatificado en 1904. Dos vidas se publicaron poco después de la
beatificación, ambas basadas en los documentos del proceso
Las
dos vidas son: Vita del b. Stefano Bellesini, por Billeri (1904) y Breve vita
del b. Stefano Bellesini, por Weber (1904). La primera contiene más extractos
de las cartas del beato.
fuente: «Vidas
de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
completa y servilmente nada, sino que siempre se corrige y adapta. Por favor,
al citar esta hagiografía, referirla con el nombre del sitio (El Testigo Fiel)
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Beata María Catalina Kasper, virgen
y fundadora
fecha: 2 de febrero
n.: 1820 - †: 1898 - país: Alemania
canonización: B: Pablo VI 19 abr 1978
hagiografía: Vaticano
n.: 1820 - †: 1898 - país: Alemania
canonización: B: Pablo VI 19 abr 1978
hagiografía: Vaticano
En
Dernach, lugar de Renania, en Alemania, beata María Catalina Kasper, virgen,
que fundó el Instituto de Pobres Siervas de Jesucristo, para servir al Señor en
los indigentes.
María
Catalina Kasper nació el 26 de mayo de 1820 en Dernbach, un pueblo en Hesse
(Alemania), en una familia de campesinos; fundó el Instituto de las Pobres
Siervas de Jesucristo, y falleció el 2 de febrero de 1898. Fue beatificada por
SS Pablo VI el 16 de abril de 1978. Lo siguiente es la homilía pronunciada por
el Santo Padre en la misa de beatificación.
Una
nueva Beata es propuesta hoy a la veneración de los fieles: sor María Catalina
Kasper. Acabáis de oír la narración de su vida y la exposición de sus virtudes.
No nos detendremos, por tanto, en delinear su perfil biográfico, sino que nos
limitaremos a decir unas palabras acerca del mensaje contenido en esta
beatificación, que alegra a toda la Iglesia precisamente en este tiempo
litúrgico caracterizado por la irradiación espiritual del gozo pascual;
beatificación que llena de alegría y de estímulo a una familia religiosa no
pequeña, la de las Pobres Esclavas de Jesucristo, y propone a la edificación de
todos el ejemplo de una mujer honra de su tierra natal, Alemania, ofreciendo al
mundo el testimonio eficiente de un catolicismo empeñado en el servicio del
prójimo para gloria de Dios.
Ya
la existencia terrena de esta figura de mujer, toda fe y fortaleza de ánimo, es
para nosotros lección auténtica de estilo evangélico, en cuanto que toda ella
se desarrolló siguiendo las huellas del Divino Maestro. Catalina, que después
adoptó el nombre de María Catalina, aldeana sencilla y pobre, vivió como Cristo
en medio de trabajos y privaciones, abrazando las humillaciones y
contrariedades que encontró en su camino como manifestaciones de la voluntad
del Padre celestial. Al igual que Cristo, se dedicó sobre todo y con solicitud
incansable, a aliviar muchas formas de miseria física y espiritual; se consagró
al cuidado de niños pobres y abandonados, abrió colegios, ayudó y consoló a
enfermos, atendió a ancianos, siempre con el corazón abrasado en amor grande a
los hermanos necesitados, alimentado por la conversación continua y casi
connatural con el Dios "de toda consolación" (2 Cor 1, 3), conocido
mejor a través del amor que por medio de especulaciones ambiciosas.
Fue
justamente esta mujer humilde, desprovista de los medios que ofrece el progreso
técnico, sin cultura y sin dinero, quien logró dar vida a una gran obra de
cultura y de promoción social, confirmando de este modo la profunda verdad de
las palabras de San Pablo que dice: "Eligió Dios la flaqueza del mundo
para confundir a los fuertes" (1 Cor, 1, 27).
Por
ello también la pobreza voluntaria y la admirable caridad de la madre María
Catalina, traducidas en servicio generoso a los más pobres y abandonados,
constituyen un aviso severo y exigente a nuestra generación, orientada con
tanta frecuencia a la riqueza privada y egoísta, y al hedonismo a toda costa.
La nueva Beata, a las insidiosas inclinaciones materialistas y consumistas de la
sociedad de hoy, opone la entrega altruista a todo el que sufre, de modo que la
solidaridad y socialidad —de que tanto se habla hoy— no queden sólo en
palabras, sino que lleguen a ser cumplía miento concreto y diario de un deber
que el cristianismo eleva hasta sus cumbres más luminosas. Para la madre María
Catalina, el amor filial a Dios lo era todo, y encontró expresión auténtica de
él en el amor ilimitado al prójimo.
Esta
lección incomparable de amor a Dios actuado en la caridad a los hermanos, es el
verdadero mensaje que la nueva Beata ha legado a la Iglesia y al mundo. Tanto
la vida activa de la Beata María Catalina Kasper, como su santidad personal son
sobre todo un don de la providencia y de la gracia de Dios. Solía decir:
"Yo no lo podía ni lo quería, es Dios quien lo ha querido". Deseaba
únicamente ser instrumento dócil en las manos del Maestro divino, ser esclava
pobre y humilde de Jesucristo.
Precisamente
el nombre de "Pobres Esclavas de Jesucristo" que María Catalina dio a
su congregación religiosa, siguiendo una determinación providencial, nos revela
la personalidad y espiritualidad íntimas de la Fundadora misma. La pobreza
personal, el amor a los pobres, la sencillez y la humildad, y la propia
dedicación al servicio del prójimo por amor de Cristo, son las características
esenciales que distinguen la piedad y el apostolado de nuestra nueva Beata. No
nos han relatado comportamientos o acciones extraordinarias. Es que vivió
sencillamente, si bien con fuerza incisiva, lo que pedía a sus hermanas: "Todas
nuestras religiosas deben llegar a santas, pero santas escondidas". La
madre María Catalina nos es modelo sobre todo por la fidelidad y seriedad en
los deberes pequeños e insignificantes de cada día y por su anhelo de cumplir
la voluntad de Dios en todas las situaciones de la vida. La intuición clara de
lo que es necesario y el amor siempre disponible al prójimo, se ensamblan en
ella con la perseverancia y el propósito de reconocer y cumplir los mandatos de
Dios y sus disposiciones cuando se debe. La frase inspiradora de su
comportamiento suena así: "La santa voluntad de Dios me solicita y debe
cumplirse en mí, a través de mí y por mí". Sobre la base de esta conexión
profunda y de esta sintonía con la voluntad y la acción de Dios, su actividad y
su vida entera se transforman en oración y alabanza permanentes a Dios. De la
misma manera, el servicio social es para ella fundamentalmente servicio a Dios
y medio de santificación del mundo.
En
esta ocasión de la fiesta solemne que la Iglesia dedica a la madre María
Catalina al beatificarla hoy, nos proponemos honrar a todas las hermanas de la
congregación religiosa de las "Pobres Esclavas de Jesucristo", a
quienes la Iglesia invita a emular el ejemplo luminoso de su Fundadora y a
conservar con fidelidad la herencia espiritual, todavía más intensamente de hoy
en adelante.
Con
la misma cordialidad saludamos a todos los peregrinos presentes procedentes de
Dernbach, lugar natal de la nueva Beata, y de su diócesis de origen, Limburgo,
junto con su Pastor mons. Kempf. Damos gracias asimismo a los representantes de
las autoridades civiles por la participación en esta solemnidad memorable, con
la que la Iglesia honra la memoria de una hija insigne de su patria alemana.
Con
alegría profunda a todos os encomendamos a la intercesión materna de la nueva
Beata.
fuente: Vaticano
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Estas
biografías de santo son propiedad de El Testigo Fiel. Incluso cuando figura una
fuente, esta ha sido tratada sólo como fuente, es decir que el sitio no copia
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